Capítulo 35

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Evelyn

Justo cuando pensé que las cosas podrían mejorar un estúpido mensaje tuvo que llegar a mi casa para poner a todos histéricos.

Me sacaron del instituto, cancelaron el contrato con la disquera, me prohibieron ver a mi tío, no puedo llegar a la puerta de casa sin que este un sujeto trajeado viéndome a cierta distancia.

-Esto es exasperante - comento Max mientras traía consigo dos bebidas.

-Ni que lo digas- apoyo Aida quitándole una de las bebidas- ¿contesto? -

-No- dije luego de que saliera la contestadora del celular de Eliam - recuérdame, ¿por qué hago esto?- mencione mientras volvía a marcar el numero

-Porque amas al sujeto que no contesta - dijo y corte la llamada viéndola con cara de pocos amigos- está bien, porque eres tú la que debe pedir perdón por lo que paso, aunque no es tu culpa totalmente debes dar el primer paso-

-Eso está mejor- dije para luego marcar, por insistencia de ella llame a todos para decirles la verdad de mi partida, se lo tomaron bien, aunque Ed se quedó medio intranquilo.

No pensé que en vez de reclamarme fuera a interrogarme a saber si estoy bien, y para decirme que esperaba que quien sea que me busque este pronto tras las rejas.

De todos me alegro más hablar con él y esperaba verlo pronto, amigos así no se encuentran todos los días.

Quería hablar con Eliam también, por ello llame seguido a su casa gracias a María que me dio su número días después de que Eliam se fuera, pero el muy tarado me acento el teléfono ni bien me oyó. Era un idiota de lo peor, no era de mí pedir perdón, sin embargo estaba ahí, queriendo hablar con él para que me disculpara de una maldita ves y poder dormir tranquila.

No me dejaba la conciencia en paz, en el fondo me gritaba que hiciera algo, pero a más de ser mi subconsciente el que me insiste hacer tal sandez, existía un segundo factor que me tiraba al abismo de la agonía y la soledad.

Me hacía falta, despertar en la mañana y no estar en la academia me mataba, y todo por el simple hecho de no poder salir y verlo llegar al estudio.

Seguí insistiendo toda la tarde y nada que me respondía, llegue hasta un punto donde no quería hacer nada, sin embargo dejaba el teléfono de un lado y lo tomaba Aida que sin decir nada también marcaba el número para continuar esperando que contestara.

-Oye ya basta, está claro que no me quiere hablar - le dije luego de unos minutos.

-Es de humanos ser paciente - dijo ella y volvió a marcar- además, ya no te quiero ver así de muerta, aunque sea oírlo te va a devolver algo de color a las mejillas estoy segura-

-Si claro... - dije pero a media frase Aida me coloco el teléfono al oído esperando que diga algo rápido.

-Contesto, ¿Qué esperas?- dijo ella y era verdad.

Contesto

¡Por fin contesto!

El corazón me latía a mil por segundo y antes de que esa adrenalina se me pasara dije lo primero que se me ocurrió.

-Antes de que cuelgues escúchame - mencione y del otro lado no oí nada, tan solo una respiración trabajosa.

- ¿Eliam? - pregunte para saber que estaba ahí

-Aquí estoy - dijo del otro lado de la línea con voz ronca, esas dos simples palabras hicieron que me estremeciera, parecía un eco imaginario que en cualquier momento desaparecería.

- ¿Qué sucede? - volvió a decir y ya sentí como la vida me volvía tal y como dijo Aida, Dios lo extrañaba tanto, sin pensarlo más me salí del salón y fui corriendo a mi habitación. Estar encerrado tenía sus ventajas, ya me logre aprender las rutas de ese enorme imperio donde vivía, incluso descubrí una segunda escalera escondida entre los rincones de la casa.

Cerré la puerta de mi habitación con llave ya que Aida me venía persiguiendo y sabía lo que quería así que por eso me encerré.

- ¿Eve estás ahí? - menciono de repente.

-Sí, lo siento - dije recostándome en mi cama- solo quería arreglar las cosas-

-Y como piensas arreglarlas- dijo y sentí su frialdad atravesar el teléfono.

-Explicándote lo que no pude explicar cuando estuviste aquí - dije recordando aquella noche que fue hace más de un mes.

-Pues tuviste una oportunidad, que no la supieras aprovechar no es mi culpa - volvió a decir con un tono más desapacible.

-Lo sé, pero deberías reconocer que tu actitud no fue la mejor - dije perdiendo el control de mi boca.

-Bueno, yo no fui el que estuvo mintiendo a cada segundo- dijo y escuche el chocar de unos cristales.

-Me arrepiento si, por eso te llamo, para pedirte disculpas - dije esperando que se le ablandara el corazón pero creo que estaba perdiendo mi tiempo ya que el muy tarado se comenzó a reír.

-Enserio creíste que con solo llamar te perdonaría - dijo y francamente sus palabras me golpearon - no pierdas tiempo ni gastes palabras, podrás engañar y dar disculpas como si nada pero conmigo las cosas no son así entendiste-

- ¿Qué se supone que insinúas ahora? - dije sin percatarme de mi voz destruida.

-Que esta escenita tuya no debe ser diferente a la que hiciste con los demás- menciono - y si ellos te perdonaron, si ellos decidieron creer tu drama y todas tus viles mentiras será su problema, pero a mí no me vas a engañar, no otra vez-

-bien, si eso piensas me alegro- dije para ya terminar esta inútil conversación que no hacía más que destruirme -mi deber fue disculparme y ya lo hice, tu veras si me perdonas o no -

-Da por hecho que no será así - menciono y continúo riéndose - adiós... Evelyn verdad, ¿si te llamas así? -

-Idiota - dije para luego colgarle.

Se pasaba de idiota o más que eso, idiota le quedaba corto.

-Enserio te dijo eso - menciono mi prima luego de que la dejara pasar a mi habitación y le contara todo.

-Sí, el muy idiota me dijo eso- dije perdiendo mi mirada en el techo.

-Dime algo ¿estaba consiente?, ¿si era su voz?- cuestiono

-Claro que era él- volví a decir queriendo olvidarme de todo lo grosero que fue.

- ¿Y estuvo consiente?, no evadas esa pregunta -

-Claro que sí, solo la voz se le iba, supongo que está enfermo o algo así - dije y e di vuelta en la cama.

-Mmmm... bueno supongamos que estuvo con sus cinco sentidos bien puestos, quien sabe si los medicamentos lo atontaron- dijo ella y se acercó a mi ventana - ahora... que te parece si vamos a comer, la abuela ya mismo nos manda a llamar-

-Sí, vamos - apoye para olvidarme del idiota que había llamado.

Cruzamos las instalaciones de la casa hasta dar con las escaleras, las comenzamos a descender con algo de sigilo, cada una iba sumergida en sus pensamientos, sin embargo unas voces nos alertaron y paramos de golpe.

-Es mi Papá- comento ella en un susurro.

-Y el abuelo - dije en el mismo tono.

Sabía que estaba mal escuchar conversaciones así, pero cinco palabras me hicieron romper mis principios.

"Ella no es mi hija"











Saludos corazones.

Espero que les haya gustado el capitulo, cualquier cosita dejarla en los comentarios ;)

Los quiero un montón nos vemos pronto.

Mi Sueño en su MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora