15. dad?

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Mark despertó de golpe, sentía la boca seca, estaba mareado, y sus manos estaban atadas por una soga que empezaba a cortar su circulación. Nunca antes había estado allí, estaba totalmente oscuro, le costó bastante adaptar sus ojos a la oscuridad, no había ningún mueble y la habitación parecía lo suficientemente amplia.

Gritó, pero nadie respondió, intentó sentarse, pero se halló a si mismo sin fuerzas, quiso tragar saliva pero sintió una fuerte punzada en el centro de su cabeza, después de pensarlo bien logró mover su pie derecho y un calambre se extendió por toda su pierna, el dolor de cabeza había pasado a segundo plano.

Escuchó un clic, lo escuchó lejano, poco a poco las luces se fueron encendiendo, la habitación estaba totalmente vacía a excepción por una enorme pantalla que yacía frente a él, el blanco de las paredes hacía parecer el lugar un manicomio.

No sabía porque ni cómo había llegado ahí, lo único que recordaba era haber salido un rato con Jinyoung, habían caminado un rato, luego subido a un taxi y, nada, no lograba recordar más.

Una suave música había comenzado a llenar la sala, un ritmo que se le hacía conocido, de alguna manera creía saberse la letra, sentía ternura hacía la canción, pero ni siquiera sabía por qué.

―¿Dónde está Jin? ―La cabeza de Mark se llenó con esa pregunta y nuevamente la punzada de dolor se descargó sobre él, de alguna manera se sentía tranquilo, aunque su ritmo cardíaco indicara lo contrario. La canción sonaba cada vez más fuerte, era una melodía triste, la fatiga estaba empezando a hacer lugar en él, y quiso comer o tomar algo.

La pantalla se encendió, tardó en coger señal, luego una pantalla negra empezó a hablarle, todo a Mark le parecía una pesadilla de muy mal gusto.

―¿Mark? Si estas escuchando esto responde con un "si" fuerte.

El tono de la voz lo hizo sentir ansioso, y su tranquilidad se rompió, sin embargo se mantuvo callado, a pesar, de que amenazaba con estallar en llanto en cualquier momento; se golpeó la cabeza contra el suelo, nada de eso podía ser real, y si era un sueño, quería despertar, estaba empezando a sentirse asustado.

―No escuche tu "si", pero escuche un ruido que me indica que estas despierto.

Lo único que quería era saber el porqué estaba ahí, atado, en una habitación totalmente tétrica y con una pantalla negra hablándole a él con un tono de vez que se le hacía vagamente conocido y a la vez aterrador.

Sin su consentimiento un vídeo se empezó a reproducir en la pantalla, eran Jinyoung y él, parecían felices, no lograba recordar aquellos momentos con claridad, quiso hablar pero salió un quejido inteligible, una escena de un beso, una cita en el río Han ¿Cuándo había pasado todo eso? Estaban cogidos de la mano en ¿Estados Unidos? Mark no recordaba haber vuelto a casa en mucho tiempo, pero en la foto se vislumbraba el rojo en el cabello que llevaba en aquel momento.

Luego aparecieron un montón de parejas que no conocía, hombres y mujeres de todas las edades.

―La homosexualidad no existe, Mark.

Mark abrió los ojos, lo más que pudo, al escuchar aquello, lo había escuchado antes, estaba seguro. No quería escuchar más pero la pantalla seguía reproduciendo el vídeo con escenas de Jinyoung y él desvaneciéndose entre llamas, e inevitablemente comenzó a llorar.

―No es que vivan oprimidos por los prejuicios sociales, la homosexualidad está mal; ningún estudio científico estará por encima del universo y sus leyes. Estas aquí para que lo aceptes de una vez por todas. Él ya lo hizo.

Gritó nuevamente, está vez mucho más fuerte, su cabeza dolía mucho más que antes pero no le importaba, forcejeó con las sogas, sin mucho avance, empezó a patalear y apareció Jinyoung en la pantalla. Se notaba que había llorado y había sido maltratado, su labio inferior sangraba y su mirada estaba perdida.

―No existe, no existe, no existe, no existe, no existe ―Repetía como si se lo hubiera tenido que aprender de memoria. ―No existe, la homosexualidad no existe. La sociedad está bien.

Mark respiraba con dificultad y sintió el vómito subir, no ejerció ninguna fuerza y dejó que saliera. Se dejó caer nuevamente en el piso, y cerró los ojos, escuchó que alguien entró a la habitación y antes de que pudiera voltearse para ver quién era, esa persona ejercía fuerza sobre su cuello, no podía respirar, también dejó de estar en sí mismo. 



Estaba siendo juzgado y no tenía la más mínima idea de por qué, muchas personas estaban sentadas a su alrededor con martillos de madera gigantes, lo miraban cómo si hubiera cometido el peor delito de su vida, no recordaba como había llegado allí, ni siquiera recordaba haber visto antes al oscuro ser que estaba parado frente a él, con un látigo lleno de púas, sintió un escalofrío y cuando miró sus piernas, sus pantalones estaban llenos de sangre.

Las paredes blancas lo mareaban y el tintinear de los martillos moverse lo hacían sentir ansioso.

―Ya has aceptado tus culpas, y has hecho lo que queríamos, puedes morir en paz, ¿Tienes algún último deseo, Jinyoung?

―Déjenme verlo, ―Jinyoung respiraba con dificultad ―una vez más, solo eso.

―Él está siendo juzgado ahora mismo, llega si puedes a la 403.

Una carcajada irritante estalló y llenó el lugar. 

Jinyoung corrió lo más rápido que pudo y aunque su cuerpo completo dolía llegó a la sala 403 dónde se reproducía sin pausa la última canción que él le había dedicado a Mark, empujó la puerta con fuerza, pero no abría, por lo que, pegó una patada, que logró mover un poco la puerta. Siguió empujando y lanzando puños hasta que hizo un hueco lo bastante grande como para entrar.

Lo que vio no fue de su agrado, el ser oscuro estaba sobre Mark, parecía ahorcándolo, sin piedad, a él no parecía haberle concedido perdón; quiso quedarse ahí en la puerta, había conseguido el perdón, pero, no pudo, no podía dejar morir al estadounidense en ese estado, por instinto corrió y aparto al hombre que solo rió y se desvaneció.

―El amor no triunfa en estos casos, pecadores.

Desesperado se agachó y cogió a Mark, su cara se veía pálida y demacrada, lo acercó a si, estaba frio, empezó a llorar y lo besó, no le importaba su estado, era lo que necesitaba, lo que ambos necesitaban, no le importaba quien pudiera verlos o a que los condenaría ese beso, pero no podía irse así.

―Mark, no, no escuches nada de lo que acaban de decir ¿Esta bien? ―Jinyoung se sentó al lado del cuerpo del chico. ―Mírame una última vez, aunque este mal, abrazame de nuevo, dime cosas tiernas como solías hacerlo, aunque nos juzguen, hazlo, por favor...

―Creo que quererte es lo único que he hecho mal en mi vida, y no me arrepiento. ―Mark abrió los ojos con debilidad, y sonrió.



Todo comenzó a hacerse borroso entre los chicos, un humo espeso se coló por la puerta y llamas empezaron a aflorar del suelo. 

Compartir el infierno no era tan mala idea.

↪ hypnotized 「markjin ; jinmark」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora