Capítulo 7: Nos vemos luego edificio...

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Ya han pasado 3 días del incidente y se acaba la comida...

- ¿Qué vamos hacer? -Pregunto con un tono media preocupada.

- ¿Tu qué crees? -Responde con un tono grotesco Catalina y yo frunzo el ceño, que al hacerlo parezco una anciana con arrugas, pero no puedo evitarlo, enserio me cae mal Catalina y yo le caigo mal. Así que sin importarme mi aspecto trato de hacerle saber lo que siento por ella con gestos. Ya se que había dicho que no había que caernos mal, pero es que enserio cada vez que digo algo la idiota salta a gritar mientras la mayor parte del tiempo me quedo mirándola como si fuera una psicópata. Pero me parece que es

Luego agregó:

- ¿Qué me miras así? -y yo solo ruedo los ojos por su ignorancia.

-Creo que debemos irnos de este edificio -propuse seria, esperando afirmaciones, porque sinceramente ya estoy cansada de esto y mi hermanito igual -ya casi no hay comida, creo que podemos encontrar ayuda afuera.

- ¿Y tú crees que quiero arruinar mi ropa más de lo que está? -y vuelvo a rodar los ojos como por décima vez al escuchar la respuesta idiota de Catalina- ¿O acaso que no piensas en eso? ¡AH! Espera, tu no piensas, esa cabeza debe estar hueca -Y yo solo me aguantaba las palabras. Ese insulto estaba demasiado quemado como para contestar.

Respira Sofía... Respira... Inhala, exhala, inhala, exhala... Cuenta, eso ayuda: uno, dos, tres, cuatro...

-Catalina ya cállate -ordena Santiago- ¿Quieres? -y ella solo lo mira indignada volteando la vista como si fuera la reina del universo.

Y vaya que si se la cree.

-Es que no quiero arruinar mi ropa -dice orgullosa.

- ¡Catalina si tanto te importa tu ropa quédate acá vos sola alimentándote de aire para llenar esa cabeza vacía que tenes! -me desahogo y Santiago ríe un poco, lo miro sin comprender ya que estaba a punto de insultarla hasta quedarme sin voz.

- ¡Está bien! -se levanta gritando.

- ¡Chicos miren esto! -grita Franco desde el otro lado de la sala del departamento.

Todos fuimos.

Franco estaba apoyado en el marco de una ventana mirando afuera.

- ¿Qué ocurre? -dice Catalina coqueta apoyándose también en el marco de la ventana a su lado- ¿Alguna novedad? -agrega, y Santiago y yo rodamos los ojos al mismo tiempo.

Franco levanta una ceja, serio al verla -El agua ya no está- dice por fin.

- ¿Cómo? -me asomo a la ventana y veo la calle- ¡Ahh! -grito de la emoción.

-De todas formas, no es seguro, puede haber pequeños temblores, son como mini terremotos -habla Franco, esta serio, eso es muy raro de él, normalmente no le importa nada, hoy no sé qué le pasa, y ayer no estaba tanto con Catalina... Algo ocurre con el...

Suspiro y miro a todos- ¿Entonces qué haremos? -pregunto; yo ya me quería ir.

-Como quieran -responde Franco con el mismo tono de seriedad que antes y con su cara antipática.

-Yo digo que salgamos, agarramos algo de comida para el viaje ¿Qué tal si tardamos días en encontrar gente, para que nos ayude? -propuse. Estábamos todos perdidos, solo piénsenlo. Cuatro que casualmente son argentinos, en medio de un caos natural, que ninguna vive acá, o por lo menos el par de hermano no menciono nada de eso.

-Me parece bien -se apoya Santiago y se acerca más a mí, yo lo miraba desagradable y me alejé de un poco.

-Vale, entonces partamos en unas horas, no sé qué hora es, pero debemos de estar entre las 2:30 o 3:00 de la tarde -propone también Franco y yo lo miraba raro ya que esta diferente a los demás días que tuvimos que convivir con el- ¿Quieren?

La historia de Sofía -Melanie HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora