introducción

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Antes de comenzar a leer quiero aclarar que esto es por lo que pasé, como me llegué a sentir y experiencias que tuve, en ningún momento estoy fomentando ni dando ideas.
Aliento a todos a buscar ayuda y apoyo. Y este es un lugar seguro, así que sientanse libres de escrbirme si algo pasa aunque sea solo para desahogarse. besos a todos.




Su nombre no es relevante en este relato, pero le pondremos Alex, y esta es una breve historia de su vida.

Ella era una chica hermosa para ser sinceros, sus amigos y amigas se le decían cuando ella trataba de negarlo más de una vez. Tenía el cabello largo y bastante lacio, ojos grandes y hermosos debajo de unas cejas que tenían forma y espesor naturalmente, pestañas largas sin necesidad de maquillaje. Era naturalmente delgada y de buena figura, también según sus amigos que se lo decían repetidas veces cuando salían los típicos comentarios de "estoy gorda", que toda mujer dice en algún punto de su vida.

Pero bueno, esto no es una típica historia donde ella encontrará al amor de su vida después de un corazón roto, o algunas de esas típicas historias de secundaria que se encuentran por todo internet. Esta es una historia bastante que ella sufrió por bastante tiempo, algo chocante para algunos, pero otros la logran digerir a pesar de todo.

I

Todo empezó cuando ella tenía 14 años, lo sé una edad muy típica y muchos creerán que se trata de alguna historia de una familia disfuncional o algo parecido. Pero no, ella tenía una familia unida, que siempre lo fue y así se mantuvo. Ella al ver que sus compañeras terminaban de desarrollarse, les bajaba la regla a algunas por primera vez, como es típico, que adelgacen en esos momentos. Y pues ella que había pasado por eso hace 4 años, pues ya había empezado a ganar peso, su cuerpo empezaba a guardar grasa, como es lo típico, y se le formó la tan odiada por todas, celulitis.

Pero esto no se lo tomó como algo típico al ver a sus amigas y escuchar a sus padres y familiares repetir hasta el cansancio; "Vamos, que has subido de peso. Así gordita te ves super bien". Y esto afectó la manera en la que ella se veía a ella misma, ya que se lo repetían sus abuelos siempre que la veían para algo. Y eso la hizo caer en algo que desde que ella era más pequeña había querido evitar, porque le parecía una completa estupidez, las dietas y eso a la anorexia.

Para suerte o desgracia de ella, en su casa no había un espejo de cuerpo completo, así que su propia mente la torturaba imaginando como la verían los demás y por qué cosas la iban a juzgar no más la vieran pasar o llegar. Sentía que cada vez, sus piernas de volvían más gordas, pero no por músculo, si no por grasa que las iba deformando con marcas, marcas y más marcas. Que su estómago crecía más y más al pasar los días, hasta las horas o al comer un poco. Pero vamos poco a poco.

Empezó comiendo más frutas y tomar bastante agua, ¿para qué?, no lo sé, pero lo hacía. Seguía comiendo lo que su madre le preparaba, solo que en una menos cantidad y así hasta que dejó de comerla. Los fines de semana, que no salían de casa, solía quedarse en la cocina que siempre se mantenía cerrada por alguna rara manía de su padre, que no le gustaba tener la puerta de esta abierta.
Para su suerte, desde hace años tenían un perro y lo habían acostumbrado a que cada vez que alguien comía algo, se le diera un pedazo. Y lo uso para su provecho, cada mañana hacía algo pequeño mientras su madre estaba ahí, o su madre le hacía algo simple y cuando su madre salía, lo dejaba en el plato del pero que no tardaba más de un minuto en devorarlo por completo sin que nadie se diera cuenta.

El almuerzo no era tan fácil, comía poco y decía que estaba llena del desayuno, porque había comido bastante, pero no podía no comer nada. Después de eso hacía como si le hubiera dado hambre e "iba a comer algo" y así para la noche simplemente tomaba un té y a hacer ejercicio no por más de media hora.

Y así pasaron las semanas hasta que en la escuela sus amigos empezaron a notar que no solía comer a la hora del almuerzo, y si lo hacía era una simple manzana acompañada de mucha agua. Así que, de buena gana, trataron de darle algo para que comiera, trataban de ayudarla, pero ella insistía. "No me siento bien. No tengo hambre. Comí algo que no me sentó bien. Comí entre clases.", casi siempre eran las mismas, pero ninguna de ellas era verdad.

Hubo un día en que la obligaron a comer algo, no recuerdo bien el qué, pero la obligaron todos hasta que no quedara nada, y no fue algo muy bueno. Estaba tan acostumbrada a no comer casi nada, que al estar comiendo "tanto", sentía arcadas, al terminarse eso sintió ganas de ir a vomitar al baño, pero no la iban a dejar. Además de eso, cuando lo intentó, simplemente su cuerpo ya lo había digerido y ya no lo podía sacar de vuelta

Su cabello se caía más de lo habitual, sus muñecas eran más delgadas, su cintura también, sus caderas se marcaban más de lo normal, sus uñas, a pesar de estar largas eran muy frágiles y siempre tenía que arreglarlas con pegamento o algo así. Solía tener frío con un simple viento que soplaba al estar fuera o con la ventana abierta y se mantenía fría, sus manos siempre estaban frías, aunque hiciera calor.

Y así pasó, hasta que su mejor amigo, su hermano, a quién, aunque no se lo dijese por orgullo o por quién sabe que, le tenía un cario que no había sentido por ningún familiar o amigo, la hizo entrar en razón... Y aquí estoy, escribiendo lo que viví y esperando que escribiendo esto pueda tener una vida sin trastornos alimenticios, como muchos deberían de hacer. Esperando que esto me haga entrar en razón y volver a comer normalmete como lo solía hacer.

O eso creía...

No, me niego a comerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora