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T/n

Mareada, esa palabra me describían perfectamente en ese momento, me sentía mareada, y el fuerte dolor de cabeza no ayudaba en nada.
Traté de moverme, fallando en el intento, un dolor inundó mis muñecas, me encontraba atada. Quería mirar al rededor pero todo estaba sumido en la oscuridad. Por lo que pude sentir, estaba sentada en una silla, atada con las manos detrás de esta, los pies igualmente atados.
A la lejanía se escuchaban pasos acercándose. Cómo si se tratase de una película la terror de mi cuerpo y comencé a sentir miedo.

Por el sonido una puerta frente a mi, a unos pocos metros, fue abierta. La luz que entró por ella me encandiló por unos segundos haciendo que cerrara fuertemente los ojos, los entrecerré una vez que me estaba acostumbrando a la iluminación.

Divisé siluetas adentrándose en la habitación, alrededor de ocho personas se pusieron de pie frente a mí.

—Enciendan las luces.— ordenó uno de los individuos con voz fuerte y clara, en unos segundos toda la habitación se iluminó, encandilándome, otra vez.
Cuando mi visión de acostumbró a la intensidad de la luz pude ver claramente quienes se encontraban frente a mí.

Otra vez ellos, la próxima les regalo una foto si tantas ganas tienen de verme.

—Desátala, te dije claramente que no debía ser lastimada.— habló la misma voz nuevamente, si mi memoria no fallaba, se trataba de RM.

Otro chico que no conocía se acercó hacia mí, traté de retroceder, fallando en el intento ya que estaba prácticamente pegada a la silla. El individuo me rodeó y se colocó detrás, las cuerdas que sujetaban fuertemente mis muñecas fueron liberadas.
Mis brazos cayeron a mis lados, adormecidos por estar en al misma posición mucho tiempo. Son mis pies los siguientes en ser liberados.

—Jin revísala, por favor.— pidió RM, le hizo señas a un chico rubio que estaba a su lado. El nombrado se acercó lentamente, con cuidado de no generar alguna reacción de mi parte. De igual forma intenté mover alguna extremidad pero no hubo resultados.

—Tranquila, los efectos de la droga no han pasado, por eso no puedes moverte y no podrás hacerlo por unos minutos.— explicó Jin una vez que llegó a mi lado, de alguna forma su voz suave y calmada logró una relajación en mí que necesitaba. Él se arrodilló posando un botiquín de primeros auxilios en el suelo, primero se dedicó a examinar, sujetó con delicadeza uno de mis brazos y al ver mi muñeca herida hizo una mueca.

—Está herida, estos moretones no sanarán fácil.— comunicó a los demás presentes en la habitación, escuché algunas maldiciones.

—Jungkook, desaparécelo.— claramente aquí había un líder, y ese era RM.

—N-no, por favor, se lo ruego, no me haga daño, mi familia me está esperando en casa, por favor...— con voz entrecortada trataba de hablar el sujeto que me había desatado que ahora estaba en frente de los chicos, dándome la espalda.

Veo que Jungkook, como le han llamado, saca un arma de la parte posterior de su pantalón de Jean, mis ojos se abrieron con sorpresa.
Sin ninguna duda le disparó, ahogué un grito y las lágrimas bordeaban mis ojos, tenía miedo.
El herido se quejó, afortunadamente la bala solo había llegado a su pierna y no lo habían matado.

—Sufre y aprende que debes obedecerme.— RM se inclinó hasta quedar a la altura del rostro del desconocido— Llévenselo.

Dios, le han disparado a han persona.

Tengo mucho miedo.

Me quiero ir.

—Relájate, no te vamos a matar.— susurró Jin solo para mí al ver que mi mano comenzó a temblar, mientras envolvía mi muñeca con una venda.

La Chica Striper [BTS y tú] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora