Capítulo 2.

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Capítulo 2.

Después de pasar dos horas sola, sin hablar con nadie, nos dijeron que fuéramos al patio.

Bajé las escaleras y seguí a personas que sabía que estaban en mi clase, no sabía donde estaba el patio.

Salí por una puerta verde y vieja que chirriaba cuando la abrías y me encontré con un espacio muy grande con árboles y césped, canchas de fútbol y baloncesto, con vallas al rededor para que no pudiéramos salir.

Como no tenía a nadie con quién hablar ni estar, decidí dar una vuelta por el patio. Pasé por al rededor de las canchas, donde había un montón de gente hablando y otras jugando. Al cabo de 5 minutos dando vueltas mirando mi móvil, refrescando Instagram cada dos por tres, me aburrí. Además tenía hambre.

Me dirigí a la cafetería que estaba situada al lado de la puerta verde que entrada al patio. Era un sitio grande y amplio, con muchas mesas y sillas. A un lado había un mostrador con una señora y varías estanterías detrás de él. Las estanterías estaban llenas de chucherías, bollos, bolsas de patatas y demás. También había una nevera con latas y botellas pequeñas de refrescos y una puerta.

De esa puerta salió un señor con una bandeja llena de bocadillos varios. Había de chorizo, tortilla, nocilla, queso... etc.

Después de un rato decidí comprar una bolsa de patatas fritas. Con nervios me acerqué al mostrador, que estaba repleto de alumnos. Respiré hondo y mordí el interior de mi mejilla a la vez que apretaba los puños. 

-Hola cariño, ¿qué te pongo?-me preguntó la señora con voz grave y nasal. 

-Eh-hm, y-yo... -sentía como me ponía roja como un tomate.-Q-quiero una bolsa d-de... Ehh... ¿patatas fritas? Ehm si, patatas fritas, por favor. Y u-un chicle de fresa.

Ella me dio una sonrisa amable y puso mi pedido en el mostrador. -Son 50 céntimos. 

Con las mejillas rojas como dos manzanas, me descolgué la mochila y rápidamente saqué una moneda de 50 céntimos y la puse en el mostrador, ignorando la mano de la señora que se estiraba para recibir el dinero. Sin decir una palabra, cogí la bolsa y el chicle y salí de la cafetería con paso rápido. 

Mirando a mis pies emprendí camino hacia la parte de atrás de la cafetería donde asumí que no habría nadie. Cuando llegué me apoyé en la pared soltando un suspiro con los ojos cerrados. Dejé caer la mochila al suelo y seguidamente me deje caer a mi misma a su lado, sintiendo las lágrimas en mis ojos. 

-¿Por qué me tengo que poner así por una tontería como pedir en una cafetería? -susurré para mi mientras tapaba mi cara con mis manos y sentía las lágrimas caer por mis rojas mejillas.-Soy un asco, dios.

Lloré en silencio unos minutos más y hasta que no sonó la campana de vuelta a clases no me levanté. Suspiré, no me había comido las patatas. Metí el chicle en mi boca y las patatas en mi mochila. Me puse la mochila y volví a la clase en la que estaba antes. En el camino me sequé el resto de lágrimas secas que quedaban en mis mejillas.

***

hola! soy moon

espero que os esté gustando esta pequeña historia c: 

se que los caps son cortitos, pero prefiero hacerlos así xd

si no entendéis algo me preguntáis, ya que no todo el mundo que lee esto es español y suelo utilizar muchas expresiones, marcas y palabras españolas.

besoosss,

moon

Another story about insecurities.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora