Capitulo 5 ✓

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Sé que tal vez, las cosas están lentas y que son trivialidades, pero ¿el amor se da de un día para el otro?

Sábado, 20 de septiembre del 2014.

Fin de semana, lo más esperado desde que te levantas el lunes.

Pues no.

En mi casa hay la estúpida costumbre de levantarse temprano y comenzar el "día de limpieza en familia" Si claro, aquí los que termina limpiando todo somos Sabo y yo, el viejo siempre sale con su excusa de ir con Sengoku, maldito viejo.

¿Por qué pones una tradición que no vas a cumplir?

Y bueno, Luffy hace más desastres que limpieza así que...

—Ace deja de refunfuñar y levántate— Mire a Sabo, estaba parado con una mano en la cintura mientras que en la otra sostenía la escoba, yo me encontraba en el sillón de la sala, no había desayunado, me había ido directamente a maldecir en el sillón—. ¿Sucede algo? Estas más gruñón de lo normal.

—No es nada Sabo— La verdad es que tal vez ande un poco irritado por el comportamiento de Akari.

Ella no me habla, no me mira y pasa de largo cuando se trata de mí. Por alguna razón, todo eso me molesta de sobre manera. Tuve una semana para poder decir que tal vez y solo tal vez, si me afecte su actitud indiferente, sé que no debería, solo lleva dos semanas en el instituto, pero no puedo evitar sentirme así.

—Entonces si no te sucede nada— Sabo me sonrió con un ligero tic en ojo—. ¡Ayúdeme a limpiar flojo!

—Pero mira que niña te pon...— Sabo arremeto su puño contra mi cabeza, dejándome un chichón. Sabo pega igual de duro que el abuelo.

—Ten—Sabo me dio la escoba, la agarre mientras me sobaba el chichón—. Limpia arriba, yo hago lo demás aquí abajo.

—Señor, si señor— Le dije eso mientras hacia el típico saludo militar.

—Si el abuelo te viera de seguro se llenaría de falsas esperanza— Sabo rio y yo con él.

—Jamás seria Marine, ni por un millón de berries.

—¿Y si a Akari le atrajeran los marines?

Me quede en silencio unos segundos, procesando la pregunta, mientras que Sabo se reventaba de la risa.

—No le veo la gracia— subí las escaleras mientras Sabo seguía riéndose.

¿Porque todos se empeñan con Akari?

Ella no me interesa, claro que no.

¿Porque me interesaría una chica que para ella no existo?

Bueno, lo admito me intriga, me llena de curiosidad, se ve que es alguien diferente, pero además de eso no he dado señales de que ella me interese.

Dios, espero no tener estas preguntas con Marian, suele ser demasiado intuitiva, algo asi como Thatch pero versión mujer.

Marian es de un instituto diferente, es una chica alta, de tés blanca y cabello rubio hasta la mitad de la espalda. Es una chica bien simpática y la verdad es la única con la que no voy en plan de "conquista" se podría decir que somos amigos.

Comencé limpiando mi cuarto, ordene mi ropa, la cama y algunos libros que tenía regados, después limpie el piso, repetí lo mismo en el cuarto del viejo y en el de Sabo, en el de Luffy pues, cualquiera esperaría un desorden nivel apocalipsis, pero la verdad es que era el más ordenados de todos, eso siempre me sorprenderá.

Bajé y me encontré con la sala y la cocina limpia, fui hacia el cuarto de lavandería y Sabo estaba ahí metiendo la ropa en la lavadora.

—Ya terminé arriba, habitaciones y pasillo limpio ¿Baño o almuerzo? — Sabo suspiro y reviso su celular, hizo una mueca de disgusto y supe de una vez que sucedía ¿Cuántas razones se iban a sumar a no querer tener una novia? —. Anda yo me encargo de lo que falta.

—No Ace, ella está haciendo un drama por nada, es mejor que le dé su espacio.

— ¿Seguro? — Vi que dudo por un momento, pero después se puso serio.

—Estoy seguro— camino hacia la puerta y se volteo a verme—. Encárgate del almuerzo por favor.

—Claro, no hay problema— Ay Sabo, espero que no salgas mal de todo esto.

Fui a la cocina y comencé a sacar los ingredientes para la comida, no es por nada, pero soy todo un Chef, aunque lo que prepararía sería algo muy simple, crema de papa junto con arroz y carne.

Termine rápido, justo a tiempo para la llegada del viejo y de Luffy.

— ¡Carne! — Luffy se abalanzo hacia la comida, pero me interpuse, lo señalé con la cuchara.

—Las reglas Luffy, lo mismo para ti viejo— dirigí mi mirada al viejo, el cual estaba a punto de probar la sopa, como consecuencia recibí un gruñido y un "maldito mocoso, quien se cree para darme órdenes"

—Pero, pero tengo hambre Ace— Luffy se sobaba la panza mientras me decía eso—. Se ve súper delicioso

—Entre más rápido te bañes, más rápido comes y ¡deja de babear! — Luffy se fue corriendo al baño mientras decía "Comida ya voy"

—¿Y tú? — Sabo apareció en la cocina, tenía el cabello mojado así que supe que se había bañado, a decir verdad, me sentía mal olor—. Anda yo estoy pendiente de que nada se acerque al almuerzo, Además saldrás con Marian ¿No?

—Mmm... Si.

Sabo y yo mantuvimos la mirada por un minuto, sentía que me resbalaba el sudor de la frente mientras él me "mataba" con la mirada, suspiro.

—Largo— ¿Qué?

— ¿Qué?

—Ya me escuchaste, no te diré nada.

—Ok— Corrí lo más que pude hasta el baño de mi habitación.

Al salir decidí vestirme de una vez para salir con Marian, me mire al espejo, suspire con pesadez, el abuelo de seguro me va a mandar a cortar el cabello.

Baje al comedor y me senté junto a mi familia, fue el típico almuerzo, es decir, comer y cuidar de que Luffy no te agarre tu comida.

Salí después del almuerzo, caminé por el parque que está cerca de la casa y justo en el puesto de helados me encontré a Marian, nos saludamos y comenzamos a caminar.

¿Han escuchado aquello de que las mujeres tienen un sexto sentido?

Pues bien creo que es verdad.

—Algo te pasa— Marian se paró enfrente de mi poniendo los brazos como jarra.

—Por favor Mari, no me pasa nada— Mire cualquier otro punto en el parque mientras me rascaba la mejilla, evitando el contacto visual con Marian.

—Sabes, sueles rascarte la mejilla cuando mientes— Alce mis cejas en sorpresa, esta mujer debería ser detective o espía.

—Yo no estoy mintiendo— Me reí nerviosamente.

Marian enarco una ceja y me miro de arriba abajo y después sonrió.

— ¿Quién es?

— ¡¿Qué?!

—Vamos dime ¿Quién es la chica que te tiene así?

—No hay ninguna chica y no la habrá— Le respondí tajante, cruzándome de brazos y dignándome a mirarla a los ojos.

Después de eso la tarde transcurrió normal, como dije Marian es como mi mejor amiga, así que solo hablamos y bromeamos, Marian intentaba atacar el tema de "Estas raro y eso es culpa de una chica"

Mis sentimientos no tenían por qué ser tan evidentes, además ella no me gusta.


















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El enamorado y La escéptica│Portgas D. Ace│ #LCA18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora