nine

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la semana pasó más lento de lo que se esperaba calum, luke y su madre tenían que ir casi siempre a los juzgados o buscando papeles, lo bueno que pudo pasar fue que encontraron rápidamente un abogado; la familia hemmings hood estaba ahora en el juzgado, hoy sería el día en donde el rubio pelearía por la custodia de calum, y el susodicho se encontraba sentado a lado del juez, a punto de decir con quien se quería quedar para siempre; si con luke o con joy, y la respuesta era muy clara.

–muy bien, joven hood... ¿con quién quieres quedarte? –el juez volteo a verlo elevando una ceja.

calum se removió en su asiento incómodo, no usaba una falda ese día y eso lo hacía sentir así además de las miradas que tenía encima.

–c-con.–carraspeó un poco antes de dar su respuesta.– con luke hemmings.

joy entreabrió sus labios apuntó de hablar pero entonces el martillo del juez dio por finalizada la reunión, aprobando que luke tenga la custodia del menor.

calum se levantó y corrió hacia donde el rubio estaba junto a su abogado, abrazó al mayor con fuerza escondiendo su rostro en el hueco de su cuello con una sonrisa.

–lo hicimos, pequeño.–acarició la espalda del menor con su gran mano mientras susurraba, dejó un pequeño beso en su cabeza y caminó junto a él a la salida, dándole una mirada de victoria a joy.

subieron al auto y se dirigieron a casa de joy, solo por sus cosas; calum había adelantado y ya había empacado todo sin que su madre sé de cuenta antes de que hayan ido al juzgado, así que fue fácil solo bajar maletas y subirlas al auto.

–te llevaré a un lugar especial, pero es una sorpresa así que tendré que vendarte los ojos, pequeño.–río el mayor acercándose al moreno y tapándole los ojos con una corbata, dejando seguidamente un suave beso en sus labios.

–¿me darías una pista? –murmuró el menor haciendo un puchero y recibiendo otro beso junto a un pequeño susurro que decía 'no'.

luke estuvo conduciendo durante horas y horas, mucho tiempo en donde el moreno se quedó dormido, acurrucado en el asiento de copiloto; luke en cada semáforo lo miraba y lo acomodaba de mejor forma para que no le duela el cuerpo en cuanto despierte, al igual que lo cubrió con su chaqueta puesto que ya se les había hecho de noche.

en al menos una media hora, siendo ahora casi las diez de la noche; habían llegado a su destino, luke estacionó el auto fuera de una gran casa, estaba claro que habían viajado en ese lapso de tiempo y que ya no estaban en Sídney.

–amor, calum, princesa.–el rubio removió un poco al menor y este empezó a despertar.– ya llegamos, corazón, despierta.

–¿dónde estamos? –bostezó el moreno mirando por la ventana mientras restregaba uno de sus ojos con el dorso de su mano.

–estamos en casa... bienvenido a Melbourne, cally.–dijo el mayor con una gran sonrisa.

–¿M-Melbourne? –calum casi se atragantó y lo miro con emoción, saltó del asiento del copiloto al asiento donde luke se encontraba y lo abrazo con fuerza.– ¡eres el mejor, lukey!

–lo sé, lo sé.–el rubio rió abrazando de la cintura al menor, dejando varios besos en su cuello.– vamos, debemos meter nuestras maletas a nuestra casa.

–casa... –susurró el menor con una sonrisa mientras asentía.

ambos bajaron del auto, sacaron las maletas y fueron metiéndolas poco a poco; calum se sorprendió al notar que la casa ya estaba amueblada y decorada a gusto de ambos, al igual de que su armario tenía varias bolsas con ropa —faldas y ropa interior.— abrazó demasiadas veces al rubio en cuanto terminaron de bajar las maletas y se dieron una vuelta por la casa.

daddy || ch + lhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora