Capítulo 1

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Me encontraba al borde de la muerte, mis pies sobresalían del bordillo de la azotea. El viento acariciaba mi cara y despeinaba mi rebelde cabello. Con la vista fija en el lejano suelo, mis piernas temblaban. Algo en mi interior gritaba que saltara, sin embargo, mi mente me ordenaba que retrocediera. Cerré los ojos un instante e inspiré profundamente. Tenía miedo ¿Realmente quería que mi vida acabara así? Abrí los ojos y retrocedí unos pasos "Hoy no" me dije a mí misma.

Cuando llegué a casa mi tío estaba dormido en el sofá con la televisión encendida. Entré al salón y el fuerte olor a alcohol me hizo taparme la nariz. Fui a mi habitación y me encerré, como siempre, me tumbé en mi cama y me quedé mirando al techo. Eran las dos de la madrugada, supuse que enseguida llegaría mi tía, que, como todas las noches, había salido de fiesta. La casa estaba hecha un desastre, pilas de platos sobresalían del fragadero, las estanterías estaban llenas de polvo, las cortinas estaban desgarradas por las continuas peleas, había ropa sucia en el suelo de toda la casa, y por supuesto, siempre olía a alcohol. Esa casa se había convertido en una ruina. A nadie le parecía preocupar ir esquivando montones de ropa de camino a las habitaciones. Por eso yo prefería quedarme en mi habitación, aislada en mi mundo.
Escuché la puerta de la entrada abriéndose. Asomé la cabeza por la puerta y comprobé que era mi tía Nellie. Estaba borracha, se podía apreciar en su rostro y en su forma de andar. Entró en el salón y suspiró indignada.
- ¡Despierta inútil! -gritó a su marido.
Escuché el sonido de cerámica rota.
- ¿Qué demonios haces? -gritó tío Bill.
Nellie empezó a reír sonoramente, lo cual cabreó aún más a Bill. Salí de mi cuarto y me dirigí al salón. Me escondí detrás de la columna y miré disimuladamente por la puerta. Tío Bill había agarrado a tía Nellie por el brazo, que forcejeaba para soltarse.
- Suéltame desgraciado -ordenó Nellie mientras se resistía inútilmente.
- Eres una zorra ¿Te has pasado toda la noche fuera, verdad?
- ¿A caso te importa? -repuso Nellie riendo.
Bill alzó la mano y propinó un golpe a Nellie en la cara.
- Púdrete -dijo Nellie antes de salir del salón, sin siquiera mirarme.

Tío Bill se percató de mi presencia y se acercó a mí.
- Vete a tu cuarto, niñata -su aliento olía muy fuerte a anís.
Asentí con la cabeza y me encerré en mi cuarto.

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