Capítulo 3

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Por la mañana conseguí que Amelie se despertase, lo que me costó casi un pulmón. Fuimos a trabajar y fue más o menos igual que el anterior día. Yo cayéndome
Yo levantándome. Yo haciendo cosas raras. Yo pidiendo perdón. Yo sonrojándome por todo. Yo muriendo...

Después de salir del trabajo le pedí a Lie que me dejase en la biblioteca en vez de en mi casa.

Al entrar en el gran edificio, saludé a la encargada con un gesto de la mano.
Tenía que hacer un trabajo en el verano para la clase de historia, así que me dirigí a esa sección. Saqué mi ordenador, papeles y los apuntes de clase y otros que había hecho y me puse a escribir.

Me quedé sin ideas a los diez minutos de empezar y me aburría demasiado.

Decidí ir a por un libro en la misma sección sobre el tema del trabajo así que empecé a buscar lo que necesitaba. Terminé con tres libros y ni uno era sobre historia.

<<Ya que estoy aquí hay que aprovechar, ¿no?>>

Kendall, céntrate.

Suspiré y fui a buscar el maldito libro. Cuando lo encontré, alargué las manos para cogerlo pero otras desconocidas se me adelantaron.
Miré hacia atrás, encontrándome con unos ojos marrones y un chico acompañándolos. Me sacaba dos cabezas, con el cabello negro y una sonrisa engreída en su rostro. Llevaba un pircing en el labio y algunos tatuajes le recorrían los brazos.

- Iba a cogerlo yo- me encaré. Mala idea. Su sonrisa se ensanchó.

- Haber sido más rápida- se burló. Volví a mirar la estantería pero no había otro ejemplar. Resoplé.

- Lo necesito- extendí las manos rogándole con la mirada. En ningún momento su sonrisa desapareció.

- Y qué quieres que le haga- dijo burlón. Mi paciencia se iba a ir pronto.

- Que me des el libro- la encargada me mandó callar con un ruido de la boca. Pedí perdón con la mirada y él se rió de mi, haciendo que me sonrojase.

Hizo como si pensase- mm...no- sonrió de nuevo.

- Pero si puedes cogerlo otro día- me defendí- maldita sea- susurré para mí.

- Y tú también- levantó las cejas. Me estaba quedando sin argumentos.

- Yo lo vi antes- recurrí a lo primero que se me pasó por la cabeza. Resopló.

- Yi li vi intis- se rió, burlándose de mi. Idiota- pareces una niña pequeña- volvió a reírse más fuerte. A la mierda.

Roja como un tomate y avergonzada volví a mi mesa y no levanté la vista del suelo en todo el camino. Miré para ver si seguía ahí parado y, mirándome por última vez con una sonrisa arrogante en su estúpida cara, se dio la vuelta y lo perdí de vista detrás de unas estanterías.

Cuando levanté la cabeza de lo que estaba haciendo me di cuenta de que las personas que quedaban ya se estaban yendo y que casi era denoche, así que decidí marcharme ya. Recogí mis cosas y los libros que iba a coger de la biblioteca y me dirigí hacia donde estaba la encargada. Estaba sacando mi carnet cuando una persona me empujó, haciendo que se me cayesen todas las cosas. Era el estúpido chico del libro de historia. Maldecí en bajo y me agaché para recogerlo todo.

- Idiota- susurré. Él me miraba desde arriba con una sonrisa burlona.

- ¿Qué pasó?, ¿se te cayeron los libros?- se siguió burlando de mi.

- No, me apetecía dejarlos en el suelo porque sí- ironicé. Cuando lo cogí todo me levanté y le entregué los libros a la bibliotecaria. Le sonreí cuando terminó y me dirigí a la puerta. Fuera ya estaba anocheciendo y no había mucha gente por la calle.

Me dirigí a la parada del bus y esperé a que llegase el próximo.

- ¿Me estás siguiendo?- lo miré acusatoriamente. Estaba detrás de mi.

- ¿Yo? Nunca- se rió. Suspiré. Lo iba a mandar a la mierda pronto.

- Pues déjame en paz- susurré.

- Tu nombre.

- ¿Qué?- lo miré raro.

- Que cómo te llamas, ¿o no lo sabes?

- Kendall.

- Kendall es nombre de chico- se burló.

- También es de chica, idiota- resoplé.

- Soy Axel.

- Axel es nombre de desodorante- dije sarcástica. Él rió.

- Eso es Axe- refunfuñé por lo bajo y él rodó los ojos- vamos, te llevo.

- ¿Qué?- levanté una ceja.

- A estas horas no pasa ningún bus- rodó los ojos.

- Mierda- susurré, mi madre me iba a matar. Miré el móvil pero me había quedado sin batería y no podía avisarle de que llegaría un poco tarde.

- Vamos- se dio la vuelta y comenzó a caminar. Lo sigo, no lo sigo. Lo sigo, no lo sigo. Lo sigo. Qué puedo perder.

<<Tu dignidad, tu cartera, tus libros, tu virginidad...>>

Cállate, voz interior.

Seguí a Axel hasta llegar a un coche negro bastante nuevo. Nos subimos, me preguntó mi dirección y arrancó.

Incómodo. Muy incómodo.

No hablamos en todo el viaje. Sólo se escuchaba una vieja canción de The Beatles de fondo y cuando llegamos paró a un lado.

- Adiós y gracias- dije en voz baja. Él me respondió con un gesto de la cabeza y cuando me bajé, arrancó y se fue.

Al entrar en casa mi madre me preguntó dónde había estado y le conté que estuve en la biblioteca sin detalles. Fui a mi habitación y puse mi móvil a cargar mientras me cambiaba.

A los diez minutos me llamó Amelie y le conté todo con detalles.

- No me lo creo. Kendall socializando- rodé los ojos- bueno, si a eso se le puede llamar socializar- se rió. Ya eran las dos de la madrugada- será mejor que lo dejemos, mañana hay que volver a madrugar- me quejé.

- Vale, hasta mañana, gollum.

- Que duermas mal y tengas pesadillas, orco- nos reímos y colgamos.

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Nos leemos ;)

KENDALLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora