Pero ya estoy cansada, así que ahora te toca coger el mando de este juego en el que ambos vamos perdiéndonos cada día y hacer de esta una de las mejores partidas – siempre se te ha dado bien esto de los juegos, ¿verdad?
Te cedo el timón, y si ves que no puedes salvarnos, que este barco no va a flote, tranquilo, yo te estaré esperando donde siempre, con un beso en mis labios y un poema con el que abrazarte, y hundirnos juntos.