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Sus paseos en el parque con su madre son los favoritos de Yoongi, definitivamente. Lo cierto es que no suele hablar con los demás niños, pero no significan una gran molestia para él. No tiene muchos años de edad, acaba de cumplir los ocho, sin embargo, le gusta sentarse en la suave almohada de pasto, con la sombra de la copa de los árboles protegiendo su cabeza.

Los columpios siempre están llenos de otras personas. Pero hoy es uno de esos días en los que hace demasiado frío para salir a jugar afuera, por eso se hace con un lugar para columpiarse libremente. Disfruta la sensación del aire demasiado fresco en su rostro, señal de que el invierno se aproxima cada vez más. Su madre no tiene problema en acercarlo al parque si se abriga bien, eso dice ella, quien lo cuida desde lejos, mientras lee un libro y acaricia a su mascota, Holly.

Es un lindo día, a pesar del frío. Hay algunos rayos esporádicos de sol que iluminan el sector en el que él está y lo hacen todo un poco más agradable. Es temprano y es domingo, duda que su paz sea interrumpida por alguien más. Podría simplemente dejar de columpiarse y buscar refugio bajo la copa de un árbol, de todos modos. Pero parece no ser necesario, puesto que nadie se acerca.

Visualiza a su madre desde lejos y una sonrisa se forma al verla tan concentrada en el texto que está leyendo. Su madre es muy bella y muy inteligente. Yoongi quisiera ser como ella algún día.

La mujer le hace señas con su mano, pidiéndole que se acerque. Yoongi se entristece un poco al verse obligado a dejar su actividad, sin embargo, obedece a su madre y camina con paso rápido hasta ella.

"Yoongi, hijo, vamos a casa" pronuncia su madre con una bella sonrisa adornando su rostro.

El niño frunce el ceño y niega levemente con la cabeza "Por favor, madre ¿Podemos quedarnos un poco más?"

La mujer suspira fuertemente y desordena sus cabellos, sabe que la respuesta es un sí cuando su madre retoma su lectura y deja de prestarle atención.

Yoongi se aproxima con un leve trote al columpio donde antes estaba pero se detiene en seco al visualizar un extraño revoltijo de ropas y hierbas a lo lejos.

Su madre siempre le recuerda que debe avisarle a dónde va. Aún es pequeño, eso dice ella. Yoongi no cree que eso sea cierto porque ya está demasiado cerca de los dos dígitos. Tiene buenas notas y su maestra dice que será muy inteligente en el futuro. Lo cierto es que su estatura sigue siendo baja y aún necesita tomar la mano de su madre para cruzar la calle. Pero es lo suficientemente grande como para saber que no tiene que acercarse.

A pesar de tener bien claras las palabras de su madre, decide aproximarse. Dedica una mirada hacia atrás y ella está demasiado inmersa en su lectura como para darse cuenta que Yoongi se aleja más de lo que debería.

Sigue siendo un niño, y su mente alberga la curiosidad que caracteriza a los de su edad. Sus pasos son lentos y termina dirigiendo su mirada hacia atrás, casi esperando un regaño de su madre por haberla desobedecido cuando prometió nunca hacerlo. Sin embargo, no llega y ahora solo hay unos pocos metros que lo separan del extraño sujeto.

Yoongi duda un poco antes de decir "¿Hola?"

El bulto se mueve y luego se queda completamente quieto, como si una corriente eléctrica se hubiera descargado para dar paso a la nada misma. Yoongi piensa en alejarse, porque ya ha tomado demasiados riesgos y no quiere preocupar a su madre.

Cuando está a punto de irse, el sobretodo que cubre el cuerpo se eleva un poco y deja ver a un niño pequeño, muy pequeño. Está acostado sobre el frío pasto y sus ropas, que se notan algo gastadas, están llenas de la tierra que se levanta cuando uno corre sobre ella.

Está temblando, Yoongi nota. Debe tener muchísimo frío con solo esas mínimas prendas para cubrirse ¿Qué hace un niño tan frágil como ese, solo, en el medio del parque?

Su rostro está cubierto por una descolorida máscara de Superman. Eso provoca confusión en Yoongi. Él también usa máscaras a veces, pero solamente cuando juega con sus primos en la sala de estar de la casa de sus tíos. Este niño está solo y temblando y no parece estar jugando con nadie.

"¿Cómo te llamas?" pregunta Yoongi, con extrema suavidad, temiendo que el simple eco de su voz pueda romper alguna fibra de la débil criatura a sus pies.

Yoongi espera un segundo y luego escucha "Soy Superman"

El pálido niño ríe un poco "Hola, Superman. Yo soy Yoongi"

Poco tiempo después, escucha los gritos de su madre llamándolo y, sin dedicarle ni una palabra más al niño, se aleja corriendo para evitar un castigo. 

S U P E R H E R O E - Y KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora