El enamorado y La escéptica│Portgas D. Ace│ #LCA18

Capitulo 2 ✓

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Salón 12, lunes 8 de septiembre de 2014.

La chica que estaba al frente del salón, era sin duda muy hermosa, tenía el cabello hasta la cintura y de un color muy bello, su cabello era color rojo, como borgoña, sin duda muy hermoso. Era un tanto bajita, si no calculaba mal diría que me llega a penas al hombro; vestía el uniforme del instituto, zapatos negros, medias hasta los muslos de color negro, falda negra, no muy corta ni muy larga, camisa blanca y el suéter color beige y para finalizar, sus ojos, eran de un hermoso color azul gris.

«¿La chica con la que me tropecé, no tenía el cabello rojo?»

Fruncí mi entrecejo, mientras hacía memoria de lo ocurrido, la verdad no me fije muy bien en la chica, solo vi un destello de cabello y sus ojos –Los cuales, no pude distinguir el color- Podría a verla confundido, me enfoque otra vez en la chica nueva y esta se estaba dirigiendo a los asientos vacíos que antes había mencionado. Espera...

¿Ya se había presentado?

Mire a la profesora y esta se puso a copiar en el pizarrón, mire el salón y todos tenían la vista en la chica nueva, los chicos, como todos unos babosos, la miraban de arriba abajo, los entiendo era hermosa y las chicas pues, ya saben las chicas son tan raras, no son como los hombres, que reímos hombro con hombro, ellas simplemente se sientan a criticar a otras.

Suspire.

Era una maldición que la primera clase de un lunes, fuera matemática. Más que una maldición, era sin lugar a duda una muy mala suerte.

Mire a la chica bonita -porque si, es muy bonita- No había escuchado su presentación, no sabía porque estaba aquí y ni mencionar su nombre.

¿Cómo paso eso?

En verdad no había oído nada por estar mirándola, pero vamos, es ridículo.

¿Tan ensimismado estaba en ella como para que eso sucediera?

Escuché el timbre sonar y me sorprendí ante ello, usualmente si es matemática, me duermo, caigo en coma y Marco tiene que zarandearme para poder despertarme, esto es tan raro.

—Tierra llamando a Ace ¿Hay alguien en casa? — Thatch sacudía su mano en mi cara y no hice más que fruncir la frente.

—Nunca hay nadie en casa ¿Qué te hace pensar lo contrario Thatch? Yoi

—Marco a vece pienso si de verdad eres mi amigo. Me tratas muy mal— Dije mientras me levantaba de la mesa y salía con ellos a la azotea.

—Porque soy tu amigo es que me doy el derecho de tratarte así ¿Qué quieres? ¿Abrazos y besos? Yoi.

—Marco amigo, con esas cosas que dices cualquiera piensa mal— Me reí ante eso.

—Thatch ¿acaso quieres tu segundo golpe del día? Yoi.

Mientras esos dos discutían del porqué de mis bromas hacia Marco, la vi. La chica nueva estaba caminando con otra chica, la cual se me hacía un poco conocida, era de su mismo tamaño, su cabello negro y casi ondulado le llegaba a la mitad de su espalda, esa chica le sonreía y la nueva un poco incomoda le sonreía de vuelta y note un leve rubor en sus mejillas pálidas.

Hermosa, eso fue lo que pensé al verla sonrojada. Creo que mi no fue para nada disimulada; porque ambas se voltearon a verme, no quite mi mirada, pero la pelinegra la agarró del brazo y se la llevo.

¿Le caeré mal?

—Entonces agarre la pelota con los dientes— Espera ¿Qué?

—Thatch ¿Qué cosas dices? — Los mire a ambos y ellos tenían una cara de "Ace serás idiota"

—No estabas prestando atención— Thatch se cruzó de brazos y cerró los ojos por un momento—. Déjame adivinar— Demonios ¿He dicho lo mucho que odio esa frase? Pues ¡La odio! Thatch siempre adivina lo que sucede, tiene una intuición del tamaño del planeta tierra.

—No hace falta adivinar lo obvio— Mire con recelo a Marco—. Ah estado en las nubes desde que Akari ¿No? — Miro a Thatch y este solo asintió—. Aja desde que Akari entro al salón, yoi.

— ¿Akari? ¿La nueva?

—Ves, ni se sabía su nombre.

—Creo que no debimos decírselo, yoi—Mire a Marco confundido.

— ¿Por qué no? — Los dos se miraron seriamente y Thatch hablo.

—Pues siendo como eres...— Voltee los ojos ante el tono insinuante.

—No todas irán detrás de ti como mariposas hacia la luz— Marco me miró fijamente y con expresión seria, sabía lo que diría a continuación—. No todas son como ella, yoi.

Decidí no contestarle, hablar con Marco sobre estos temas era sin duda estresante, siempre estaba ahí para decirme que no debería jugar con los sentimientos de las chicas, pero no lo hago, ellas son las que me buscan y yo estoy bien con eso, no quiero ir mas allá después de lo que sucedió.

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