Capítulo 10

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- ¡Karol Sevilla estás completamente loca! - le grité al momento de ver lo que había comprado para mí. Sin duda hubiera sido mejor dejarla comprarse ese vestido.
- Ruggero solo úsala una vez - sonrió - Después la puedes dejar refundida en el armario... Pero úsala una sola vez - se acercó a mí con la asquerosa camisa tipo polo color ¡Rosa!
- Jamás - contesté haciéndome hacia atrás como si la camisa fuera a pegarme la mismísima rabia.
- El color rosa no te hace menos hombre. - intentaba manipularme. Carcajeé.
- Claro que no. Eso lo sé de sobra.  - rodé los ojos - Solamente que no te pase por la mente que yo algún día usaré eso.
- ¿Yo si tengo que cambiar mi forma de vestir por ti y tú no eres capaz de ponerte una estúpida camisa para mí? - ¿Por qué tenía que hacer tanto drama? - Ten. - me lanzó la camisa - Quémala si quieres, me da lo mismo. - subió las escaleras corriendo, hasta que la perdí de vista, a los segundos se escuchó un portazo.

- Entiendo que es tu casa, pero tan siquiera respétame y toca la puerta. - dijo sin siquiera abrir los ojos.
- Lo siento, creí que si lo hacía no me abrirías - me puse de rodillas en la cama para acercarme a ella, quien ni un centímetro se movió - ¿Preciosa? - susurré en su oído y no me respondió - ¿Estas molesta?
- No Ruggero, ¡Mírame! ¡Saltando de la felicidad! - dijo sarcástica.
- Eres una caprichosa - mordí suavemente su hombro.
- Y tú un orgulloso que detesta el color rosa - reí por lo bajo en su oído. La estrujé contra mi cuerpo, me parecía tan delicada, tan frágil. - No me gusta que peleemos siempre - se giró sobre sí misma y rápido ocultó su rostro en mi pecho.
- A mi sí - confesé. Sacó su rostro y me miró sorprendida - Ya te lo había dicho antes, me encantan nuestras reconciliaciones - capturé sus labios tan suavemente y sentí como se creaba una sonrisa en sus labios.

Sus manos subieron rápidamente a mi cuello pasando por mi abdomen, pecho y clavícula.
Al contrario las mías subieron a su cuello pero después se deslizaron hasta su cadera, donde comencé a jugar con el borde de su blusa. Introducía mis dedos y acariciaba suavemente su piel. Me fascinaba sentirla estremecer entre mis brazos.
Introduje mi lengua en su boca tornando el beso más intenso a la par subí su blusa hasta la altura de sus pechos, lo que me permitía acariciar su espalda y abdomen con libertad.
Ella se separó de mis labios para hacer lo mismo con mi playera, solo que ésta me hizo levantar los brazos para sacarla por completo. No me negué ya que aproveché y saqué la suya también.

- Ignóralo - susurré sobre sus labios cuando escuché el teléfono sonar.
- Ruggero... - reprochó - Puede ser tu tía o tus hermanos - me quejé con un sonido que hice con la garganta - Responde. - jadeaba. No quería que me detuviera pero podría ser algo importante.
- Diga - contesté de mala gana. Escuché la risa de Karol.
- Qué forma de responder... - Lucile estaba del otro lado de la línea
- ¿Qué se te ofrece? - mi forma de hablar era la misma. No pudo haber sido más inoportuna su llamada.
- Pedirte que si tú podías venir por tus hermanos, así se quedan a cenar.
- No lo sé - sentí la mano de Karol vagar por mi espalda - T-Todos tenemos que levantarnos temprano mañana - tartamudeé tratando de controlarme. ¿Acaso Karol no sabía lo que provocaba con sus caricias?
- Ruggero, ven a las ocho y a las nueve treinta mas tardar estarán en casa. - atrapé la mano de Karol y la atraje a mis labios para depositar un silencioso beso en el dorso de esta.
- Está bien - no tenía opción.
- No olvides traer a Karol. Quiero conocerla mejor - colgué.
- ¿Continuamos? - preguntó jugando con mi cabello, enredaba sus dedos luego los dejaba en libertad.
- No - me lancé sobre ella y la besé salvajemente, seguramente confundiéndola ya que mi acción no era precisamente un "no" - Cámbiate. Lucile nos invita a cenar... Quiere conocerte mejor - hice un estirado tono de voz imitando a mi tía.
- ¿Debo preocuparme? - preguntó abrazándome.
- Un poco - cambié a un tono serio, solo para asustarla. Mi tía era un poco entrometida, más no aterrorizante como la madre de Karol.
- ¡Hey! - me empujó - Debías decirme "No, no te preocupes por nada" - reímos.
- Tranquila - acaricié su mejilla - Si tienes suerte no te acosará con preguntas, el que tiene que preocuparse soy yo... Tiene en común contigo el gusto de hacerme enojar - soltó una carcajada.
- Entonces no la pasaré tan mal - suspiró - ¿Te pondrás la camisa que te regalé ? - rodé los ojos con fastidio - Seguro que hasta a tu tía le encantará, y no se diga a Mariana.
- No intentes manipularme, conozco tus trucos.
- Pensé que no perdía nada con intentarlo - reí - Nos harías felices a muchas si te pones esa camisa aunque sea por una vez.
- No lo creo - besé sus labios una vez más antes de salir de su habitación.

