—Buenas tardes, Pajaritas —refunfuña Sherl con un gruñido—. ¿Por qué tardas tanto en salir de clases?
—Perdona, perdona, me he entretenido hablando con un profesor sobre un proyecto —ríe un tanto tímido. Se coloca la mochila al hombro, y después de mirarme, me revuelve el pelo que tan perfecto tenía hoy—. ¿Qué tal, Via? Hace mucho que no te veía.
—Eh... Nos vimos la semana pasada...
—¿Sí? Pues parece más tiempo.
Sher le tira del pantalón y le indica que quiere que nos marchemos, ya que el hombre de la limpieza nos está mirando de manera muy despectiva al mancharle el suelo que acababa de limpiar. Howerd se disculpa, y caminamos hasta la entrada, de nuevo en completo silencio.
—¿Te quedas en casa de la señorita Layton? —me pregunta finalmente. Busca la tarjeta del autobús y la saca triunfante de su bolsillo.
—Sí. Toda la semana —respondo. Saco mi tarjeta yo también y cruzamos por el medio de la carretera para llegar a la parada.
—¿Y las clases?
—Hoy era el día de orientación, pero las clases normales empiezan en dos semanas.
—Que estúpido, os hacen ir un día en medio del verano para nada —bufa molesto—. Aunque al menos empezáis las clases más tarde que en la universidad.
Me encojo de hombros. Oigo en la lejanía que el motor del autobús se acerca cada vez más y llega a la parada.
Nos subimos, y, por suerte, había un par de asientos libres por el final. Sherl se acomoda en el regazo de Howerd y yo sonrío con ternura. A saber qué ha hecho hoy el perro para estar así de cansado.
—La señorita Layton no ha debido de llegar aún —murmura Howerd tras mirar la pantalla de bloqueo de su móvil. El fondo es una foto que nos hicimos los cuatro hace no mucho, y a Katrielle no le gusta nada porque sale con un pedazo de comida entre los dientes—. Creo que tenía una reunión con el inspector Hastings.
—¿Crees? —cuestiono yo. El chico se sabe la agenda de Katrielle de arriba abajo y "cree" que está reunida. Se conoce mejor el horario él que ella, y eso que no hay mucho por hacer.
—Bueno, sí, sé que está reunida —confiesa al fin, rascando a Sherl por detrás de las orejas—. Es que si decía que lo sabía a ciencia cierta parecía un acosador.
—¿Qué? Howerd, eres su ayudante, o su asistente, lo que sea —replico con cierta amargura indeseada—. Tu trabajo es saber dónde está. No es raro.
—Pero si hubieses dicho que estabas seguro de saber dónde estaba, te hubiésemos llamado acosador —farfulla entonces Sherl, que parece haberle molestado que le haya dejado de rascar.
El viaje en el bus se me acaba haciendo más corto de lo esperado gracias a Howerd y su explicación innecesaria sobre cómo la tecnología estaba estropeando las películas de ciencia ficción. Al bajarnos, sigue hablando, y yo creo que no se da cuenta de que yo llevo sin abrir la boca al menos diez minutos. Tampoco es que me importe mucho, pues me gusta escucharle hablar tan apasionadamente sobre cine.
—Y es por eso que no ganó el oscar —concluye tras abrirme la puerta de la agencia.
—Yo sigo creyendo que lo merecía. Me gustaron los efectos especiales —comento, sabiendo que se va a poner histérico.
—Pero, pero, ¿tú me has escuchado en algún momento? —refunfuña entonces, pero se calla enseguida al ver a un cliente deambulando por la sala.
La señora se gira para vernos y nosotros no sabemos muy bien qué hacer. Suele ser Kat la que se encarga de presentarse a sí misma y ayuda a la gente.
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El Profesor Layton y la muerte anunciada
FanfictionOlivia Layton, hija del "fallecido" Profesor Layton y hermana de Katrielle Layton, ha empezado un nuevo curso con mal pie, sin duda. Cuando su profesor y mentor debe irse a investigar el asesinato de un viejo amigo a cientos de kilómetros de su hoga...