Una semana antes de lo ocurrido:
Rayos, truenos, relámpagos... Ahhh... así no hay quien duerma.. me recuesto en mi cama, de un lado para otro, da igual en qué postura me ponga, sigo incómodo y tampoco puedo dormir, seguramente sea por el ruido de la tormenta...
Me levanté y fui lentamente caminando hacia el ventanal de mi cuarto al lado del armario de madera que hizo mi padre hace ya bastantes años. Lo abrí, a pesar de no gustarme especialmente las tormentas. Una brisa súbita me golpeó al abrir la ventana, que hizo recorrer un escalofrío por todo mi cuerpo. Pero a pesar de aquella tempestad, el bosque Róltar se veía precioso. Aquel bosque rodeaba todos los alrededores del castillo, menos un camino bastante ancho, que conducía a cualquier lugar fuera de nuestro territorio.
Recuerdo a mi madre contarme historias cuando era pequeño, no solían ser de cuentos de hadas ni de monstruos, puesto que tampoco es que fuera un niño común... Me solía decir que en el bosque vivían una manada de lobos salvajes que atacaban a cualquiera que se acercase a su territorio, el cual nos pertenece. Alguna que otra vez mi familia, incluyéndome a mi, ha visto varios cadáveres desangrados y despellejados por ellos, y creedme, no es una vista muy agradable que digamos.
Seguía tronando, y cada vez el ruido se hacía mas y más fuerte, cada trueno era mayor que el anterior. Mi alma me atronaba los oídos de tan rápido que me latía el corazón.
Noches así no suelen ser mis preferidas. Esas palabras me recordaron a ella, contemplé que estaba en diagonal detrás de mi a mi derecha, observando el panorama o el paisaje, divisando el horizonte. Agaché la cabeza para reflexionar qué estaría pensando, quizá le recuerde a algo o sienta pesar, no lo sé.
Volteé la cabeza para volver a verla, pero de un momento a otro se esfumó. Miraba hacia atrás y no la veía, contemplaba toda la habitación y no había rastro de ella. Giré mi cabeza para ver por ultima vez las vistas de aquel bosque que de alguna forma causaba una sensación de melancolía. En el mismo instante en el que me giré para cerrar las ventanas se encontraba en frente de mi, flotando fuera, pero cerca del bordillo del balcón. Me quedé mirándola, intentando ver algún aspecto humano, pero solo su figura lo era a pesar de no poder verla claramente.
- No se si puedas hablar, pero... Es igual, no importa.. Nunca me has dicho nada ¿Por qué iba a ser distinto hoy?
Ella giró su cabeza para ver los paisajes a su alrededor. Marcos suspiró.
- Tampoco sé si puedes sentir emociones u otras cosas..- miré a lo que parecía una larga melena de color negro, seguía mirando el bosque- ¿No sientes frio? como sea, vamos entra, de nuevo voy a intentar dormir.
Permaneció unos segundos como estaba y después entró dentro. Cerré el ventanal y para cuando me dí la vuelta ella ya estaba flotando alrededor de mi cama, como siempre. Desde que era pequeño lo hacía, eso era lo último que veía por las noches y lo primero que veía al levantarme, una presencia flotando alrededor de mi. Cuando era un niño me gustaba pensar que lo hacía para protegerme y cuidar de mí cuando estuviera indefenso, reponiendo el cuerpo después de todo un exhaustivo día.
Sonreí al verla, andé hasta mi cama aparté las sábanas y me recosté hacia el lado izquierdo, no me apetecía mirar al bosque a través del ventanal.
La vi flotando delante de mí, me puse recto mirando hacia el techo, se acerco hasta el punto de tenerla encima, enfrente a pocos centímetros de mí. Abrí los ojos de par en par, no estoy muy seguro, pero creo que podía sentir su mirada. El corazón se me aceleraba cada vez mas y mas, hasta llegar al punto de que creía que se iría corriendo de mi pecho. Seguían sonando cada vez más truenos y ella puso su mano pálida y congelada en mi frente haciendo de inmediato un efecto en mí. Los ojos cada vez me pesaban más y más, mi cuerpo quería tumbarse y no volver a moverse, y el sueño invadió por completo mi mente. Se apartó de mi, y se puso flotando al rededor de la cama, sin pensarlo había caído dormido, dejé de escuchar la tormenta, que tranquilidad.
Mi respiración poco a poco se tranquilizó. Aquella noche me había ayudado a dormir plácidamente. Ella ya sabía que no puedo dormir siempre y cuando haya una tormenta, no es que les tenga miedo, es solo que jamás puedo quedarme dormido con todo ese ruido.
Fue una noche oscura y tenebrosa, jamás la olvidé y que la tuviera a mi lado lo hacía mucho más lúgubre. Pero de alguna forma, fue la primera vez que la sentí tan cálida.
A partir de aquí las cosas se pondrán interesantes.
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La verdad oculta en el interior
ParanormalMarcos es un chico alto, moreno, de pelo algo largo y oscuro. Nació en una familia rica y de gran prestigio, se crió en una mansión al lado de un bosque tenebroso. Aún que el no era como los demás, es una persona amable, optimista, y algo especial...