《Donde nos disparen, floreceremos》

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El teñido de azul despertó sintiendose pegajoso, con el cabello grasiento y la piel sudorosa.

Se levantó llendo directamente hacia la ducha, abrió el agua y dejó que esta corriera por su piel.

Dejó que todos los recuerdos pasaran nuevamente por su cabeza, trató de recordar exactamente la sensación de lo suave que era su piel bajo el agua, las pequeñas gotas que quedaban en sus largas pestañas después de cada ducha juntos.

Suspira antes de cerrar la llave y envuelve su cuerpo en una toalla, secandolo con un poco de rabia pensando en todo lo que pasó y lo que pudo pasar, lo que sería de su vida ahora si aún estuvieran juntos.

Se abriga con una bata e intenta relajar su mente, pensando bien en lo va a hacer hoy, que esto traerá muchas consecuencias, que no habría vuelta atrás.
De todos modos
¿A quién mierda le importa?
Él quiso mandar todo al carajo.
Él fue quien no tuvo el valor de seguir por miedo.

En eso ve aquel globo del deseo típico de él flotando en el cielo de la ciudad, haciendolo bastante notable al ser tan particular en esos cielos.
Recuerda las miles de promesas que desearon que se cumplieran, todas llendose junto a ese globo, para jamás regresar y cumplirse.
Esa era la señal que esperaba, ya estaba afuera, e iría a buscarle.

Toma un desayuno rápido para luego vestirse con ropa holgada, una chaqueta abierta y larga y unos pantalones con bolsillos grandes para guardar la herramienta que ocuparía en ellos.
Coge su móvil con sus audífonos y sale de su departamento.

Camina hacia el metro con paso lento, conecta los audífonos en su móvil y se relaja escuchando música mientras espera su transporte, el viaje de hoy no es el que hace usualmente, es el viaje que sólo hacía cuando iba a verle, un viaje largo pero que aguantaba por él, para ver sus hermosas facciones sonriendole al verle llegar, su dulce voz diciendole "Te extrañé", recibir aquel abrazo que casi siempre lograba tirarle al suelo.

Llega a su parada y baja entre la multitud, chocaba con algunas personas pero ni él ni los demás se dignaban a pedir disculpas.
Sube por las escaleras mecánicas fuera del subterráneo y comienza a caminar por las calles del centro de su ciudad.

Lo ve, siente que su corazón podría explotar en cualquier momento, está con un grupo de amigos, y su novia.
Su cabello castaño está igual de brillante cómo lo recuerda, gira su mirada sonriendo, apartandola de su grupo para comenzar a caminar junto a ellos. Su sonrisa se borra al ver al teñido a unos pocos kilómetros de él, viendole con una expresión seria, casi con odio.
Ambos comienzan a caminar hacia el otro, uno solo y el otro en grupo.
El teñido mantiene su mirada al frente, aunque sabe que él le está viendo, y que su mirada es triste, trata de ignorarlo, pero sus sentimientos pueden y justo al pasar rozandole el hombro gira un poco la cabeza para mirarle. Sus ojos se conectan por un momento, pero el castaño decide apartar la mirada para no sentirse peor, y se aleja con los demás, dejando al mayor con una sensación incómoda, dudosa. Vuelve a poner su mirada en el frente y continua caminando.
Sabe a donde se dirige el menor, allí es dónde todo ocurrirá.

Entra a la disco, las luces le marean apenas cruza la puerta y cubre su vista colocando su mano sobre su frente. Está sudando.
Se mezcla entre la gente que está bailando y conversando en la pista.

Le ve a la distancia, bailando suavemente a pesar de lo estridente que es la música.
Comienza a acercarse a él.

El moreno sonríe con sus amigos y le da un pequeño y corto, tal vez demasiado, beso a su novia.
Mira a su alrededor cegando su vista por las luces que se le cruzan.
Ve al teñido, se acerca a él, su expresión vuelve a ser triste.
Ve a su grupo, están ocupados bebiendo y bailando, por lo que decide separarse de ellos y caminar hacia el mayor.

Este ve acercarse al castaño, quien le miraba fijamente, cómo queriendo no perderle de vista.
Se lo está haciendo mucho más fácil de lo que esperaba, le pone aún más nervioso pero le hace entender que sería muy estúpido perder una oportunidad cómo esta.

Su cuerpo choca con el de él, debido al mareo no notó su cercanía y no le vió en frente suyo.
Este le mira con una mirada pacífica, el teñido mantiene una neutra.

Josh...

El castaño menciona su nombre, dandole un revuelco en su corazón. Hace tanto tiempo que no le escuchaba hablar, con su tono tan agudo y delicado de voz, y escucharle decir su nombre era siempre su mayor felicidad, pero no esta vez.
Le dolía.
Este mira fijamente al mayor con notório arrepentimiento.

Yo... Yo lo siento Josh, no sabía que hacer, la presión fue... Fue mucha.

Tuerce sus labios al ver cómo los ojos del castaño amenazan con soltar lágrimas.

Presiona sus ojos unos segundos con las palmas de sus manos evitando que lo hagan y levanta lentamente la mirada hacia el teñido, alzando sus manos hacia sus mejillas y tomandolas con suavidad, esbozando una media sonrisa reflejando tristeza.

Por favor, perdóname Josh.

Acaricia su mejilla con su pulgar y se acerca más a él.
El teñido le sostiene suavemente de sus hombros a la vez que el castaño desliza suavemente sus manos a su nuca.
No, no así.

Lo siento.

Baja sus manos hacia sus bolsillos y en un movimiento rápido saca el arma de ellos, apuntando al pecho del castaño, que no tuvo tiempo de reaccionar.

Fue todo tan rápido, el teñido parpadeó un segundo y al otro momento vio el cuerpo del castaño en el suelo y un líquido color carmesí cayendo de su boca y manchando su ropa.

La gente comenzó a gritar, a correr hacia la salida empujandose entre ellos, Josh se quedó inmóvil en su lugar, lo había hecho, finalmente lo había hecho, pero no era suficiente.

Un dorado brillante se posó frente a sus ojos, volvió en si, o algo de él lo hizo.
La rubia cabellera de la novia del difunto estaba enfrente suyo, sujetando el cuerpo de su amado entre sus brazos mientras lloraba y gritaba incoherencias.

La rabia le consumió.

Posicionó la pistola en la frente de ella y disparó sin siquiera pensarselo.
Ahora tenía dos cuerpos sin vida frente suyo, él se las había arrebatado, pero aún la rabia no se iba de él.

Gritó desgarradoramente y comenzó a disparar a cualquier persona que se le cruzara intentando escapar.
Necesitaba desahogarse, aunque fuera a la costa de otros.
Los gritos de agonía de los heridos, los de dolor de parientes y amigos al verlo en ese estado era todo lo que se escuchaba dentro.

Silencio.

Estaba solo.
Rodeado de cuerpos vacíos.
Al igual que él.

Mira el cuerpo de la persona que alguna vez le amó y correspondió.
Se acerca y sienta junto a él, manchando sus pantalones con la sangre que goteaba de la cabeza de la chica rubia.

Abraza sus piernas apoyando su cabeza en estas, cansado.
Aprecia los labios del castaño, que en algún momento fueron rojos llenos de vida, se comenzaban a tornar de un azul grisaceo.
Sonríe para sí mismo.
Unas luces rojas y azules junto a unas sirenas inundan el vacío lugar.

SONS OF THE DANGER 《Joshler One-Shot》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora