–¿Porqué siempre llevas las muñecas tapadas?– me preguntó.
Me quedé paralizada nuevamente, jamás nadie me hizo esa pregunta.
–Nada, no es necesario que lo sepas– dije cortante y me fui al baño.
Al entrar al baño, me topé con el enorme espejo, me quedé quieta en frente de el, y me observé detenidamente cada uno de mis defectos.
Mirarme y solamente ver un desastre, ver algo sin sentido, esas enormes ojeras de noches sin dormir, noches de llanto, en dónde lo único que quería era desparecer. Mirarme detenidamente era una de las cosas que odiaba pero no lo podía evitar, era como si todo lo que veía era horrible.
¿Cómo es que hace unas horas atrás estaba excelente y de la nada mi ánimo está por los suelos?.
Observé detenidamente mis ojos, color café, los vi tan ridículos, tan simples. Mi cabello, algo sin definición, lo odiaba. Desearía ser rubia, ojos verdes o azules.
Al darme cuenta se me deslizó la primera lágrima por la mejilla, tenía ganas de romper ese espejo.
Cuando Ryan me hizo esa pregunta, se me vino a la mente todo mi jodido pasado, Josh. Era imposible no extrañarlo, extrañar sus besos, sus abrazos, su perfume que adoraba, la forma en que me hacía reír.
Quisiera por un momento cerrar los ojos y no volver a despertar.
Es jodido el amor, puedes sentirte el ser más preciado cuando estás enamorado pero de un momento a otro caes. Y ya no hay vuelta atrás.
El golpe en la puerta hizo darme cuenta que estaba en un llanto y no podía moverme de ahí.
–Aliss abre, déjame ayudarte– esa voz parecía ser mi salvación.
No podía reaccionar, no sabía cómo sentirme, cómo le explicaría todo esto que acaba de escuchar.
Sin darme cuenta ya estaba abriendo la puerta.
–Aliss...¿Qué sucede? ¿Estas bien?– me pregunta mirandome con preocupación.
–Solo sácame de aquí por favor– dije sin poder respirar.
Él me tomo en sus brazos, y me llevo hasta mi habitación, me recostó sobre la cama, mientras que luego se sentó en uno de mis pequeños sillones.
–Aliss ¿Estas bien?–pregunta nuevamente.
–Lo estoy, solo que– dije mientras me quedaba sin palabras.
–No, no lo estás, solo mírate perece que acabas de ver a un fantasma–dijo mientras me miraba detenidamente.
–Algo parecido–respondí en voz baja.
–Puedes confiar en mí, sabes, si quieres desahogarte aqui estoy, sé que no te inspiró confianza, pero no te haré daño– dijo muy amable, mientras sostenía una de mis manos.
–Esta bien, yo no logró aceptar mi físico, pues hace tiempo que no puedo mirarme al espejo sin encontrar algún defecto y comenzar a llorar–dije tratando de sonar fría.
–¿Defectos?, Aliss, los defectos todos los tenemos, ninguno de nosotros es perfecto, y tus defectos es lo que te hace más perfecta–lo dijo tan sinceramente que casi me lo creí.
–Soy un chica común, no tengo nada interesante–respondí
–Lo común te hace interesante, estás llena de seguridad cuando tratas de defenderte es por eso que me llamas la atención–dijo.
–Joder, jamás podría llamarte la atención y los dos lo sabemos, y tampoco la quiero–respondí.
–Pues estás equivocada, porque si me llamas la atención–dijo observandome directamente a los ojos.
–Solo estoy llena de errores, heridas no cicatrizadas y me sigue un pasado algo difícil, no puedo salir de eso. Es por eso que soy fría, no lo quiero hacer pero simplemente lo hago– dije desviándo mi mirada hacia otro lugar.
–Mírame–dice buscando mi atención –Si tu me permites, puedo ayudarte a cicatrizar esas heridas una por una, a soltar ese pasado y hacerte sonreír–dijo cariñosamente, sus ojos me transmitían paz.
–No quiero enamorarme–dije cortante.
–Oye, no te estoy pidiendo para que seas mi novia, lo puedo hace como un amigo–dijo–¿Me permites?.
–Esta bien, pero te lastimarme muchas veces con mis palabras–dije observándolo.
–No importa, solo son palabras–dijo mientras me miraba atentamente.
Nos quedamos en silencio por unos largos minutos, cerré mis ojos y me quedé totalmente dormida.
Al despertar, mire el reloj que estaba colgado en una de mis paredes "8:00PM" no podía creer que había dormido tanto, me levanté de la cama, y me dirigí hasta el baño, me higienice. Bajé las escaleras dirigiéndome a la cocina, había aroma a que alguien estaba cocinando papas fritas.
–Has despertado niña buena– dice Ryan mientras se aleja de donde estaba cocinando–Duermes demasiado.
–Oh si, claro papá. Me levantaré más temprano la próxima–dije sarcásticamente mientras buscaba un vaso de agua.
–Me gusta que me hagas caso– responde sonando pervertido.
–Ya, anda...¿ me dices qué haces en mi casa?– pregunto mientras cojo una banca para sentarme.
–Además de que te cocino, te quejas– responde sonriendo.
–¿Qué no era tan importante esa fiesta que tendrías hoy en la noche?–pregunte curiosa mientras tomaba asiento y observaba mi vaso de agua.
–La verdad si, pero cambie de opinión–dice mientras seguía cortando rodajas de papas y buscando la manera de sonar algo divertido.
–Pues claro, ahora que me decido ir a una fiesta, tú cambias de opinión drásticamente–respondí rodando los ojos– ¿Qué has decidido?–pregunto mientras bebo el agua del vaso.
–He decidido cocinar algo de cenar para ti y quedarnos a mirar unas películas mientras tomamos café ¿Qué piensas?– responde observandome luego de seguir cortando las papas e introduciendolas al horno eléctrico.
–Okay, ¿En serio? ¿Qué sucedió mientras dormía? ¿Cómo es que cambias de opinión tan rápido?–miles de preguntas en un instante y su cara se transformó en pura preocupación e indignación.
–¿Quieres ir a esa fiesta?– pregunto dejando lentamente todo lo que estaba haciendo.
–No, solo es que ...–dije pero fui interrumpida por el de inmediato.
–Solo es que nada, nos quedaremos aquí, cenaremos, miraremos película o simplemente hablaremos de nosotros–dice mientras apoya sus manos sobre la mesa quedando a tan solo medio centímetro de mi, observandome directamente a los ojos– Me has escuchado, Aliss, nada me detendrá, de veras quiero conocerte–termina la oración mientras yo estoy completamente sin poder reaccionar.
–Esta bien, pero prepárate para conocer el más grande desastre–dije sin rodeos, mientras me acomodaba un mechón de mi cabello ondulado y complicado.
–Que no me importa todo lo que pienses de ti, quiero conocerte y punto–respondio dándose vuelta y siguiendo con lo que estaba haciendo.
–Voy a ducharme, no me robes nada que me ha sido difícil conseguir todo esto–lo dije seriamente mirándole fijamente.
–No te preocupes–respondió guiñándome un ojo.
Salí por la puerta de la cocina que daba justo al pasillo en dirección a las escaleras, subí a mí habitación, busque uno de mis conjuntos más cómodos para estar en casa, y entre a la bañera a ducharme.
ESTÁS LEYENDO
La manera en que cambiaste mi vida
Romantik¿Te ha pasado alguna vez que haz conocido a una persona que te cambia la vida?. Esa persona que creías que era igual a todas, que no tenía algo especial o diferente, pero entonces te tomas el tiempo de conocerla, de escuchar su opinión del mundo, de...