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Mañana soleada, policías en la puerta, la ventana abierta dejando entrar el sol, el Señor E. Acostado como siempre y...¿policías en la puerta?.

《Carajo, ya reportaron la desaparición de los moños de la rubia, eso fue rápido, hay que admitir》

me desacomodo bastante el cabello y me encargo de forma rápida de que todo esté en orden, la rubia y sus moños estaban encerrados en el sótano, pongo música en la radio, por si a Samantha se le ocurre romper en llanto en algún momento, eso definitivamente arruinaria todo mi show, en el cual estaba metido desde hace algunos años, pero por lo general todas las investigaciones de este triste pueblo eran demasiado superficiales, bastante, aunque eso  no significaba que me pudiera salvar de unos cuantos interrogatorios, pero no había nada que una linda e inocente personalidad no pudiese arreglar, como siempre, eso y que por lo general procuraba tener buenas cuartadas.

Estaba a punto de abrir la puerta cuando el pote con el líquido rojo dentro del refrigerador me vino de golpe a la mente, tendría que deshacerme de eso de inmediato, corrí de forma apresurada a el refrigerador y lo abrí, con la vista me pasee por los diversos productos que estos contenían, al llegar al pote lo tome y salí corriendo de nueva cuenta en dirección a la coladera de el patio trasero, el interior le pertenecía a una chica que desapareció hace algunos años, era mi novia, se llamaba Sofía o Sonia, para ser honesto no lo recuerdo con claridad, pero bah, ya estaba bastante grande como para poder cumplir con todo lo que le pedía, claro que podía, pero su forma de hacerlo ya no me gustaba como antes, abrí el pote y vacie el liquido dentro de la coladera con sumo cuidado para no manchar nada y que no quedasen sobras de ella.

después de terminar con la tarea me giré de nuevo y con la palma de mi mano me sequé el sudor, me volví a acomodar el cabello y justo antes de llegar a la puerta principal me detuve en seco, controle mi respiración y puse la mano en el pomo de la puerta, moví mis hombros causando como consecuencia que mi espalada tronara, prepare mi mejor sonrisa y abrí la puerta.

-hola oficial, linda mañana no cree-dije más como afirmación que como pregunta, de hecho la mañana sí era bastante linda.

-buenos días joven Page, pedone que lo moleste pero reportaron la desaparición de una joven, Samantha Mener.

-no es ninguna molesta oficial, pase-me hice a un lado para que pasase, cosa la cual hizo, cuando entró cerré la puerta detrás suyo, mismo el cual se dirigio a la sala, sentó su rechoncho cuerpo sobre mi preciado sillón, haciendo que este se hundiera más de lo acostumbrado, me senté frente a el en un sillón individual que tenía justo enfrente  de él.

-entonces, me estaba contando respecto a la chica-dije haciendo una perfecta imitación de una preocupación genuina.

-oh si, es una chica rubia, 1.60 quizá, recientemente se mudó al pueblo con su familia, pero ya sabe que en estos días no es para nada seguro mudarse a este pueblo, después de todo cada mes desaparece una chica nueva...

-sin dejar rastros-¿acaso dije eso en voz alta?, me auto pregunto maldiciendo a mis interiores.

-exacto-dice el policía sin tomar mucha atención a mis palabras, se notaba que él solo quería terminar su turno y poder tener una buena siesta.

-¿gusta un café?-preguntó medio para cambiar el tema y medio por levantarme a cambiar la canción, esta se comenzaba a terminar y ante eso era completamente seguro que las niñas comenzaron a gritar, el policía revisará y lo tendría que resumir a otro bote lleno de algún otro bote con un líquido de dudosa procedencia, seria mucho trabajo y para ser honesto preferia de todo corazón poder evitarme tanto trabajo.

-si, claro, me vengo medio durmiendo desde hace algunas cuantas casas detrás y nadie había tenido la suficiente amabilidad como para poder darme un café-dijo mientras dejaba caer con toda confianza su regordete cuerpo, desparramandose en mi sillon, la escena podía (y debía) se grabada para después ser pasada en el canal de animales junto con algún documental de media hora, aunque a decir verdad prefería tener esa mórbida escena con policías obeso a ser alguien sospechoso en la búsqueda de los moños de la niña.

me puse de pie y me diriji a la cocina, tome un par de tazas para luego llenarlas de agua y meter ambas a el microondas, justo cuando lo hacía el policía comenzó con otra charla ajena a la niña.

-¿recuerda el anillo de su padre?, era muy lindo, ¿aun lo conserva?.

me acerque a la sala y le extendí mi mano derecha, un grueso anillo de oro decoraba mi dedo, mi padre me lo dio después de que mi hermana menor muriese y mi madre se suicidara, luego el muy cobarde imito a mi madre a los pocos días.

-enserio era un gran hombre, no sabe como lamenta aun la perdida, a pesar de los años de su fallecimiento- el señor comenzó a girar mi mano, fue entonces cuando abrí los ojos de golpe, justo a la mitad de mi mano había una mancha roja, su dueña seguramente era la chica de la que había hablado antes, una gota de sudor recorrió mi frente de forma eterna y zigzagueando, pase saliva y antes de que el policía dijese algo un sonido lo interrumpió, el microondas había terminado su ciclo, quite mi mano con fuerza y fui a por los cafés, de paso lamí mi palma y con mi pulgar frote con fuerza, en cuestión de segundos ya no había muestras de la mancha, puse una canción demasiado larga y fui con el policia, le tendi su taza para luego llevarme la mía a los labios.

-¿me podría dejar ver su palma?-asentí con la cabeza para luego extenderle mi mano donde el estropicio había sido arreglado de forma victoriosa, la comprobó unos segundos para luego hablar y volverse a sentar de forma correcta en el sillon-podría jurar que hace unos segundos tenía una mancha en la mano.



media hora, no, una hora, no, hora y media se la había pasado hablando sobre su trabajo y su infortunada vida con su infortunada esposas y sus infortunados hijos, me pregunto la hora y se puso de pie al descubrir el tiempo que había gastado mientras yo contaba las moscas que llegaban a pasar a su alrededor, fueron 15 para ser exactos y por el hediondo olor que este producía, no me sorprendía para nada, me había estado parando a cambiar la canción cada vez que estaba a punto de terminar, aunque ahora que estaba parado en la puerta despidiendo al obeso humano estaba muy lejos de la radio como para poner otra canción, así que como naturalmente pasaría con cualquier cosa, esta terminó y se escuchó un sollozo de la parte de abajo de la casa. <<carajo>>

-pasaré de nuevo a revisar.

y esta vez sin esperar invitación paso y fue directo a la sala, yo cerré la puerta con seguro y corrí a la cocina de la forma más rápida que pude, para cuando el señor gordo volteo en mi dirección yo tomé el cuchillo más afilado que tenía por la hoja y se lo avente, llevaba años mejorando mi puntería, por lo que este se clavó entre sus ojos, provocando que un fuerte ruido se provocara cuando el cuerpo inerte de el obeso cayó muerto en mi hermosa alfombra.

-las niñas ya tienen cena, cerdo ahumado-dije mientras caminaba de forma lenta a el cadáver de cual solo brotaba sangre a chorros 


Los extraños fetiches de William Page (+18)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora