Capítulo 3.

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Capítulo 3.

Ya había acabado el instituto y procedía a volver a mi casa. Estaba parada en el semáforo esperando a que se pusiera en verde para poder cruzar a la otra acera, con los auriculares puestos y la música a todo volumen. 

No había pasado nada muy interesante después de que el recreo finalizara, la tutora nos había dado los horarios y nos había dejado socializar con nuestros compañeros el resto de tiempo. Yo, por supuesto, me quedé sola. Y como no nos dejó utilizar los móviles estuve observando por la ventana hasta que la campana sonó. 

Levanté la mirada y vi a una chica que sabía que estaba en mi clase caminar hacia mi dirección. Me hice la loca, suponía que no se iba a dirigir a mi. Pero, al contrario, la chica se paró en frente mía, esperando que parara la música para hablarme.

Me quité un casco y le miré con cara interrogante. 

-¡Hola!-me dijo con una gran sonrisa.-Te has dejado esto en la mesa, he estado un buen rato buscándote. -miré hacia sus manos y descubrí mi bono-bus. Con las mejillas rojas y una sonrisa tensa lo cogí y la miré.

-Eh-eh, m-muchas...-fui bajando la voz y la cabeza.-...gracias.-se me aguaron los ojos mientras miraba el suelo.

-¡De nada!-contestó riéndose.-¡Hasta mañana!

Se fue tras mirar hacia atrás y ver a un chico saludándola con la mano.

Aturdida crucé la calle, ya que el semáforo se había puesto en verde. "Seguro que ha visto la foto de mi bono-bus y se la ha enseñado a toda la clase, para reírse de mi todos juntos" pensé con las lágrimas cayendo por mi rostro.

Odiaba ser así. 

Me quité las lágrimas con rabia con la manga de mi sudadera y esperé sentada en la parada del autobús.

No pasó mucho tiempo cuándo este llegó; me subí y busqué un asiento libre para poder sentarme. Una vez sentada, me puse los auriculares y me dediqué a mirar el paisaje el resto del trayecto.

Estaba todo en silencio cuándo llegué a casa, mi madre seguía trabajando. Subí a mi habitación y me puse cómoda con mi pijama y un moño desordenado. Bajé a la cocina y noté que había una nota de mi madre en la encimera.

"Te he dejado un tupper con macarrones en la nevera para comer, pórtate bien y no rompas nada jeje...
Te quiero, Mamá."

Sonreí y metí los macarrones en el microondas después de haberlos puesto en un plato.

No tenía mucho que hacer esta tarde, pensé. "Puedo ir al parque a dar una vuelta y leer en algún banco."

Pegué un brinco al escuchar el pitido que indicaba que los macarrones estaban listos.

****

Ya era por la tarde, las cinco más o menos, y estaba lista para salir.

Cogí el libro que estaba leyendo actualmente, Fangirl, las llaves, mis auriculares, el móvil y me dirigí al parque que había cerca de mi casa.

No estaba muy lejos así que fui andando. Había poca gente por la calle a pesar de que hacía muy buen tiempo.

Busqué un banco vacío cuando llegué al parque pero todos estaban ocupados así que me senté bajo un árbol cerca de una cancha de fútbol en la que algunos adolescentes jugaban.

Después de conectar los auriculares y darle play al reproductor de música, comencé a leer por dónde lo había dejado anteriormente.

Una hora después un balón me golpeó fuertemente en la cabeza.

- Ay, mierda... -me quejé frotando en la zona golpeada.

Levanté la mirada y vi como uno de los chicos venía corriendo hacía mi. Era guapísimo.



Another story about insecurities.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora