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                                 Joel Pimentel.

Sonreían.
Su familia y él enfrente de la cámara del teléfono.

ㅡ Listo.ㅡ avisó Madison.

Habia preferido tomar la foto que salir en ella. Siempre le comentaba al chico que no era buena para las fotos, ya que sale con los ojos cerrados o simplemente no le gusta.

Tenía una gran inseguridad en sí misma. Y lo único que tiene que decir Joel Pimentel a las chicas que eran igual que ella, es que son hermosas, que no es necesario mostrar su cuerpo para sentirse bien, que sólo sonrían porque son preciosas y así llamarán la atención. Recuerdenlo.

ㅡ Gracias cariño.ㅡ le agradeció su madre.

ㅡ No hay de que señora.ㅡ sonrió sin mostrar sus dientes mientras le entregaba el celular.

Se acercó a ella, porque se había dado cuenta hace unos minutos, que cuando salen con la familia de él, se vuelve un poco más tímida de lo común. A lo lejos vió una cabina de fotografías instantáneas, algo raro, ya que no hay muchas.

Tomó su mano y se echó a correr hacia ella, su madre.ㅡla señora Patricia.ㅡ lo miraba sorprendido, porque jamás en su adolescencia habia hecho eso. Pero era entendible; estaba enamorado.

ㅡ Joel, detente.ㅡ pidió pero no le hice caso.

Al llegar ahí, tocó su pantalón tratando de buscar alguna moneda para luego meterla al lugar indicado.

Mientras tanto Madison tenía sus manos sobre sus rodillas, y la mirada en el suelo, no tenía mucha condición física que digamos.

ㅡ ¿De qué te ríes?.ㅡ preguntó cuando escuchó su risa.

ㅡ Necesitas hacer ejercicio, en mis días libres, saldremos a correr.ㅡ comentó.

ㅡ No gracias.

Entraron al lugar. La parte de atrás, el fondo era color blanco, habían unos grandes lentes, que se los puso a la chica.
Ella empezó a tomar diversas cosas que habian, como por ejemplo algunos sombreros, letreros y cosas así para ponérselo a él.

ㅡ Así vestido puedo ganar el mejor ridículo del año.

ㅡ Pero harías un ridículo lindo.ㅡ defendió.

Apretó el botón, que inició la cuenta represiva de segundos que se mostraba en la pequeña pantalla.

Hicieron diferentes caras, que de alguna manera, hacía que ese momento fuera divertido.

Agarró las fotos una vez que terminaron de darse unos cuantos besos allí y salieron.

ㅡ Si quieres puedes quedartelas tú.

ㅡ La tendremos los dos.

ㅡ ¿Cómo los dos? - frunció el ceño.

Aún no vivían juntos, así que claramente no entendía nada de lo que le decía.

ㅡ Tú y yo, tu cepillo dental a lado del mio, no se piensalo.ㅡ coqueteó.

ㅡ Suena a propuesta.

ㅡ Es una propuesta.ㅡ afirmó.

ㅡ ¿Puedo pensarlo?

ㅡ Quizás.ㅡ alzó sus hombros.

ㅡAcepto tu propuesta entonces.

El cerebro del chico no era tan rápido en procesar, así que tardó unos segundos en hacerlo. La abrazó.

Casados por obligación.||Joel Pimentel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora