Capitulo 2: ¿Siempre haces tantas preguntas?

31 3 0
                                    

¿Qué se supone que yo iba a hacer además de querer saber lo que iba pasar y pensar que estaríamos bien? Creo que nada.

¡Aparte iba a ser el día ideal! ¡Logan por fin me había hablado! ¡Si! Justo Logan, el chico que me gusta desde 3er grado y el que me besó debajo del árbol después de clases. El clásico chico guapo, el que tenía muertas a todas las chicas de absolutamente todos los cursos, junto con sus amigos, el jefe del equipo de futbol de la escuela me había empezado hablar meses atrás, el me gustaba desde había entrado en ese colegio, era el sueño de todas.

Algo me interrumpió el pensamiento. Sentía el agua que estaba rompiendo las ventanas de los pisos más bajos, entrando por ellas e inundando el edificio, esto se empezaba a parecer el barco de Titanic.

Tenía un paquete de papas fritas y una botella de agua ¿Cómo iba a sobrevivir del hambre? No lo sabía, solo deseaba estar en casa con mi familia y hablando con Logan toda la noche por teléfono.

De repente... Escuché un sonido. Ese sonido era un chico. Estaba molesto. Sonaba enojado y enfurecido. Se escuchaba medio dormido ¿se habrá despertado por el sonido? Era como un mini misterio.

Yo, estaba decidida a investigar. Se me hacía muy raro que haya un chico en el edificio después de haber dormido toda una noche, pero tenía que encontrarlo. Tal vez nos podría ayudar.

Mientras yo bajaba, el subía. Se sentían nuestros pasos. Tenía un poco de miedo. ¿Qué tal si en vez de ayudar venía a robar o lo que sea? En estos momentos no me puedo imaginar nada bueno. De repente, nos encontramos y nos miramos fijamente. Él era verdaderamente guapo.

Tenía pelo rubio oscuro y unos ojos marrones bien claros, un físico de deportista, una nariz perfectamente perfecta y una sonrisa que derretía a cualquiera, me debía pasar por al menos una cabeza y media, ¿acaso nunca seré más alta que alguien?

-Hola -Dijo mirándome a los ojos.

-Hola ¿Quién eres? -Le respondí frunciendo una ceja, claramente se notaba que no venía hacer amigos de ningún tipo.

-Franco -respondió con una sonrisa, ignorando por completo mi cara de antipática- ¿Y vos?

-Yo soy Sofia ¿Qué haces acá? -me cruzo de brazos.

-Me estoy protegiendo del tsunami, aunque ya estaba antes de que pasara... Desde que escuché temblores me encerré. Veo que vos también estas acá por el mismo motivo ¿verdad?

- ¿Cómo entraste si cuando yo vine estaba cerrado? -respondí restándole importancia a su pregunta.

-Rompí la cerradura y luego la trabé. Perdón si te complicaste para entrar.

-Solo me costó un palo selfie -contesté y el carcajeó, a lo que levanté las cejas.

Ambos sentimos que las paredes empezaron a temblar al igual que el piso.

Para nuestra mala suerte. Estábamos en las escaleras y se nos complicó demasiado subir. En especial porque estábamos en el piso 16 y Juan se debió haber despertado de tantos temblores. Porque estaba dormido.

Los dos corrimos al piso donde estaba Juan para saber si estaba bien pero cada vez parecía que el nivel de los temblores era más bruto y peor.

Al llegar estábamos exhaustos ¿Sabes lo que es subir 6 pisos corriendo y que al mismo tiempo este todo moviéndose con los nervios de que algo se caiga sobre ti? Espero que nunca lo sepas.

Juan Cruz estaba llorando y no paraba de decir 'mamá'. Se había asustado demasiado.

Yo lo fui a calmar y se tranquilizó un poco.

- ¿Él es tu hermanito? -Preguntó Franco.

-Si -le respondí- Se llama Juan Cruz.

-Qué lindo... ¿Cuántos años tiene?

-2 años y medio, el próximo año cumple ya 3... aunque no sepa hablar casi nada.

-Ahh...

Hubo un silencio incómodo, aunque no me interesaba romperlo. De todas formas no me estaba percatando de que el me podía ayudar.

-Oye, ¿y tu familia? ¿Sabes dónde está? -pregunta él, yo lo miré y dejo salir un largo suspiro.

-La verdad no, mis papás fueron a comprar al súper y 20 minutos después de que se fueron llegó el tsunami. Agarré a mi hermano y me lo llevé en monopatín eléctrico.

-Uhh... Que mal, espera ¿Monopatín eléctrico?

Lo primero que pensé fue que no le importó mi familia. Pero no me saqué. Apenas lo conocía.

-Sí, tengo un monopatín eléctrico. Lo usé para venir acá. Mis papás me lo dieron por mi cumpleaños al igual que el viaje este a Chile.

- ¿No vives acá? -Preguntó Franco.

-No, vine por unas semanas, por mi cumpleaños -me hundo de hombros.

-Y entonces... ¿De qué país eres? -pregunta girando levemente su cabeza.

-Argentina -respondí hundiéndome de hombros, el chico hacía muchas preguntas.

- ¿Enserio?

-Si ¿Por qué? -pregunté un poco cansada.

-Yo igual. Vine a visitar a mi abuelo que es chileno. Pero soy de Argentina.

- ¿Y sabes si tu abuelo está bien?

-No, no lo sé -contestó un poco triste.

Inconscientemente me abrazó y quede tiesa. No le correspondí, pero tampoco lo empujé, tal vez solo necesitaba abrazar a alguien, era dura con el pero tampoco tanto.

-Y... ¿Sabes cuándo va a bajar el agua? -Le pregunté.

-Calculo que unas semanas.

Y quede simplemente en shock.

La historia de Sofía -Melanie HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora