Oscuras sombras pasadas

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¿Por qué hace tanto frío? ¡Esto no tiene sentido! ¿Mmm? El pasillo llega a su fin. ¿Qué es eso? 

- ¿Estás viendo lo mismo que yo?- me dirijo hacia la presencia.

Me faltan pocos pasos para llegar al final del pasillo y  ahora puedo verlo con más claridad

El pasillo no tiene salida, solo es una pared de piedra en la cual se haya un cuadro. Me acerco lo máximo posible. Se trata de un cuadro viejo con el marco de oro, cubierto de polvo y varios arañazos.

Es bastante antiguo al parecer...

La pintura del cuadro era bastante llamativa a pesar de que se notaba que era bastante antiguo.

Marcos se queda contemplándolo mientras pensaba en voz alta para ella.

- Es un cuadro muy antiguo. Y todos estos años ¿Mis padres no querían que lo viera? ¿O es que el cuadro tiene algo especial? ¿Y porqué querías venir hasta aquí? Nada de esto tiene sentido...- se queda mirando al suelo mientras busca una respuesta y vuelve a depositar su mirada en el cuadro- Espera, ese del cuadro... no.. no, imposible...

Marcos puso los ojos como platos, tan sorprendido y aterrado al mismo tiempo.

Ese cuadro, es de hace siglos, no lo entiendo... ¡¿¡Por-porqué aparezco yo en él!?! No tiene sentido... a menos, a menos que mis padres encargasen hacer esa pintura. No, ellos jamás harían algo como eso. Entonces, ¿Cómo es posible?

En la pintura se podía ver a una pareja bailando al son de una pieza que tocaba el músico en el piano. Se encontraban en el salón y éste estaba decorado un tanto romántico y algo tétrico al mismo tiempo. Con todas las luces apagadas mientras las antorchas ardían con gran fuerza, como mil cirios lejanos. Había suficiente luz como para ver a la pareja que bailaba en el centro del cuadro y de la sala. Se podía percibir en el ambiente el amor que brotaba entre ellos dos.

La chica era esbelta, con una tez pálida y una melena extremadamente larga que le llegaba por debajo de sus posaderas, tan negra como la noche misma. Con un vestido negro a conjunto con su cabello, la parte inferior de la vestimenta la llevaba arrastras, no se llegaba a ver su calzado. Y a penas se llegaba a verlo bien pero, se podía observar el toque de que tenía un ojo de cada color. Eso me sorprendió un poco.

El ojo izquierdo era de un color rojo carmesí, como la mismísima sangre pura y el derecho un azul intenso pero a la vez hermoso.  Algo curioso la verdad. Pero lo que más me asombró, fue su acompañante, el hombre con el que bailaba. 

Era un adolescente, alrededor de 19 años tendría, que vestía muy elegantemente, con una vestimenta bastante antigua. Con traje, bien arreglado...

-A juzgar por los ropajes, diría que el cuadro es de 1.800... Pero aunque así fuese ¿Por qué el chico de la pintura se parece tanto a mi?

Quizá sea algún antepasado mío de la familia, pero es que somos tan parecidos. Cualquiera diría que somos gemelos... O la misma persona...

El pelo chocolate y algún mechón dorado caían por encima de sus orejas y cubría gran parte de su hermoso rostro. No obstante, dejando poder ver sus ojos verdosos y su piel tan perfecta junto con una sonrisa plateada. La luz que desprendían las antorchas iluminaba su aspecto haciendo que pareciera un hermoso noble, cuya mano danzaba con la de una resplandeciente tétrica joya.

Era clavado a mi, lo curioso es que era el mismo salón de baile que el nuestro, la entrada principal a nuestro castillo.

- Esto es más que una coincidencia y no lo comprendo.

La verdad oculta en el interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora