Y aquí viene, la misma rutina de siempre. A veces me gustaría ser otra persona, al menos por un día. Pero es algo imposible. Hoy apenas es martes, (si, recién comienza la semana, ¿hay algo más desesperante?) y comienzo el día con Educación Física.
Llego casi a la carrera, es tarde, al menos unos diez minutos y no quiero una bronca delante de la clase, porque, como me paso el año pasado, soy capaz de ponerme a llorar. Lo acepto. Soy una sensiblera que a la primera llora. Pero, ¿Qué le voy a hacer? Todavía recuerdo todo lo que se burlaron de mí algunos, me apodaron la llorona, pero, por suerte, al terminar el año y comenzar este, aquello está olvidado.
- Lo siento- digo cuando llego junto al profesor algo cansada ya.
Este me mira de mala gana, creo que piensa que llego tarde apropósito, para ver si así me libro alguna vez de su clase, creo que por eso todavía no me ha echado, porque quiere joderme y no darme el gusto de librarme de aquella tortura. Sé que me tiene manía, todavía recuerdo el día en el que, nadie corría (y yo, por supuesto, no iba hacer la excepción) ¡y me echo la bronca a mi sola! Me quede flipando. Y si no es por un amigo que se acerca a defenderme y a decir que no era yo sola, me hubiera puesto a llorar. Y no miento, ya tenía los ojos cristalinos. Y también recuerdo la mirada burlona de Harry que me hacia gestos de llorona, al parecer él si recordaba lo sucedido el año anterior.
-¡A correr, Monroe!- me exclama.
Yo me acerco algo atontada a los demás que ya corren en circulo por todo el campo. Me uno a mis amigas y no abro la boca en ningún momento. Si hablo, me canso más rápido. Si me canso, tengo que ir urgentemente por mi ventolín (si, para completar soy asmática) y si lo hago, el profesor me riñe por poca resistencia y como consecuencia, mis ojos se ponen cristalinos si no es que se me escapa una lagrima que va a su bola sin escuchar mis súplicas porque no salga.
El profesor nos llama unos seis minutos después, (y ojo, que ya estoy casi muerta) y nos hace tomarnos las pulsaciones, para después decírselo a él, cosa que él anota, no se porque, pero es problema suyo, yo, que nunca soy capaz de encontrarme el pulso no le digo mis pulsaciones y él con la mirada me lo dice todo.
Al minuto de estar haciendo estiramientos llega Harry. Como siempre, tarde, es más, hasta es sorprendente ver que nos ha honrado con su presencia a primera hora (nótese el sarcasmo) y viene serio, pero con una mirada llena de diversión y peligrosidad.
- Vaya, aquí venimos cuando nos da la gana ¿no, Styles?- le pregunta el profesor cruzándose de brazos, Harry se limita a encogerse de hombros.
- Si quiere me voy- dice apunto de darse media vuelta.
- No, claro que no- dice negando con una sonrisa el profesor- no le voy a dar el gusto de librarse, como tampoco se lo doy a su compañera Monroe- cuando ha dicho eso, todo el mundo me mira, yo miro a otro lado algo avergonzada.
El profesor nos manda a jugar futbol, mientras se queda echándole la bronca a Harry por su chulería. Pero este no parece interesado, y la misma mirada traviesa y divertida con la que llego permanece hay. Lo se, porque no he podido evitar dejar de mirarle. Cuando el nota mi mirada, me mira y yo me hago la loca, al minuto después vuelvo a mirarlo. Y su mirada sigue fija en mi, provocándome unos sudores que no son normales.
Y por fin, el timbre que indica el final de la hora suena, yo me dirijo a mi clase cuando el profesor me toma por el codo con fuerza haciéndome quejar. Me suelta y me mira de mala gana. Le grita a los demás que recojan todo y lo lleven al almacén y se queda allí, solo con nosotros. Pues, tengo a Harry justo al lado. Y tiene un olor mezclado. Hugo Boss… y Marihuana. No debería gustarme, pero, el olor al perfume sobre sale ante el olor a esa mierda de droga.
- No os vais a librar. ______ ¿crees que no me he dado cuenta que no has hecho nada en toda la hora?- ¡pero como que no! Si estoy asquerosamente sudada.
- Pero si yo…
- Ahórratelo- me corta el muy idiota- y tu Styles, me tienes cansado, ¿Qué pasa contigo? ¿crees que es mejor quedarte por ahí fumando que venir a clases?
- ¿Quiere que mienta o sea sincero?- le pregunta burlón.
- Hay veces que me dan ganas de darte un puñetazo, a ver si así te das cuenta que estas tirando tu vida a la basura. - le dice entre dientes, yo le miro sorprendida, pues no espera algo así, Harry da un paso adelante con chulería y sonríe sarcástico.
- ¿Has escuchado, ______? Un profesor me acaba de amenazar- dice sonriendo con malicia y desafiándole con la mirada.
- No quieras darle la vuelta a las cosas, Styles. Sabes que lo digo por tu bien- le dice suavemente.
- ¡Y yo estoy harto de que aquí, todo el mundo se crea con derecho de opinar de mi vida!- grita molesto.
Yo doy un paso atrás y me pregunto que demonios hago allí, si ellos parecen no reparar en mi presencia. Es uno de esos momentos en lo que sientes que sobras. Comienzo a dar pasos cortos hacia atrás mientras ellos se miran desafiantes, casi parece que se conocen de fuera, de algo más que de una relación profesor-alumno.
- ______ y tu os quedaréis castigados. - al escuchar mi nombre me acerque de nuevo a ellos.
- ¿Qué ¿yo porque? ¡yo no he hecho nada!- pataleo como una niña pequeña, y recobro la compostura al instante, soy patética.
- Pues por eso mismo, guapita, no hacéis nada ninguno de los dos. Os quiero a la hora del recreo en el despacho de educación física. Y ni se os ocurra intentar saltaros el castigo- esto lo dice mirando atentamente a Harry- porque si no, será peor. Os lo aseguro.
- Esta bien- digo yo entre dientes con rabia.
Me doy media vuelta y me marcho, ¡que injusta es la vida! ¿Qué no había hecho nada? ¡Anda y que le den! El día que le vea, haciendo lo que yo a las ocho de la mañana con frío, le tendré algo más de respeto. Mientras tanto, tengo pensando hacer incluso menos en su clase. Para que la próxima, me castigue con razón. Y ahora… a intentar no derretirme cuando me quede a solas con Harry cumpliendo el castigo.
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Y así... el tiburón se enamoro del pecesito. {ADAPTADA} Harry Styles & tu.
RomanceCuenta la historia que nadie puede creer. El enorme tiburón del pececito se enamoró. Muchos se preguntaron, ¿Qué fue lo que vio en el él? Y es simple, es sencillo. Lo enamoró con su sencillez. Era tan hermoso y brillante, que incluso en el abismo, o...