Nadie es culpable por amar.

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No sé muy bien por qué he empezado a recibir en mi buzón de correo la revista de una confesión religiosa de cariz apocalítico conocida por su método de prédica puerta a puerta. Leyendo por encima lo que esta gente difune me ha exasperado su insistencia en hablar de desviación e inmoralidad al tratar el tema de la homosexualidad.

¿Es inmoral amar o es inmoral odiar por amar? Me pregunto, porque todo el texto, bajo una supuesta "caridad" frente a quien "está equivocado", se incita a la repulsa absoluta de aquellas personas que están, supuestamente, cometiendo faltas a la moral y claro, me pregunto si no es incongruente el mezclar el amor con la imposición y llevarlo al odio y la repulsa si la persona "amada" y a sus actos de amor.

Según he continuado la lectura me he quedado anodadado viendo una argumentación torticera en donde no se llegaba a condenar al pecador pero sí al pecado y, ojo, haciendo del pecado la antonomasia del pecador... Vamos, lo que en lengua vernácula viene a ser decir que no pasa nada porque seas homosexual pero que estás en un pecado gravísimo que te mancilla y que has de evitar a toda costa. No se contentan con hablar de celibato y castidad como otras confesiones (católicos, mormones, etc) sino que directamente sugieren métodos "científicos" para revertir la inversión moral y hacer del homosexual un heterosexual modelo a la vista de su religión...

Estos métodos científicos, que mencionan pero no enumeran, sospecho son una serie de terapias que están calificadas como atentados contra los derechos fundamentales de los seres humanos, de hecho doy por supuesto que se sugieren y no se indican para evitar multas o acciones legales ya que más de una ocasión ha habido fallos judiciales en donde se han equiparado con la tortura... Y todo esto hablando de amor con un lenguaje de leguleyo de Dios.

Tengo la desazón de saber que en algún punto una pobre criatura o su familia está leyendo esa bazofia y sufriendo inmerecidamente por interpretaciones de textos con un par de milenios a las espaldas y que no corresponden con el devenir de las sociedades actuales. En algún sitio es posible que una muchacha o muchacho estén siendo sometidos al látigo de estas afirmaciones lesivas hacia su persona y me quedo con el corazón en un puño pensando en qué puedo hacer yo para evitar ese sufrimiento innecesario.

No soy nadie para negar las creencias religiosas de nadie, tampoco tengo potestad para que mi pensamiento sea el digno de ejemplo, pero sí que tengo estos dedos y esta boca para explicarle a quien se encuentre en esa tesitura que si su Dios es amor, le ama como sea, y que lo demás son interpretaciones de humanos que juegan a ser divinos. No hace falta acoplarse a preceptos de hace milenios para ser feliz, tan sólo basta con sentirse a gusto con la vida que se desarrolla hoy en día y saber que todos los principios religiosos y filosóficos no son más que la elucubración de un humano hecha para humanos.

Sin embargo me quedo con el mal sabor de boca que deja el saber que en algún lugar alguien está sufriendo injustamente por culpa de la estrechez de miras, el fanatismo y el literalismo bíblico. Si exisitiese un dios y este fuese amor, seguramente no sería amigo de las instituciones religiosas que fundamentan su creencia en la castración de emociones, sentimentos y actitudes tan puras como el amor entre dos personas, tampoco estaría en contra de la libre expresión del placer y de la libertad.

Y es aquí cuando me pregunto hasta dónde ha de haber tolerancia con quien difunde el odio, hasta dónde se puede permitir que una confesión se permita el lujo de sugerir actos contra el individuo por mor de una divinidad, hasta dónde una persona puede anteponer a su Dios a su propia felicidad...

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