67. Pocos

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  He de confesarle que el tiempo de mis ojeras
es proporcional a imaginarme mil maneras de hacerla sonreir
pero no le he venido hablar de pensamientos ni desvelos
le vengo a proponer la tarde y una nieve en
la banca del parque, y las caricias de miel.

Si usted gusta de tomar mi mano
le prometo no atar su alma
y dejarla volar sin retraso
quédese y quiérame todo lo que pueda 
porque en estos cuerpos 
solamente pocos fuimos enviados.  

gilbertomascorrro.

Noches de OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora