[ER] Capitulo 03: Pena ajena.

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Pena ajena.

A los lejos escuché la voz del mismo hombre que presentó al Príncipe/Rey con suma alteración en esta.

-¡R3y! - Abrí enormemente los ojos al darme cuenta que se dirigía al chico que se encontraba abrazandome. Mi sangre congeló al instante.

Empecé a entrar en pánico. ¡Maldigo mil veces el momento en que te encontré! ¡Esto no debió pasar! No, no, no, el rey no podía ser mí... había varias razones, mucha historia detrás. Simplemente en ese momento aprendí que la Luna me odiaba tanto como yo a ella.

Con un empujón lo separe de mí. Su tacto me ardía, y no lo quería cerca, dolía, demasiado... no. ¿Por qué debería de sentir esto? Estaba destruyendome y quería destruirlo a él también.

-Yo te rechazó a ti Jack Andre- - No pude continuar al ver como poco a poco se desplomaba en el suelo sosteniendose el corazón con pequeñas lágrimas saliendo de sus ojos.

Un intenso dolor se apoderó de mi. En la agonía me largue a correr. No miré atrás, eso sólo me destrozaria más de lo que ahora estaba. Aunque debí de terminar lo que empecé, dejarme atrapar sería como ponerme cadenas en los pies.

-¡Atrapadla! - Pude sentir el grito del mismo hombre a mis espaldas.

Pronto los guardias que habian ahí; se transformaron en las feroces, temibles y gigantes bestias que llevaban dentro, empezaron a correr en dirección de su único objetivo... yo. Apresure mi paso lo más que pude.

Mi condición no era la más envidiable; Con náuseas, hambrienta, deshidratada, debilitada, dolida y con fuertes palpitaciones en mi cabeza. No me dejaba siquiera maniobrar bien mis pies. Era evidente que si no me apresuraba me iban a alcanzar.

De pronto, las gigantescas bestias se lanzaron encima mío a la par, como si fuera su presa, a la misma velocidad que mis piernas olvidaron como correr y me desplome al suelo del cansancio. Mi corazón se detuvo un microsegundo.

Entre el pelaje y peso de los casi 10 guardias encima mío, apenas y podía respirar correctamente.

-¡Encierrenla! - Ordenó el hombre mientras se ocupaba de su rey.

Todos los lobos se salieron de encima mío, permitiendome respirar por fin. Los dos únicos guardias que no se tranformaron, me levantaron con brutalidad de los dos brazos manteniendome lo más baja posible; Haciendo un intento de humillación e intimidación. Mis huesos dolían, todo me dolía, el poder no significaba menos dolor.

Pude sentir cada una de las miradas de los invitados... A este punto de mi existencia, no sabía si era por mi apariencia o por lo sucedido, lo más aceptable era lo segundo.

Fui arrastrada hacia lo que yo suponía serían los calabozos. La poca fuerza en mí, la ocupaba en controlar mi hambre y no lanzarme a las yugulares de esos tipos... de todas formas no me haría daño la sangre de lobo.

Quité rápidamente esa idea de mi cabeza. Podía sentir como perdía el conocimiento, mis fuerzas ya eran casi nulas. La neblina se apoderó de mi visión, mis ojos se cerraron con rapidez cayendo rendida ante el sueño, siendo arrastrada por estos mastodontes.

Tome conciencia. No tenía ni las más minimas ganas de abrir mis ojos, pero aún así, con dificultad lo hice. Me encontré con una escena... no tan entretenida, un pequeño ratón se encontraba frente mio agarrando un pequeño trozo de pan sucio que se hallaba delante de mis botas, el ratón salió huyendo tan pronto me moví.

Vi mis manos atadas con una especie de metal. ¿¡En serio, de nuevo metal demoníaco!? ¿Que puta obsesión tienen con esta cosa? Intenté romperlo, pero simplemente no funcionó, no tenía energía.

El rey. [1# Libro de la biologia "Nuestros".]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora