||Capítulo 4||

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Recomiendo que lean el capítulo escuchando Tan Natural de Felipe Peláez.











Caminó hasta su siguiente clase que era Música y entró en el salón donde varios alumnos platicában de cosas triviales, como ya era su costumbre camino hasta el último asiento y dejó su cuerpo caer sobre la silla. Te diría dos clases libres puesto que desde hacía un mes que no tenían maestro de Música.

De su mochila se dejaba ver el sobre que su profesor de Matemáticas le había dado solo hace unos cuántos minutos. Tomó el sobre entre sus manos y sonrió inconscientemente, busco hasta lo último de su mochila y de ahí sacó otros 19 sobres. Tomo uno color lila el cual era el primero de los 20 y saco la tarjeta para leer la pequeña frase.

  “Solo con tu nombre, todo cambiaste"

Sus ojos brillaron con intensidad y saco el sobre siguiente leyendo de igual manera las cortas líneas que adornaba la tarjeta.

  “Cuando tú te acercas, yo siento que el mundo se ve mejor”

Él castaño estaría mintiendo si negara que odiaba las tarjetas que le regalaba su profesor. En su defecto, le encantaban a un grado de querer enmarcarlas y presumir a todo el mundo que alguien como Harry le regalaba pequeñas cartas.

Luego la realidad lo golpeaba en un momento determinado y su sonrisa se desvanecía de golpe al pensar que quizás su profesor solo le regalaba las cartas por lástima, quizás el hombre de mayor edad sentía lástima por él. Louis no tenía amigos, tenía compañeros que lo saludaba y que en algunas ocasiones le regalaba una sonrisa, ninguno de su compañeros nunca había mostrado interés por querer entablar conversación y eso lo reprimía más en su faceta de persona  insegura.

—¿Leyendo cartas de tu novio, pequeña mariposa?— la burlona y brava voz de Danial Higgins resonó con fuerza en sus oídos y dió un salto del susto.

Louis tenía los ojos abiertos por sorpresa y por susto, sus manos tenían un leve temblor y su labio había sido capturado por sus dientes. Las cartas estaba pegadas a su pecho y sus ojos estaba cerrados para evitar mirar al muchacho de aspecto vándalo. Protegió las cartas de todos, eran demasiado valiosas como par que alguien como él chico malo de la clase las hiciera cenizas.

Louis ahogo un gemido lastimero al notar como una de las cartas estaba tirada bajo la mesa de su compañero de enfrente, sus acciones lo había delatado y ahora Danial tenía entre sus manos la carta número 12, su rostro tenía una sonrisa burlona y sus ojos brillaron de maldad.

Él castaño dueño de las cartas soltó un chillido y sintió sus ojos picar. Las lágrimas inundaron sus ojos y un grito salió de su garganta al ver como el sobre azul era partido en dos por los dedos de su compañero. Las lágrimas bajaron por sus mejillas y escucho el crujir del papel al romperse.

–¡No! ¡Dámela, es mía! — pidió con los ojos llorosos. Danial soltó una risa cínica y dejo caer los cuatro cachos de papel al suelo.

Louis guardo todo en su mochila y se puso de rodillas para recoger los restos de la carta, salió del salón entre  lloriqueos fuertes y miradas de lástima de varias personas. Personas que no habían echo nada para detener al idiota de Danial. Una vez estuvo lo bastante lejos de su salón se dejó caer sobre el suelo apretando la carta en su pecho y dejando salir las lágrimas de sus ojos.

Tomo los pedazos de papel y empezó a unirlos, cambio varias veces lo pedazos de lugar hasta tener la frase completa, su rostro dejo ver una suave  sonrisa triste y miró con lágrimas en los ojos  las letras que estaban escritas sobre el papel.

“Creeme yo seré el que te trate como debe, muéstrame que hay en tí. Te necesito"

—¿Louis? — la ronca voz del rizado  invadió los oídos del menor y este se negó a alzar la mirada debido a que seguía llorando.

Hasta La Raíz ||Larry Stylinson||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora