Un cigarrillo antes de morir.

CAPITULO X

A los siguientes días los noticieros no paraban de hablar sobre el suicidio de Karen. "Modelo se desgarra las manos con un cuchillo carnicero" "Cuchillos y modelos ¿una combinación fatal?" Aquellas oraciones eran los encabezados que adornaban las primeras planas de todo periódico y de cadenas de televisión ¡Vaya enfermos trabajan en ésas profesiones!Sin embargo, no satisfechos con eso, expresaron con un cinismo unas condolencias que juro que dan ganas de volarles la boca  a tiros a los muy hijos de puta.La verdad, es que decir ésas oraciones como si nada y luego arrojar unas condolencias hipócritas, son para personas que no tienen un pequeño conocimiento moral o de respeto.Lo cierto es que esa mierda debería acabarse. Deberían sacar una ley que exprese textualmente "No sea hijo de puta" y que el castigo mínimo sea la pena de muerte.Tal vez con aquello, se acabe toda la falsedad de los noticieros que no solamente desinforman, sino que hipnotizan a las personas con sus calumnias e informaciones sucias.

Cuando disponía en hacer el nudo de la corbata tocaron a la puerta.Era Marco. Había quedado en recogerme para ir al sepelio.Una oferta que él entendió como lógica de hacer,pues seguramente cree que no estoy en condiciones para estar solo.Supongo que también haría lo mismo.

Marco llevaba unas gafas de sol y un traje que seguramente lucía una vez cada diez años.Se veía diferente, como si el carácter policial se hubiera quedado en casa.Es extraño,pero Marco es un vaivén de comportamientos.A veces es Marco el policía malo,Marco el policía bueno, Marco el indiferente,Marco "no me mires o te jodo el culo" En está ocasión no distinguía cual era cual así que mientras entraba al coche patrulla dije: 

— Te ves diferente.

— Me siento diferente—aseguró.

— Es raro verte con traje y gafas de sol.

Atisbó media sonrisa.

— Los sepelios no me gustan,pero ésta es la manera en como se suele ir.

— Ni me lo digas— dije mientras veíamos a un grupo de niños corriendo por la acera.

— ¿Y tú cómo estás?— se quitó las gafas.

— Aun trato de averiguarlo.

— Comprendo...

— Entre otras cosas,  ¿las investigaciones?— pregunté.

— Precisamente te iba hablar de ello.Tuve la oportunidad de ir donde trabajaba la señorita Sienna y pregunté absolutamente todo,más allá de lo que tenía planeado, pero no hubo nada que rescatar,nada que nos fuera útil.

Me miré en el retrovisor.Tenía unas bolsas negras bajo los ojos.Los días después de la muerte de Karen, por más que quisiera dormir no podía.Duraba horas dando vueltas en la cama y después de cansarme de ello, me sentaba en la sala bajo la débil luz de un cigarrillo.

— ¿Un sospechoso?— cuestioné.

— Ninguno.En ésa empresa de modelaje el ambiente laboral es muy bueno—puso en marcha la patrulla— .Creo que me equivoqué de profesión hermano —nuevamente una sonrisa y continuó—.A tu chica la adoraban.No recuerdo haber oído algo malo de ella,ni en las modelos.

— ¿Qué decían?

— Querían ser como Karen.

— ¿En serio?— saqué un cigarrillo.

Asintió.

— Las modelos no paraban de hablar lo buena que era Karen.Eso sí, entre lagrimas y gimoteos.