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T/n

Hoy de nuevo la misma rutina, por la mañana el trabajo en la tienda, la tarde en el restaurante y por la noche, bueno, no era la mejor parte de mi día, trabajaba como bailarina en un club de prostitutas, solo era bailarina, y me gustaba bailar, pero no exactamente con esos fines.

Pero era necesario, mientras yo conseguía el dinero, mi madre estaba internada postrada en una camilla por una enfermedad muy grave, aveces incluso al borde de la muerte, necesitaba un tratamiento pero era demasiado costoso, y mi familia no era muy adinerada que se diga, entonces debía trabajar para asegurar los costos de los tratamientos.

—¡T/n! Una orden de papas fritas y un batido para la mesa cinco.— gritó mi compañero de empleo Jackson.

—¡Ahí voy!— respondí tomando las cosas para dirigirme a llevar la orden.

Terminé mi jornada de trabajo bastante bien. Pero venía la parte que todavía no me acostumbraba, un especie de prostíbulo, al que prefería llamarle "club".

Una vez en mi casa, ya bañada y maquillada me coloqué el traje, para nada era mi gusto pero no tenía otra opción. Constaba de un short y un top de cuero negro que se aferraba a mi cuerpo, además de algún arnés, y por supuesto, unos tacones altos.
Perfectamente podía vestirme en el club, pero luego de que una vez alguien pasado de copas entró al baño e intentó propasarse conmigo, prefería hacerlo en mi casa. Me puse un abrigo enorme que llegaba hasta mis tobillos, servía para cubrirme, no iba a caminar a mitad de la noche por las calles así de descubierta. Demasiado que me permito estar así dentro del club.

Llegué por la puerta trasera, ya se notaba el olor a alcohol, droga y más sustancias que no lograba reconocer, al principio era molesto, pero luego de unos minutos lograba adaptarme.
La música estaba sonando a todo volumen, retumbaba en mis oídos, lo que provocaba que al final de la jornada, al estar en silencio en mi casa escuchara un molesto pitido.

Me quité el enorme abrigo una vez que me adentraba por la parte trasera del lugar y al adentrarme a la parte del club no tardaron en llegar varias vulgaridades, no faltaba el borracho que intentaba acercarse para manosear demás, pero como estaba borracho sus movimientos eran lentos, entonces lo podía esquivar.

Mi jefe Joe, que apareció entre las personas, me indicó que debía subir al escenario y prepararme que en poco tiempo comenzaría mi turno. Tomé unas respiraciones profundas antes de subir a las escaleras que iban al mini-escenario de forma circular.

Bien, aquí vamos. Cálmate, respira, puedes hacerlo.

Tan pronto como llegué al centro y me puse en posición la música comenzó a sonar y comencé a moverme, destaqué el movimiento de mis caderas con un ritmo lento, utilicé el tubo que se encontraba a mi lado y lo comencé a subir, di unas vueltas sujetándome solamente con los brazos y manos, estiré mis piernas mientras daba vueltas. Llevé mis piernas arriba  quedando cabeza abajo, estiré una de mis piernas mientras me sujetaba con la otra y extendía mis brazos. Así me mantuve, cambian los pasos al compás de la música.
Las luces me cegaron, solo era capaz de divisar como dinero caía en el escenario.

Mi baile finalmente terminó luego de tres canciones más, me bajé rápidamente del escenario, nisiquiera me molesté en despedirme de los espectadores.
Cuando estaba por ir a buscar mi abrigo e irme a mi hogar de una vez por todas, Jackson me detuvo.

—T/n, se buena y atiende la mesa siete— me tenía sujeta del brazo para detenerme, le fulminé con la mirada.

—No, se supone que hago un baile y me voy, eso prometiste. Ese es mi trabajo aquí.— el enojo pasó por el rostro de Joe.

La Chica Striper [BTS y tú] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora