Treinta y ocho

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Liz

El desayuno continental estaba exquisito. Adoro las fresas. Tomé una de las que había colocado en mi plato la mire, y me la eché a la boca cerrando los ojos al sentir que estaba muuuuy dulce y jugosa, la saboree y la disfrute tanto que boté un pequeño suspiro. Al abrir los ojos vi que Tom estaba corriendo una silla para sentarse. Me miró con una sonrisa burlona por la escena que acababa de ver.
Me sonroje automáticamente. Maldita sea! ¿Por qué tuvo que ver eso?!!!!

Un amor de Lotería♥️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora