¡¿ME ENAMORE DE UN NERD?!🔘

Capitulo III La realidad.

Cuando comenzamos a hablarnos, obviamente para conocernos, nos preguntabamos ¿Que nos gustaba?
Y la pregunta hacia referencia a todo (Comida, Shows, Juegos, etc)
Pues resulta que le gusta algo tan sencillo. Pero, que a la vez es tan inusual encontrar ese gusto en otras personas. A el le gustan los bizcochos.

¡Los bizcochos! ¡¿Lo pueden creer?! <<¿Como algo tan descomplicado, sencillo y lindo puede estar en una sola cosa? ¿Porque diablos siento tanto placer y satisfacción en saber que el no es nada interesante?>> mientras compraba los bizcochos en la panadería, esas preguntas cruzaban una y otra vez mi mente. 
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Habíamos quedado en encontrarnos a las 06:30 P.M o sea, media hora después de que el saliera de la universidad.

Faltaban 15 minutos para las 06:00 P.M y estaba a mitad de camino. Llevaba mi mochila cargada de 2 paquetes de bizcochos y una botella de refresco vacía que había comprado en el camino.

<<Vivo diagonal a una carnicería que esta ubicada al frente de la avenida 26, sé que me encontraras, suerte, te estaré esperando>> fueron las ultimas palabras que dijo antes de que iniciaran sus clases en la universidad. Habíamos durado todo el día sin hablar, lo cual resultaba para mi algo deprimente, ya que estaba muy apegado y acostumbrado a hablar con el seguidamente.

Me quedaban 15 minutos para encontrar su casa y literalmente me sentía extremadamente perdido, no hallaba tal carnicería.
<<¡Maldicion!>> pensé.

Mientras caminaba pidiendo a las personas indicaciones de dicha carnicería, una sol persona de mas de 10 a las cuales les había preguntado me dio la respuesta de su ubicación. La verdad me sentí como un completo idiota cuando aquella mujer me dijo "Esta detrás tuyo"
Efectivamente volteo a mirar y aunque estaba cerrada, la luz del letrero inundo mis ojos (No me había fijado en el letrero)
Dando las gracias por haberme ayudado, me asomé por la cuadra.

Y ahí estaba.

Tenia unas bermudas azules, estaba descalzo y las gotas de sudor recorrian su impecable espalda arqueada ligeramente hacia atras <<¡Demonios! ¡¿Porque se ve tan lindo?! ¡Tiene unas excelentes nalgas! SE LAS QUIERO TOCAR. Ya, controlate.>> me dije mentalmente.

Estaba lavando un bus de servicio publico que transitan por la ciudad <<¿De quien es eso? ¡¿El trabaja en eso?! ¿Será que me eh equivocado de cuadra? ¡Diablos!>> pensé.
Pero, recorde inmediatamente lo que me había dicho "Sé que me encontraras" e inmediatamente la duda se esfumo de mi cuando voltea a mirar desprevenidamente.
Un impulso tonto hizo que me escondiera de su vista.
Mire la hora, faltaban 5 minutos.
No tenia escapatoria. Si me acobardaba en ese momento, me arrepentiria después.
Para matar aquellos 5 minutos y poder calmar mi cobardía por un momento, decidí dar la vuelta a la manzana y llegar por el otro lado.

<<¿Quien es el? ¡Maldita sea! ¿Porque no me dijo que no estaría solo?>> pensé mientras detallaba que había alguien mas acompañandolo.

- Buenas- dije con un nudo en la garganta.

- ¡Oh! Lo siento. Dije que iba a estar listo pero me eh olvidado por completo que tenia que lavar el bus. Lamento que esta sea la primera impresion que tienes de mi- me respondió algo avergonzado.

- Tranquilo, no te preocupes. Te ves bien- dije tratando de disimular mi excitación al verlo sudado y sin camisa.

Mientras le contaba como había sido mi camino, no pude evitar notar que su amigo me miraba con fastidio y algo de celos.

<<¿Acaso quien se cree para mirarme de esa manera? ¡Maldito idiota!>> pensé notando mi inmadurez.

- Por cierto, el es Jefferson. Es un amigo.

- Oh! Un gusto- dije hipócrita y fríamente. - Me llamo Jhoan.

Me estrese al mil al ver que la única respuesta que fue capas de soltar fue "Buenas noches"
Ignorando al tonto ese, saque los bizcochos de la mochila preguntando:

- ¿Los quieres con chocolate o café?

- ¿Quien dijo que te iba a dar? Son míos, ni sueñes que compartire esta delicia contigo- dijo mientras sonreía y miraba los bizcochos con gratitud y deleite.

- Al igual se que no me dejaras sin nada en las manos, de lo contrario los robare Ja!

- No te lo decía a ti bobo, obviamente no te dejare con ganas de probarlos. Se lo decía al tonto de atras- dijo mientras señalaba con su boca llena de bizcochos a Jefferson.

- ¿Quien dijo que le iba a pedir? Al igual, comprare lo mismo para el desayuno de mañana. Así que me da igual- respondió Jefferson en tono de burla e incredulidad.

<<Idiota, lo dejaron con las ganas por feo JAJAJAJAJAJA>>Replicaba en mi mente ocultando mi burla.

Mientras comiamos los bizcochos sentados en la acera enfrente de su casa, la mirada de Jefferson expulsaba fuego hacia mi.

- Jajajajaja ¿En serio tenias que preguntar donde quedaba la carnicería? Te dije que estaba sobre la avenida, no tenias las de perder por ninguna parte Jajaja- Me decía envuelto en carcajadas.

- No te burles idiota, me sentía perdido. No tuve elección JAJAJA

- Idiota y todo pero así le gusto. No lo niegues.

- No afirmo ni niego nada aún, eso lo discutimos en privado, estarás feliz de escuchar la respuesta.

Mientras Jefferson tenia un ataque de celos inconfundiblemente molesto. Se levanto diciendo:

- Creo que me iré, no quiero que tal vez diga algo que ofenda a tu invitado favorito, al parecer eso das a pensar- Dijo en tono burlesco.

- Tranquilo, siempre eh sabido sobrellevar la ignorancia- Le respondi victorioso ante la discusión.

Sin nada mas que decir, da media vuelta y se va dejando un rastro de ira inconfundible.

- No se porque ah reaccionado de esa manera, el siempre es muy sociable. Incluso mas que yo. Disculpalo.

- Olvidalo, disculpame tu a mi por haberme igualado con el.

- De hecho fue grandioso lo que le respondiste.

Inevitablemente me sonroje al ver como me decía un cumplido con los ojos clavados en los míos.
La manera en que me miraba hacia que me estremeciera por completo, hacia que mis deseos de besarlo se incrementaron mas y mas cada momento.

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Después de hablar por casi 4 horas sin parar, un silencio se produjo entre nosotros al mismo tiempo que nuestras miradas se acercaban cada vez mas.
Estábamos tan cerca el uno del otro que podíamos sentir nuestras respiraciones.
Faltaban pocos milimetros de distancia para que nuestros labios se tocaran. Y, en medio del silencio lujurioso, una voz no tan cercana y desconocida para mi dice:

- ¡Andres!

<<¡¿PORQUE AHORA MALDITA SEA!?>>