CAPÍTULO II

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Ojos. Ojos amatistas, iris plateada brillante, una respiración en su cuello, aliento en su piel, garras en su cuerpo y entonces, dientes que se le van en contra; despertándolo con una violenta mordida en el centro de su cara.

- ¡NOOOOO...!

- ¡KiBum! ¡KiBum, ¿Estás bien hermano?!

- ¡Aléjalo, aléjalo de mí! ¡Me quiere comer, me quiere comer! ¡ALÉJALO! – repitió con los ojos cerrados, agitando los brazos de un lado a otro, sudor mojando su rostro.

- ¡KiBum, mírame, soy yo, HyunJoo noona!

La calma pareció caer a él como un balde de agua fría; sentada a su lado en la cama, su hermana le sostenía de los hombros, acercando sus manos hasta sus mejillas.

- Soy HyunJoo noona

- ¿Noona...?

- Sí rayito de sol – le sonrió, apartándole el cabello de la frente – Tenías una pesadilla, pero ya terminó, todo acabó

KiBum miró hacia la ventana, la luna creciente iluminando el cielo de la noche entre las nubes. Su corazón se sentía inquieto, intranquilo. Desde hace dos noches que al cerrar los ojos, aquella pesadilla le invadía. Todo comenzaba con él corriendo en medio del bosque, algo persiguiéndolo y después, se incorporaba del suelo, como si alguien le hubiese empujado; sus manos heridas y con restos de sangre y, al voltearse, veía a aquel animal frente a él queriendo cazarlo.

Trataba de arrancar, pero no podía, trataba de gritar pero de su garganta no salían palabras, sabía que lloraba porque sus ojos ardían y, sin poder evitarlo, aquella bestia de pelaje oscuro le atacaba, rasgándole el hombro y mordiéndole la cara. Después solo despertaba de golpe entre lágrimas o, tal como había sucedido esta noche, gritando en la oscuridad de su habitación.

Sintió las manos de su hermana acariciarle las mejillas, sonriéndole con la flamante calma que ella transmitía. Apenado se recostó, dejándose arropar y llenar de mimos. Sí, HyunJoo tenía esa paz que parecía rodearla todo el tiempo. Desde que era pequeño, su hermana era una gran mediadora entre las peleas entre el resto de sus hermanos o bien, dando acertadas intervenciones cuando sus padres no parecían ponerse de acuerdo con algo.

HyunJoo era una gran mujer, una increíble loba adulta con capacidades dignas de un líder. Sí tenía suerte, un gran lobo la escogería o bien, y tal como él esperaba, la vería sentada en uno de los escaños del gran tribunal de la manada.

- Luces tan cansado últimamente, desde esa noche que saliste detrás de JongHyun...

- Él no tiene nada que ver – le interrumpió.

- Entonces, ¿Qué es? Miro en tus ojos y veo miedo, tristeza y decepción... Acaso, ¿Él te hizo algo?

- ¡No, claro que no! ¡Él no sería capaz de hacerme daño!

- ¿Y bien, qué es? – insistió, su voz calma y conciliadora – No me mientas KiBum, soy tu hermana, te conozco de toda la vida y tú, pecas de sincero cariño...

KiBum sonrió.

- Dímelo, deja que tu noona alivie tu pesar...

- No puedes, nadie puede – añadió girándose hasta darle la espalda.

- ¿Es por lo de ti, siendo diferente? ¿Es eso...?

- 'Ser diferente...' tú no tienes idea de cómo es eso o cómo se siente, ni siquiera SangBum o SuHyeon hyung lo saben

- Kibumie...

- Los encontré noona – interrumpió de nuevo, hablándole de ese modo por el temor a enfrentarla – A los demás, cuando me fui a Japón, les encontré, a los que son igual que yo...

[ Nightmare ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora