Capitulo 3, Tarde

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Desperté sobresaltado, con lo de anoche se me había olvidado poner la alarma para ir al colegio, me desperté corriendo hacia el baño, me bañe lo más rápido que pude, me puse el elegante uniforme y baje con mi maleta y mi celular en la mano corriendo para hacerme algo de comer, mi mamá estaba sentada en el comedor con cara de dormida aun, me miro extrañada y me pregunto -¿A donde vas tan bien vestido? Es sábado-, la mire y sonreí mientras agarraba una manzana y dejaba mi celular en el mesón de la cocina, solo para coger el café, que se hallaba en la parte baja de la alacena, me hice un chocolate mientras le decía -Hoy es viernes mamá, tengo que ir a estudiar-, agacho la cabeza apenada y saco su celular, me tome el café muy rápido, y camine rápidamente hacia la puerta para irme.

Al lado de la puerta Brisa se hallaba organizando la sala, me miro y saco sus llaves del bolsillo, para abrirme, le dije algo alterado -¡Rápido!-, me miro con esa ojos que cruzaron mi cabeza a la mitad, cuando pasaba por al lado de ella me dijo a él oído -No mires muchas niñas lindo-, sonreí, -No lo haré-, desde atrás, desde el comedor, mi mamá gritó -Bastian tu celular-, volteé y estaba mirando a Brisa extrañada, pues estaba muy cerca de mi, agarré el celular de entre sus manos y salí casi corriendo.

Ya mientras cruzaba las hermosas calles del pueblo, noté que ya estaba a tiempo, entonces rebaje el paso, y cómo lo hacía de costumbre en mí pacífica soledad, pensé en nada, el mejor de los sentimientos, elevarse en tu propio mundo con la costumbre del mismo camino, sin posibilidades de perderse en la trayectoria hacia la escuela mientras piensas en nada y ni cuenta te das de cuando mueves tus pies al caminar, cuando menos pensé estaba en la puerta del colegio, Dilan estaba sentado en la tienda pidiendo unas papas para comer en clase, lo saludé y me sonrió.

Llegamos al salón juntos como de costumbre, y mirando a él alrededor dijo -Creo que ya todos tenemos ganas de irnos de esta mierda-, sin demorarme mucho le respondí -Si, pero igual lo vamos a extrañar cuando nos vayamos-, el siempre llevándome la contraria, mientras se tiraba su largo pelo marrón hacia atrás me respondió -Con tal de no volver aquí-.

Pase todo el día sin ver a Gisell, a la salida, íbamos caminando ya de vuelta a casa, y ella me paro y me saludo con su perfecta sonrisa, me abrazo y me dijo -Me alegra verte- y vi cómo su amiga se reía atrás de ella, le respondí suavemente -a mi igual-, y sentí como sus ojos café claros me hacían temblar, y le sonreí.

-Estás muy enamorado de ella campeón-, pues me molesta admitirlo pero si, -que te importa-le respondí, se rio y me agarro de la cabeza como un muñeco pues es un poco más alto que yo, y además muy grueso parece que hiciera ejercicio por sus manos, pero no es gordo, simplemente es trozo, -chao gordo de mierda-, me miro feo con sus enormes ojos y sonrió -hijo de puta enano-.

Llegue a casa muy cansado pues el día había sido muy aburrido y habíamos hecho demasiadas cosas, me quite el pantalón y con solo ver mi cama caí rendido, no quería saber de nada, no había pasado una buena noche con lo sucedido, así que dormí.

Cuando desperté ya anochecía, y sentí cómo mi abuela hablaba con Brisa de organizarle la cama y la ropa y salía como de costumbre todos los viernes, así que me paré me quite la camisa y me puse una de las camisas más larga y cómoda que tengo, me puse una pantaloneta y salí en busca de comida, camine por todo el corredor en medias, y baje las escaleras y vi a Brisa lavando la enorme losa de trastes que habían, parece que mi abuela había hecho algún postre antes de irse pues estaba todo muy sucio, ella me miro como con cara de ayuda y yo solo sonreí y le dije -¿Mucho trabajo señora de la limpieza?-, enojada comento sin ni siquiera mirarme -Mi vida no es tan fácil como la tuya niño rico-, tome un sorbo de leche y dije -¿Sabes que también tengo rico?-, sonrió un poco,-¿Tal vez la leche?-, me asombro mucho su respuesta pero cuando yo iba a hablar continuo diciendo -La leche del tarro, no te la tomes desde el tarro, sírvete un vaso-, con un tono grosero, pensé que quería o algo así, pero por lo que veo no.

Eso me dio mucha rabia, me sentí más bajo que ella, y con un ataque de impulsos, la agarre de las manos y la puse contra la pared del fondo de la cocina con los brazos abiertos y yo teniéndola en cada lado, -¿después de provocarme me vas a tratar mal?-, se quedo en silencio así que la presione más contra la pared y se mordió los labios, -¿Te vas a quedar ahí en silencio?-, la rabia empezó a causarme calor y a subirme a la cabeza, como luego de provocarme así, solo me ignora como si nada pasara, -¡Di algo!-, -cállate, tu madre nos escuchara-, le baje las manos pero igual sosteniéndolas contra la pared sin dejarlas mover, me acerque a su cuello y le susurré, ¿Desde cuando te importa eso?-, soltó un suspiro.

