Amores Que Duelen

No soy nada

Despierto, un nuevo día comienza.
Camino, un paso a la vez.
Trabajo, alejo mi mente.
Sonrió, qué buena soy fingiendo.

Cierro los ojos, te pienso.
Descanso, estás aquí.
Me recuesto, tú aroma aún está en la almohada.
Me abrigo, ¡cuánta falta me hacen tus brazos!

Duermo, estás presente en mis sueños y despierto sabiendo que ya no estás aquí...

Despierto, todo se repite...

Quisiera regresar el tiempo, pero recuerdo que no depende de mí.
Lo he perdido todo, sólo conservo un poco de orgullo.

Fue una tontería, me repito una y otra vez; aunque, también sé que una gota derrama el vaso.

Tú jugabas, para mí no era un juego, nunca lo fue, nunca lo será.

A mí siempre me vieron como un secreto, aún me preguntó porqué...

Me miro en el espejo, no soy tan fea... O eso intento creer.

¿Entonces porqué nunca darme mi lugar? ¿Por qué el secreto?

Todos y cada uno de los que dijeron quererme nunca admitieron ante los demás que yo fuera algo.

Todos me ocultaron, nadie me dió tan ansiado título, nunca fui la novia de nadie, nunca nadie me dió tal lugar.

Contigo todo fue diferente, éramos todo y sin embargo no éramos nada.

Entre nosotros conocíamos cada rincón de nuestro ser, cada secreto, cada herida, cada cicatriz...

Pero ante los demás nunca fuimos nada, solo dos conocidos, dos socios, dos amigos... Hasta ese título lo pongo en duda... Pues tú no tienes amigos, mil veces lo has dicho...

Intenté decirme una y otra vez, que no era por mí, no era por mí... Hasta que casi lo creo...

Hasta ese día que le diste ese tan ansiado título a ella, tú dirás que en juego, pero nunca me lo diste a mí ni en juego...

¿Por qué? Sé que nada cambiará, seguiré en la sombra, nunca seré nada, ni siquiera ahora, solo soy una más, un número, no soy nada, no soy nadie.

No puedo hacer nada, me has alejado, sólo me queda un miligramo de orgullo lo suficiente para no morir... Aunque no sé cuánto tiempo más pueda sobrevivir...

No me queda nada...

Es mejor morir.