3. Una bonita casualidad

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Un 8 de mayo cualquiera, unos años atrás...

El sonido de la música se elevaba por encima de las voces que casi gritaban para intentarse comunicar con otros asistentes de la fiesta más concurrida en el Salvatore's. En sus tiempos, era el pub más visitado de la ciudad, su orientación era muy diferente a la actual. Su dueño, Dylan Parker, era un hombre de cuarenta años que había tenido suerte en la vida, disponía de mujer y dos hijos. Damen Dylan Parker y Joyce Parker. Damen tocaba de vez en cuando acompañando a su hermana mayor, Joyce, quien había sido recientemente contratada para ganarse un dinero extra repartiendo copas. Joyce era una chica de 22 de apariencia juvenil, alta y delgada, de fracciones algo marcadas y una melena pelirroja que caía como una cascada de lava sobre sus hombros. Amante de su trabajo y de la vida en general. Aquella noche llevaba puesto su uniforme de camarera negro, —que mal no le quedaba, todo hay que decirlo— cuando se dirigía a la mesa 6. Unas Avril y Daniela de 15 años se encontraban en su primera noche de fiesta.

Conocían a Joyce de poco, era la chica que esa misma mañana les dio un folleto que decía:

Gran fiesta esta noche en el Salvatore's.

Entradagratisparalaschicas condosconsumiciones.

Música, fotógrafos... ¿te lo vas a perder?

Poco tardaron en organizarlo todo para asistir, que si qué ponerse, qué zapatos, qué excusa para sus padres poner... Al final la solución fue: vestidos negros cortos y «Papá, mamá, ya es hora de que nos dejéis salir de una vez.»

Vale, en realidad no fue tan fácil, pasaron todo el día entre tiendas y súplicas a sus padres, pero, ¿qué más da? La cosa es que consiguieron su propósito y ahora, se encontraban en su primera fiesta juntas. Y digo primera fiesta juntas ya que Avril ya se encargó ella misma de ir un año antes a una sola. La pobre de Daniela no presumía de ese privilegio.

—Hola, chicas. —saludó amablemente Joyce. Su amplia sonrisa les dio la bienvenida al lugar. — Tomad, os invitan mi hermano y su amigo.

Joyce tomó los dos vasos de su bandeja y dejó los mojitos sobre la mesa, después, señaló a una esquina donde dos jóvenes fumaban sus cigarros en largas caladas. Al percatarse de las miradas de las chicas sonrieron con un toque de picardía.

Joyce sintió la mirada de su hermano Damen clavándose en ella como signo de que se largase de allí, aunque haciendo caso omiso de ello, interrumpió la pequeña conversación por lo bajo de las dos quinceañeras:

—El de la derecha es Damen, mi hermano —mostró una mezcla de tristeza y burla al hablar de su hermano — y el de la izquierda es Bob, un payaso, no le hagáis mucho caso . Acompaña a mi hermano en todas sus cazas nocturnas, por llamar de alguna manera a su intento por "ligar".

—Pues si cree que tiene alguna posibilidad con nosotras lo lleva claro. —dijo Avril con seriedad, la cual se desvaneció con una carcajada que soltó.

—No seas así, puede que sean majos. —gritó Daniela, elevando su tono, ya que la música estaba a tope. —Joyce, ¿puedes bajar un poco el volumen?

Y tan rápido como apareció, Joyce se esfumó entre los bailarines que había por la gran discoteca vintage.

Damen y Bob se aproximaron hacia ellas con un acompasado andar siguiendo el ritmo de la música, pero esta vez, no era Damen el que venía a ligar, era Bob. Damen vestía una camisa blanca y unos jeans algo desgastados y Bob una americana negra y unos pantalones del mismo color.

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⏰ Última actualización: Apr 16, 2014 ⏰

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