No simplemente no podía hacerlo, no solo el color era asqueroso, era ese tipo de camisas que el imbécil de Lionel y su "grupo" usaban. Simplemente me rehusaba a usar algo como esto. No iba conmigo en ninguno de los sentidos.
-Mierda Ruggero dobla un poco las manos por ella- mi voz interna me reclamó.

- ¡Date prisa! ¡Es una cena no una fiesta de gala! - grité esperando que escuchara hasta su habitación.
- ¡No sé qué debo usar! - también gritó con un "leve" toque de histeria.
- ¡Ponte cualquier cosa mujer! - Karol llevaba ¡Una hora arreglándose!
- ¿Y si no es lo apropiado? - volvió a gritar - ¡No sé si es demasiado o si es muy poco! - gritó al borde de la locura - ¡Joder Ruggero! ¡Estoy nerviosa! - si no estuviera tan desesperado y enojado, me estaría revolcando en el piso por la risa.
- Mira tienes cinco segundos para bajar, si no subiré y aunque sea arrastrando te subo al auto, como sea que estés vestida.

Cinco, cuatro, tres, dos, uno. Subí a grandes zancadas las escaleras hasta que llegué a la puerta blanca la cual golpeé furioso.

- ¡No! ¡No entres! ¡No estoy lista!
- No estoy bromeando ¡Vámonos ya!
- ¡Entras y te asesino Pasquarelli! - amenazó y por ese simple hecho entré retándola.

Un vestido rosa claro ajustado le lucía a la perfección.

- Ruggero te voy a... ¡Ay! - su tono amenazante fue sustituido por uno enternecido - Te la pusiste - realmente me daba asco a mí mismo vestir de esa manera, ya que ni con los pantalones negros y botas negras me sentía cómodo - Solo por eso no te asesinaré - caminó hacia mi - ...Si no estás a gusto quítatela. - rodeó mi cuello con sus brazos. ¿Leía mentes? - Me conformo con habértela visto unos segundos - besó mi mejilla.
- Creo que puedo resistir por unas horas.
- ¿De verdad? ¡Perfecto! - sonrió de oreja a oreja - Te ves hermoso - reí ante su adjetivo.
- ¿Hermoso? - frunció el ceño.
- Sí y no me lo discutas... Ahora salte y déjame terminar de arreglarme.
- ¡Claro que no! Tuviste una hora para arreglarte, asi estás bien - la sujeté firmemente de la muñeca. Prácticamente la arrastraba escaleras abajo - ¡No seas chiflada Sevilla!
- ¡Sí! Lo soy y lo sabes - bufé fastidiado y no me quedó alternativa que subirla en mi hombro - ¡Suéltame ya!
- ¡Yo te asesinaré si no te callas!

- ¡Wow! - tapó su boca con incredulidad y removió un poco mi chaqueta negra para asegurarse de lo que veía - Ni siquiera tu madre logró ponerte una camisa - carcajeó Lucile - ¿Cómo lo lograste Karol? - mi novia solo se sonrojó y se aferró más a mi brazo. Estaba nerviosa - Pasen, Pasen - solté su mano para que entrara primero.

De inmediato las risas y pláticas de los niños inundaron nuestros oídos.

- ¡Ruggero! - Mariana y Pablo corrían hacia mí pero se detuvieron en seco - ¡Wow! ¡Es tan linda! - susurró Mariana y sus ojos brillaron, se refería a la camisa.
- ¿Te gusta? - le pregunté y de inmediato asintió con la cabeza, se acercó y la tocó - Karol le eligió para mí... Pero yo la detesto - ambos formaron una 'o' con sus labios y después Mariana cubrió su boca riendo - Pero no le digan ¿Está bien? - sabía bien claro que ella estaba detrás de mí escuchando nuestra conversación.  
















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PD: Pásense por la otra novela "EX - Daddy" 💣💣 ¡No se van a arrepentir! Acabo de subir el último capítulo.

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Me, Myself & Him (2DA TEMPORADA) - RuggarolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora