Capítulo 6

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Eliam

–Anoche estuve conversando, con mi cigarrillo me sentí cansada, cansada, aburrida y tan vacía que a veces hasta pienso, que ni siquiera existo que a veces hasta pienso, que ni siquiera existo, lo encendí muy lentamente le di una fumada y al mirar el humo que en el espacio se volatizaba recordé tantas cosas que creí olvidadas se las conté todas mientras que lo fumaba. Le converse de ti y de mis añoranzas, le conté de tus besos y de mis esperanzas, le conté de tu olvido, de mis lágrimas tantas de aquello que vivimos y que hoy se ha vuelto nada, le dije que es posible que a mí nadie me quiera, porque he intentado vivir a mi manera, porque me he negado a pagar el tributo de bajeza y pecado que hoy nos exige el mundo, que a la mejor estoy acabada o que la vida me ha vencido, que he sufrido y he llorado, que he luchado y he reído y que es lo que he ganado por ser asi tan comprensiva, solo vivir desesperada, en un mundo tan vacío. – oh mí Dios, era lo único que podía pensar, era demasiado ingeniosa no lo podía negar y al parecer todos lo notaron, en especial el Sr. Weis que se quedó mirándola tan atentamente– Anoche estuve conversando con mi cigarrillo y al terminarlo, pensando me quede entre suspiros que en este verso triste, que es el mundo en que vivo, solo él me va quedando, como único amigo. – termino arrojando el pequeño cigarrillo en dirección del sofá donde antes estaba sentada.

–Muy bien – califico el Sr. Weis– interesante ingenio– dijo acercándose a tomar el cigarrillo del sofá.

Fue realmente increíble su interpretación de mujer despechada, ya parecía que iba a llorar, y su voz adaptándose a la de Ana Gabriel, fue lo máximo, solo faltaba una copa de vino a su lado.

–Eso es lo que se necesita para mi clase, ingenio, improvisación, ideas rápidas e interesantes– explico Weis acercándose a su maletín y guardando el cigarrillo– ahora, todos salen y uno a uno entran interpretando lo que les envíe–

Maldición

Todos comenzaron a salir, ya teníamos un orden, que el mismo nos dio.

Y como él me quiere tanto llegue a ser el primero.

No quería darle más vueltas a la cosa, así que solo me pare y actué como más pude.

Dije el guion completo, con la mejor voz que podía sacar.

Casi me atoro, y casi el Sr. Weis lo nota.

De no ser por la risa diabólica que tenía que hacer no me hubiera dejado continuar.

Cuando termine solo me dio una señal para entregarle las hojas del guion, y retirarme.

Con la cara que tenía era difícil descubrir si le agrado o no tu presentación, yo creo que ya estaba perdido, y me resigne a eso.

Salí y deje que María ingresara a hacer su parte.

Yo por la mia me fui directo a uno de los dispensadores de agua que había al final de cada pasillo para refrescar mi garganta que me dolía horrores.

– ¿estás bien? – pregunto Thalía cuando volví, ella al igual que Eve y Ed estaban sentados en unas de las pocas sillas que habían dispersas en el pasillo.

–Sí, bueno creo que viviré– le respondí y una ligera tos me ataco ese rato.

–Rayos– dijo Thomas con desilusión y yo le regale una mirada envenenada.

–Qué lindo amigo tengo– comente con ironía acercándome a una de las paredes para apoyarme.

–Lo sé– respondió él– son tan afortunados de tenerme– dijo hacia todos mientras mostraba sus dientes en una sonrisa.

Mi Sueño en su MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora