XIX

64 3 1
                                        

Una mañana soleada
nubes acecharon:
el demonio se acercaba
a donde me lanzaron.

Inocente preguntó
   sonrisa en rostro
el porqué de mi huida.
   Su gesto era asqueroso.

¿Inocencia maldita
o cruel ignorancia?

Mil lágrimas derramadas
Mil gritos acallados
Mil litros derrochado
Mil dolores provocados

Y osó a preguntarme
un demonio enmascarado.

Entonces comprendí
que no conocía el dolor
de que yo todo perdí
y mi corazón resistió.

Ansiosa esperaba
para anunciar mi soledad.
Sus compañeros miraban
y reían sin parar.

El timbre sonó
¿dónde estás profesor?

Corazón en puño
nudo en garganta.
Tic tac, tic tac, tic tac;
el tiempo se agotaba.

Pasos ya escuchaba,
media vuelta daba.

Con temblor
yo grité:
lo que buscaron
encontré.

De aquí me iré
porque la vida
es una mierda
y con vosotros
apesta.

Pensamientos prohibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora