Orgullo

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Podría resultar irónico,
incluso demasiado loco,
poco creíble.

Sé que tú no me conociste así,
de hecho nadie cercano lo sabe,
sólo escuchaste de mi sí,
pero te juro que yo no era así.

Yo era una persona orgullosa,
aunque poco vanidosa,
yo sabía como hacerle para tener el mundo a mis pies,
aunque todo estuviera al revés.

Yo soy una niña consentida,
en casa me tratan como si fuera divina,
por ser la más niña.

Yo era la reina,
aún frente a cualquiera,
en un tiempo podía tener comiendo de mí mano,
a cualquier ser humano.

Los hombres me hacían los mandados,
rogaban por mí atención,
y llegué a hacer algunos pedazos,
aunque sin intención.

Después de que un par me lastimara,
decidí que nadie más lo haría,
me volví orgullosa,
demasiado juiciosa.

No le permitía que nadie me lastimara,
que nadie se burlara,
y aquel que osase hacerlo,
lo hacía pedazos.

Sabía de mis atributos
cosas que a los hombres los volvían locos,
pero me aburría pronto.

Siempre me decían que era bella,
todo una reina,
en el momento les creía,
después me aburría.

Rogaban mí atención,
y a mí no me importaba su intención,
yo siempre tenía la razón.

Ellos me pedían perdón,
ellos me intentaban complacer
y me daban su devoción.

A mí no me importaba,
sencillamente me volteaba,
y los ignoraba.

¡Maldito karma!
Todo me voltio en contra,
ahora no te puedo ni llevar la contra,
yo soy la que pide perdón,
y te da su atención.

De repente mí orgullo vuelve,
y me dice que de ti me aleje,
que no suplique,
que no pida perdón.

Pero tú me hablas,
y solo con eso mí orgullo derrumbas,
puedes hacer conmigo lo que quieras,
tal vez incluso engañarme
que yo mí orgullo suelo tragarme.

Yo era la dueña y señora,
en palabras llanas la reina,
la dominante,
ahora soy tu sirvienta,
tu sumisa.

Tú mí debilidad,
tú mí kriptonita,
tú mí tontedad.

Adiós orgullo...

Amores Que DuelenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora