XV: Mirame

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Martina...
En el momento que me diste la instrucción de marcar con Jorge me sentí nerviosa, si bien cuando comenzó la musica deje que todo fluyera como si nada, de repente me besó y le seguí pero cuando reaccioné salí corriendo hasta que conseguí llegar a casa me acosté sin cenar y sin nada, sintiendome extraña no se porque él hizo eso.

- Amiga, entiendo que te sientas extraña pero dale una oportunidad salgan, disfruten. Aun ustedes son jóvenes.

- Pues no se, igual ya voy saliendo rumbo a la empresa en cuanto llegue moriré, así que mejor hablaremos ahora.

- Vale mi niña, hasta pronto.

Luego de colgar, tomé mi bolso y salí rumbo a la oficina, cuando puse mis pies sobre el suelo del ascensor mis nervios volaron al limite. Por fin llegué a mi piso estaba a punto de enfrentarme a mi realidad, por ir pensando en como reaccionar no capté el momento en que me choqué con alguien haciendo que cayera de espaldas.

- Oh perdona, no te vi - Cuando escuché esa voz sentí mi piso temblar de todas las formas posibles menos de esta quería encontrármelo.

- Perdoname a mi, venia distraída- Él me dio su mano para que me levantara, la tomé y al pararme quedamos muy cerca lo que causo que mi mirada se dirigiera al suelo.

-Seguirás sin dirigirme la mirada, te recuerdo que anatomicamente mis ojos están en mi cabeza, la cual tienen como lugar la parte superior de mi cuerpo po lo tanto mis ojos no están en mis pies- Con sus palabras solo logró que mis mejillas erojecieran - Para colmo te comió la lengua un ratoncito y te quedaste muda, haremos algo mucho mas sencillo: deja todo esto que traes en las mano sobre tu mesa y te dirijes directamente a mi oficina ya es momento de que hablemos - Sin decirme más nada se retiró dejando un beso en mi mejilla.

Terminé de ordeenar mis cosas sobre el escritorio y seguí las instrucciones que mi jefe o Jorge ya ni siquiera sé como debo decirle bueno en fin como sea, las instrucciones que esa persona me dió. Caminé a paso normal hasta llegar a la puerta, cuando estaba a punto de tocar pude escuchar que estaba hablando por telefóno por lo que supuse que charlaba con Ruggero.

-Amigo en este momento no tengo ni la menor idea de que hacer con ella, me confunde porque es completamente diferente, cuando la besé no imaginé que saldría corriendo - noté como detuvo su conversación asi que decidí tocar la puerta con tres suaves toquecitos, ya me sentía un poco como la vecina chismosa de la cuadra. El silencio reinó para luego de veinte segundos poder escuchar en un tono muy bajo la pronunciación de un simple adelante. Con un poco de vergüenza abrí la puerta del despacho y entré, me ubiqué en uno de los asientos que estaba en frente de su escritorio.

-Veo que al final si decidiste venir, de verdad es importante que hablemos- Poco a poco se acercó y me dió su mano para que me levantara y luego de ello me abrazó dejándome pasmada asi que tardé bastante en corresponder peor si lo hice, hasta que él se alejó solo un poco- Sé que esto es muy extraño y más desde lo que paso ayer, pero te debo una disculpa fue muy atrevido de mi parte, pero sinceramente no me arrepiento de nada por muy mal que esto suene.

-Tranquilo no pasa nada, de verdad no pasa nada- no se pero sinceramente me sentía muy decepcionada, era como si mi corazón esperara algo mas - Creo que yo al igual que tu debo una disculpa, no debí huir como lo hice creo que está todo bien entre nosotros.

-Está bien, entonces nos veremos hoy en el ensayo. Tal vez Mercedes no te lo dijo pero seremos la pareja que competirá el fin de semana - Noté que se desepcionó con mi respuesta, pero no tenía ni la menor idea del porque.

-Si, yo mejor me iré a continuar con mi trabajo. con permiso- Me retiré y rapidamente llegué a mi cubículo para comenzar a trabajar.

Pasada la hora del almuerzo tomé mis cosa y me dispuse a caminar hasta la academia de danza, esperando que Mercedes me explicara el porque de esa elección que tomó sin preguntarme antes si quería o no bailar con su hermano. Por ir pensando en ese tema pasé la calle sin fijarme en los carros que venían hasta que escuché un pitazo.

_¡Martina! ¡Vamos!- Era Jorge haciendome señas para que me subiera a su auto, tendría que enfrentar la realidad porque realmente no me quedaba otra opción. - Supongo que vas a almorzar con mi hermana.

- En realidad no, iba directo a la academia- él levantó una de sus cejas dandome a entender que había algo de lo que no me había percatad.

-Veo que no has revisado tu teléfono, yo que tu lo vería de vez en cuando - Sin querer darle la razón tomé mi celular y pude ver que había un mensaje de Mercedes.

"Nos vemos en n rato en el restaurante que está a dos cuadras de la academia, no pensarás ir a entrenar sin haber ingerido algo de comida, si puedes trata de ir con mi hermano"

atentamente: Mer.

-Veo que si te había informado así que mejor vamos antes de que se enfade - Cerré mi puerta y arrancó.

Éramos los dos solos en ese auto luego de aquel beso, por mi mente no pasaba más que aquel momento en el que nos juntamos en donde vencimos barreras, donde por fin hice eso que anhelaba. Pero el detalle estaba en lo que paso luego, yo huí y él, pues él simplemente me obvio. Estaría encantada si nada hubiese sucedido así.

- Mmm, mmm – Carraspeó él para llamar mi atención.- Bueno, eh... Martina y cuéntame como vamos con los nuevos negocios, sentía la suficiente tensión como para cortarla con un cuchillo sin filo.

- ¿Qué te puedo decir?, todo ha estado genial cada vez son más los asociados y empresarios que quieren saber de nuestro trabajo, los ingresos han rebasado el límite. –Mis manos sudaban era ese en el momento donde no tenía ni la más mínima idea de si lo que decía era cierto.

- Me alegra saber que la empresa sigue avanzando.- Justo luego de decir aquella última palabra llegamos al restaurante en dónde nuestros amigos esperaban.

Entramos juntos pero no tanto era simplemente una sencilla cercanía de compañeros de trabajo con amigos en común, Mercedes hizo una cara bastante graciosa cuando me vio llegar con él, era casi como si insinuara que algo había sucedido o relativamente cambiado en nuestra manera de relacionarnos. Ruggero, por su lado me miraba como si algo supiera, como si existiese algo que no notara. Notablemente esta sería una cena muy muy muy larga y con muchas preguntas.



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