Me retire y ella roja y sudando me dijo -eres tú o mi trabajo, ella ya lo sabe-, la mire de reojo, -has lo que te de la gana-, y me acoste en el sillón, escuché cómo siguió lavando.

Acostado recibí un mensaje de Gisell -¿Puedo ir a tu casa?, no quiero estar aquí-, y acepte sin pensarlo mucho, le dije a Brisa con un tono fuerte que quería comer y ella se empeñó en hacerme algo, muy pronto tocaron la puerta y detuve a Brisa para que no abriera, la dije que era para mi, cuando abrí ahí estaba, como siempre hermosa, la abracé y agarro mi cara y me dio un beso para luego sonreír. Entro saludando a Brisa, la cara de Brisa describía todo, ella nunca me había visto con una mujer en todos estos años, creo que juraba que yo con diecisiete no conocía a ninguna mujer además de las de la casa, bajo la mirada luego de saludarla y me miro penetrantemente mientras pasaba hacia el pasillo para sentarme con Gisell.

Brisa hacía mi comida, y Gisell empezó contándome -Mi papá le pego a mi mamá-, la mire asombrado aunque en verdad no sentí mucho, hay veces pienso que he perdido el sabor de los sentimientos, simplemente no siento cómo lo hace una persona común, solo quizás algunos sentimientos, -¿Enserio?, pero ¿tú estás bien?...¿que fue lo qué pasó?-, ella me miro con esos ojos cafés, y se acercó a mi tomándome de la mano -por eso te escribí, cuando te escribí ya estaba llegando a tu casa, no sabía dónde ir, el amenazo con pegarme al igual que a mi hermano pero mi hermano me defendió, y tuve que irme-, se me hacía fuego la cabeza con pensar que ese hombre la tocara, podría ser lo que quisiera en ese maldito manicomio pero no tenía derecho a tocarla, -si quieres puedes quedarte aquí, hasta que todo se calme-, me miro por un momento y acepto.

Noté cómo Brisa me miro con rabia al escuchar,- tu comida esta en el microondas-, subió las escaleras hacia la habitación de mi abuela para organizarla, Gisell la miro -¿por que te trata y te mira así?-, con nervios le dije -No lo sé-, comimos juntos las costillas que me había hecho Brisa.

Subimos y le comenté a mi madre que si ella se podría quedar acá, que es por unos problemas, acepto y me presto una pijama para ella, según mi mamá para que durmiera cómoda, así que volví al cuarto y le dije -aceptó-, ella sonrió feliz, pues había logrado evitar a su padre al menos por una noche, me dijo algo apenada -Bas, ¿puedo bañarme?-, la mire con una mirada de aceptación, sonrió y empinándose me dio un beso. Salimos al corredor y mientras la tomaba por la cintura le dije -Esta al fondo del pasillo a la izquierda, alla hay toallas-, sonriendo y casi brincando como una niña pequeña pasó todo el pasillo hasta el baño, cuando entre de nuevo a mi cuarto para arreglarlo para dormir, sentí cómo cerraron mi puerta atrás de mi, volteé de golpe, brisa se lanzó encima de mi haciendo que cayera en la cama y me tapo la boca, ella quedó encima de mi, mirándome con sus ojos oscuros penetrantes, muy de cerca, me quede mirándola y quito la mano que tapaba mi boca lentamente y me beso, teniéndome las manos a lado y lado, inmóvil.

Encima de mi besándome, escuchamos cómo la puerta rechinó y entro mi abuela a la casa, a lo que ella paro y se reclino encima de mi, quedando solo sus piernas a los lados de mi abdomen, me volvió a poner la mano en la boca y me alzó contra el closet, pues la puerta había quedado abierta y la habitación de mi abuela quedaba a lado de las escaleras, y podría pasar por el pasillo, y así fue, con su mano en mi boca y la otra teniéndomela una mano, pasó mi abuela, miro adentro de mi habitación sin encontrarme allí, luego fue hasta el baño, escucho a alguien adentro bañándose y volvió a su cuarto, en el silencio y oscuridad del momento, ella me lo agarro y se agacho mirándome fijamente a los ojos, y me dijo -lo quiero todo-, la mire sin hacer ningún movimiento, cuando me agarro el borde del pantalón para bajarlo y poder hacer lo que ella quería se escucho la puerta del baño abrirse y le dije suavemente -Vete-, y mirándome con sus enormes ojos oscuros, se paró haciendo casi pucheros y pasó a su habitación rápidamente.

Gisell entró con la pijama de mi mamá y con el pelo mojado.

Las Puertas Al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora