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Suspiró como por décima vez en el día

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Suspiró como por décima vez en el día. Se encontraba sentada sobre un banco en una fría tarde, casi noche, de invierno. Desde que decidió que debía mudarse y construirse la vida por sí misma, había estado buscando apartamentos como loca, pero ninguno había resultado.

Conseguir un apartamento con todo lo necesario y por el precio que estuviera dispuesta a pagar era algo muy poco accesible -si es que no era completamente inaccesible-, y comenzaba a perder las esperanzas. También había encontrado trabajo en una tienda de ropa. No era mucho, pero se le había concedido un buen puesto -gerente- y siempre le había gustado el mundo de la moda.

Dio un trago a su café y, con su mano libre, frotó el antebrazo contrario en busca de algo más de calor, tanto en la palma como en su antebrazo recubierto por varias capas de ropa. Restregó sus ojos y acomodó su cabello. Buscando un apartamento había pasado algo de tiempo, y estaba comenzando a frustrarse.

Camino a la casa de sus padres, que aún habitaba hasta mudarse definitivamente a su propio espacio, un anuncio llamó su atención. Supuestamente era de una inmobiliaria, proponiendo excelentes apartamentos por precios realmente bajos, pero señalaba a lo que parecía una pequeña cafetería. Se acercó más por curiosidad, con la duda incrustada en sus pensamientos sobre la autenticidad del anuncio. Los vidrios estaba tapizados con papel ahumado, por lo que no podía ver reflejado en ese ventanal más que a sí misma. Se quedó allí, sopesando la idea de entrar y preguntar.

Sus dedos apenas rozaron el cristal de apariencia oscura cuando la puerta del local se abrió. Ella se alejó, exaltada, y retrocedió varios pasos en cuanto un hombre, casi de la tercera edad, se acercaba a ella con una expresión indescifrable.

Decidió entonces que lo mejor era irse cuanto antes, olvidar aquel anuncio o incluso la idea de mudarse, al menos hasta que su trabajo pudiera costearle un tipo de vivienda más fácil de encontrar. Oficialmente acababa de rendirse en su búsqueda, y ante la mirada del hombre, sólo sintió ganas de correr.

No porque la mirara mal, no. De hecho, el hombre sonreía muy amablemente, aunque sus ojos no acompañaban la sonrisa, y se acercaba a ella tendiendo la mano levemente. El problema era, que incluso con unos gestos corporales amables y amistosos, ella no podía dejar de sentir que había algo que estaba mal. Quiso irse, quiso rechazar al hombre y negarse a entrar, quiso correr hasta llegar a su casa o simplemente lejos de él, quiso hacer muchas cosas en cuestión de segundos.

Pero no hizo nada.

Se quedó allí, observando al hombre acercarse, tomarla de la mano y jalarle con suavidad hacia la entrada del local. Sentía el sudor frío correr por su cuerpo y se sentía también controlada. No sabía por qué pero su cuerpo no respondía a ella, sino al hombre.

ㅡ¿Tienes sed? Traeré un par de cosas para que mires algunos apartamentos ㅡsonrió más ampliamente, asintiendo para sí mismoㅡ. Porque a eso viniste, ¿no?

BEAUTY KILLER ㅡJJK, PJM, KTH。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora