Despierto sabiendo que todo va a estar bien porque te tengo conmigo.
Despertaste debido a la luz del sol que se filtraba por las cortinas blancas, abriste tus ojos lentamente y notaste que Matthew seguía dormido con su cabeza en tu cuello y su brazo enrollado en tu cintura. Intentaste moverte lentamente para no despertarlo pero no funcionó.
—Mmm..., nena, vuelve a dormir—dijo somnoliento causándote ternura.
—No puedo, Matt, debo ir a trabajar—dijiste antes de intentar salir de la cama, pero Matthew te sujetó más fuerte de la cintura y te volteó para que queden cara a cara.
—Buenos días, preciosa—susurró antes de darte un beso en la nariz—. Creo que aún no te digo lo mucho que te quiero.
Sonreíste. Cosas como esas hacían que te enamores cada día más de él.
—Hoy estás más hermosa que ayer—acarició tu mejilla—. Gracias por darme mañanas como estas, en las que despierto sabiendo que todo va a estar bien porque te tengo conmigo—sonrió antes de darte un casto beso en los labios—Te amo… mucho.
—Yo también, Matthew, mucho—sonreíste—. Gracias por dejarme ser esa persona que te saca una sonrisa día a día, por permitir que te sostenga cuándo piensas que vas a caer, por todo…—le diste un beso en la nariz y luego otro en los labios—Ahora sí, debo irme a trabajar—saliste corriendo de la cama.
— ¡Me las vas a pagar por escaparte así! —gritó riendo mientras negaba con la cabeza.
