CAPITULO II

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Con el transcurso del tiempo Karen y yo nos hicimos buenos amigos.Nos citábamos en lugares públicos como en una cafetería ,un restaurante y de vez en cuando en exposiciones de arte.Debo decir que no soy un amante por el arte.La finalidad de apreciar un cuadro e interpretarlo no es muy fascinante,ya que cada vez que veía un cuadro abstracto lo consideraba como imposible de interpretar.No es que carezca de imaginación. Reparaba en las obras de la galería y llegaba a la conclusión que fueron creadas cuando el pintor estaba borracho o drogado. En cambio Karen, se sentía fascinada y trataba de darle un sentido a las obras.Definitivamente ella tenía otra perspectiva sobre las cosas.

También volvimos al casino,pero esas veces no iba con su plan de aprovecharse de los jugadores.Confirmé que ella era una jugadora normal.Pasaba,se arriesgaba, se retiraba y perdía.Una jugadora común y corriente.Fue en aquel momento cuando le pregunte por la prueba de aquella noche.Me contó brevemente sobre una terapia la cual su marido realizó ese mismo día a unos pacientes.Esos pacientes padecían depresión por la pérdida de personas cercanas a ellas.Trataba básicamente de un procedimiento en el cual les ayudaba a rehabilitarse psíquicamente y emocionalmente,instalándolo en una estructura de juego de mesa,independientemente del juego que sea.Sin embargo,karen lo planteo como lo había hecho su marido en ese entonces.En un juego de poker. Le parecía muy interesante lo que hizo su marido y que,funcionaba muy bien, pues en los pacientes había resultados.Tomar la vida como un juego con probabilidades ,aventurandolos en la búsqueda de salir de una situación y ponerlas a su favor e incluso sacar beneficio de ello,era algo magnifico 

<<Ayudar a las personas de una condición compleja>> decía ella orgullosa, aquella vez.

A pesar de que Karen admiraba su marido por los trabajos que realizaba,ella sobrellevaba la soledad de una esposa aislada. El trabajo de su esposo la había apartado, dejándola a la merced de sus sentimientos.Amaba ha su prometido,pero estaba cansada que el trabajo los separara.Hablaron del tema innumerable de veces,sin embargo,él  lo sopesaba como una exageración y que su mujer debería entenderlo un poco más.No obstante, la respuesta para ella no fue suficiente causando la tentación de engañarlo con el hombre que estaba llenando ese vacío.Yo.

No consentía que entre los dos pudiera suceder algo más que no fuera una linda amistad ¡Claro que lo anhelaba! Pero sabía que era imposible.Tampoco fui un carroñero que esperaba la oportunidad de aprovecharme,al contrario, sobrellevaba la impaciencia de un hombre que no puede revelar sus sentimientos.Fue ahí entonces cuando la simpleza que brinda el tiempo concibió nuestro amorío,es decir gracias a la compañía,ayuda y franqueza que nos habíamos dedicado.

Pasado un tiempo nos convertimos en amantes.Verbalmente no fue postulada tal relación. En cada encuentro se consolidaba en propia autonomía,con besos, abrazos,caricias y fugándonos a lugares de intimidad.Parecíamos unos jóvenes inmaduros disfrutando al máximo nuestro amado y endiablado secreto.En cuanto al esposo de Karen es un tema que no hemos hablado.Mantuve firmemente la idea que ella misma tendrá en algún momento la determinación de elegir entre los dos.Y hasta ahora, lo respeto como una promesa no dicha.

Un cigarrillo antes de morir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora