Capitulo 6, Bloque C

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Le dije a Gisell -Tenemos que irnos-, creo que entendió que había pasado algo con Dilan por qué sin refutar aceptó, pague la comida y nos dirigimos a la casa de Dilan, fueron las siete cuadras más largas de mi vida, yo caminaba casi corriendo mientras Gisell me seguía agarrada de mi mano, toque la puerta esperando que me abriera Dilan, pero abrió la puerta Lara, su hermana melliza, con los ojos encharcados, ni siquiera pudo sostener la mirada hacia nosotros, con una voz apagada me dijo -Hola Bastian, ¿viniste a ver a Dilan?-, respondí -Si-, mientras se formaba un silencio por varios segundos, ella me miro desconsoladamente a los ojos, hasta que llego Dilan por atrás y dijo -Bas-, ella me dio paso a mi y a Gisell, nos sentamos en el enorme sillón Marrón que cruzaba la gran sala de piso de madera que había antes de la cocina, Gisell se sentó a mi lado, no sabía ni qué hacer, era notable su incomodidad, y Dilan como siempre tan oportuno le dijo -Gisell, tranquila ve a el patio trasero si te incomoda estar aquí-, ella lo miro, sonrió dulcemente, pasó sacando su celular y dándome un beso en la frente, dejándonos solos.

-¿Que fue lo qué pasó?-, Dilan me miro desconsolado, -Bas, lo mataron-, tragué en seco y le respondí -sabes ¿Quien y por qué lo asesinaron?-, me miro y de reojo observo si Gisell ya se había alejado lo suficiente -Bas...él tenía sus secretos, y no los pudo contener, cuando los del manicomio se dieron cuenta que él había contado algo, simplemente  lo asesinaron-, paró mientras se tocaba las manos sudorosas, -Aunque la policía lo hace ver cómo un suicidio-, creó que fue muy confuso lo que dijo por qué le pregunté -¿Entonces tú cómo sabes eso?, si todos creen que se suicido-, volteo tratando de ver si alguien nos escuchaba u observaba, pero su hermana ya había subido seguramente a la habitación con su madre, -Bas, él me contó algunas cosas a mi, confiaba en mi, ayer en la noche me dijo que hoy no volvería, pero no le entendí, solo pensé que tendría mucho trabajo y tendría que dormir en sus casetas-, tire mi espalda para atrás tratando de observarlo mejor y relajar mi columna, -¿Que fue lo que te contó?-, Apretó los labios y frunció el ceño, obviamente era duro para el contar el secreto por el cual habían asesinado a su padre, -Es difícil de creer, pero el manicomio es más que un loquero, allí hacen cosas que nadie podría creer-, sin detenerme mucho le dije -¿Que?-, el sin ni siquiera responderme la pregunta dijo -No se bien, lo único que sé es que allí hay tres Alas, el recinto A, el B y el C, en la A se tratan trastornados propios del pueblo, en la B son internados de otras partes, donde no hay espacio y los traen aquí, pero la C, no tiene nada que ver con las otras dos, todo empezó con que la C es solo para personal autorizado, pero el personal de esa Ala empezó a disminuir de forma considerable, cada vez llegaba más gente extranjera y se reducía de nuevo, hasta que cogieron voluntarios de las otras Alas, los más estudiados....y arriesgados, ahí es donde entra Apolo, mi papá, lo hicieron firmar muchos papeles para poder entrar allí con la promesa de subir aún más el sueldo- bajo la mirada y dijo -El se puso muy feliz por eso-, estaba muy asombrado y le pregunté casi interrumpiéndolo -Asi que tu papá aceptó entrar al recinto C-, me miro triste mientras continuaba, -Asi es, desde que entro allí hace ya dos meses y medio, se empezó a comportar extraño, venía más tarde, hay veces ni regresaba los fines de semana, yo escuchaba a mi mamá llorando, diciéndole que le contara que escondía, pero el se negaba todo, diciendo que no tenía nada-.

Mire hacia el patio y vi a Gisell hablando con alguien en su celular, y volví la mirada a Dilan.

-Un día en una madrugada casi borracho me dijo que él había visto cosas innombrables, que sabía demasiado y si su lengua se desamarraba, terminaría muy mal-, ahí fue donde comprendí todo, Apolo sabía algo que no podía contar, y se lo había contado a alguien el cual terminó el comentario en los superiores y lo asesinaron-, el paro bruscamente y mirándome me dijo -Bastian-, sus ojos reflejaban la seriedad del asunto, yo sin esperar nada le respondí -¿Si?-, y como con un nudo en la garganta acabando de soltar me dijo -Tu papá y el mío fueron los escogidos para entrar al Recinto C-.

Las Puertas Al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora