Hoshi.

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Despierto. Hoy sobresaltado por el sueño, curioso, me acuerdo de él y ya han pasado mas de veinte minutos desde que me desperté. Siento una sensación nueva. Emoción. En mi sueño conocía a una persona la cual sabía que iba a cambiar mi vida. Siento que hoy es un día diferente al resto, siento ganas de vivir éste día por una vez en mi vida.
Desayuno más rápido que nunca.

-¿Tienes prisa?- Me pregunta mi madre con el mismo genio que siempre.
- Sí, bueno, llego tarde, ¿no?- Respondí con una risa mezquina.

Me doy cuenta de que va a ser un día especial. Salgo a la calle y bajo las escaleras exteriores del apartamento hasta abajo. Al llegar a bajo veo de repente a una chica muy sonriente nada mas doblar la esquina.

-¡Joder! Que puto susto. ¿Quién coño eres?- Le hablo asustado.

-Me llamo Hoshi, ¿puedo ir contigo hasta el instituto? Soy nueva en la ciudad y bueno... Necesito ayuda- Contestó con una amplia sonrisa- Eres Komorebi ¿cierto?

Hoshi. Era tan peculiar. Siempre iba sonriendo aún hablando de cosas tristes. Tenía aspecto oriental, ojos rajados, pelo negro liso y oscuro. En ese instante llevava una trenza. Al principio me resultaba extraño pero por el camino hablamos de muchas cosas y descubrí otras de su vida. Era de una familia similar a la mía, pobre, sin hermanos y además ella tampoco tenía amigos ya que era recién llegada. Ella era especial, se notaba. "Quizá, ella es la persona de mi sueño y a lo mejor se haría realidad. ¿Qué estoy diciendo? Debería dejar de engañarme a mi mismo."
Al llegar al instituto descubrimos que vamos a clase juntos, le iba a costar integrarse al estar en la mitad del curso, de todas formas se le veía capacitada.
Cuando salimos me hizo una pregunta un tanto particular que me marcó mucho un antes y un después: "¿Crees en la existencia de otros mundos paralelos a éste? Que si creía en, ¿qué?" Le contesté automáticamente. Repentinamente dejó el tema. Me pareció muy extraño todo.

Cuando llegué a mi casa algo increíble pasó, estaba todo en silencio, mi madre no grutaba ni discutía aunque fuera por teléfono. Silencio. Subí las escaleras corriendo y abrí la puerta a toda velocidad ,en absoluto silencio, con el corazón dando tumbos. Y cuando abrí, ahí la vi, era mi madre pero no lo era, quieta, mirando al frente con una mirada totalmente perdida y la cara inexpresiva. Los ojos, se tornaron de un sólo color enteros.

-¿Mamá?- Pregunté con miedo esperando una respuesta que sabía que no obtendría.

De pronto, en un rincón del salón, distinguí una silueta humana, media estatura. Me quedé horririzado pero me di cuenta que sabía quién era. Hoshi. Ella tenía una cara de horror absoluto y no paraba de hacerme gestos para que me estuviese quieto y en absoluto silencio.
Imaginarme allí, parado en medio de la oscuridad absoluta, sin poder hacer nada con mi madre que no estaba en sí. Con una extraña en mi casa y sin saber que hacer, por mi cuerpo sólo sentía algo que nunca había sentido.
Alegría.

KomorebiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora