Capítulo 18 ✓

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Domingo, 1 de febrero del 2015. 7:27 p.m.

Cuatro días.

Habían pasado cuatro malditos días desde que Akari desapareció, la policía está haciendo todo lo posible por averiguar en donde podría estar, pero aun así su paradero es desconocido, lo único que sabemos es que el principal sospechoso es Ethan.

¡Ese maldito desgraciado! ¡Maldito sea él y el momento en que ellos se conocieron! 

¿Cómo alguien piensa en hacerle tanto daño a otra? No puedo evitar pensarlo, no puedo evitar sentirme tan culpable. 

Respiro lo más hondo que puedo teniendo encima de mi cara una almohada.

—Ace, la cena está servida— Oigo la voz de Luffy en un murmullo y decido quitarme de encima la almohada para que mi voz le llegue.

—No tengo hambre— Resoplo dándome la vuelta, dándole la espalda a la puerta y a Luffy.

—Iré por Sabo— Dijo, a lo que yo me levanto rápidamente para detenerlo, pero ya era muy tarde.

—¡Demonios! —Me tiro a la cama y aviento hacia la pared la almohada, me siento tan nervioso y malhumorado, es tan frustrante ¡Yo debí de acompañarla! ¡Debí de protegerla!

Me llevo las manos a los ojos, restregándolos para evitar soltar las lágrimas que en este momento se acumulan en mis ojos y en un momento siento dos pesos, uno en mi cama y otro encima de mí, suspiro sonoramente y vuelvo a retener el aire, pero aun así dejo mis manos en mi cara.

—Ace...

—Quiero estar solo Sabo— Murmuro.

—Pero Ace, ¡Tienes que comer! No te quitare comida, ¡Te lo prometo! — Quito mis manos y observo a mi pequeño hermano—. Tampoco quisiste almorzar— Susurro lo último poniendo cara seria.

—El monito tiene razón, al menos cena— Sabo me mira con el ceño fruncido—. No lo preocupes más— Susurro señalando discretamente con su cabeza a Luffy.

Llevaba estos dos días encerrado en mi habitación, debido a que no me habían dejado participar en la búsqueda y mi abuelo, bueno el viejo ese se la pasa montando guardia en las escaleras para evitar que yo salga, así que en estos dos días Luffy no ha salido.

Lo he notado asomándose a mi habitación y anunciando cada comida. Lo entiendo muy bien, sé que está preocupado porque nunca me ha visto así.

Y es que nunca he sentido tanto miedo como en estos días.

Pensar en lo que ese tipo podría estar haciéndole a mi pequeña, me llena de rabia, impotencia y mucho miedo, ya la ha golpeado también podría...

—¡Ace! — Salgo de esos pensamientos abruptamente, miro a mis hermanos con sus ojos llenos de preocupación y me hace sentir enfermo.

Yo soy el mayor, yo debería de darles seguridad a ellos. Me incorporo en la cama mientras friego mi cara con mis manos, los miro otra vez y decido que por esta noche evitare ser caprichoso.

—Está bien cenare, pero antes— huelo mis axilas y escucho una leve risa de Luffy—. Tengo que dejar de apestar.

—Oh, ¡Gracias dioses venditos! Pensé que estaba conviviendo con un vagabundo— Ruedo los ojos ante las palabras de Sabo, haciendo que sonría un poco—. Bien, friégate bastante por amor a dios, hueles horrible.

Sabo se levante y espera a Luffy en el marco de la puerta, este me mira aun con duda, pero me regala una de sus enormes sonrisas antes de quitarse encima mío.

El enamorado y La escéptica│Portgas D. Ace│ #LCA18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora