Una pequeña reunión. (1)

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  —Vaya, interesante...—
Pablo alzó la mirada arqueando la ceja y algo incómodo.
—¿Qué tiene de interesante hablar de un asesinato?—
—No, nada, nada en realidad. ¿Tienes el número de esa chica?—
—Sólo el de su casa, ella no tiene celular.—
—Pues dame el teléfono de su casa...—

Pablo simplemente le dio el teléfono algo extrañado, después de unos minutos más él se fue al igual que Paulina, pues tenía que regresar con Naomi.
Sin embargo, antes de llegar a su cuarto, se detuvo sacando su celular en medio del pasillo, tenía que hacer una llamada...

Unos segundos de espera bastaron para que una voz masculina contestara el teléfono.

—¿Bueno?—

—Disculpe, ¿Se encontrará la joven Alice?—

La voz masculina ni siquiera preguntó quien hablaba o para qué querían a la chica en cuestión, simplemente no respondió y unos segundos de silencio conectaban a las líneas, hasta que de nuevo contestaron, pero ahora una voz femenina, la cual se notaba de la de una menor.

—¿Bueno? ¿Quién habla?—
Paulina no pudo evitar sonreír.
—Buenas tardes señorita Alice, le hablo desde el centro de recuperación mental de...—
—¿El manicomio?—preguntó la niña desde el otro lado de la línea interrumpiendo a Paulina antes de que acabara—¿A caso llaman por Naomi? Ya se habrá dado cuenta de que era su amiga y quieren que vaya hacia allá ¿Me equivoco?—

Paulina se quedó sin palabras, era exactamente lo que quería, no es como si le hubiese parecido algo fascinante que la niña supiera, simplemente se sorprendió de que fuera así, tal vez por eso era amiga de Naomi.

—Si, si y sí... Pero hay algo más, quisiera saber si las otras amigas de Naomi pudieran venir—
—Veré si pueden, hasta luego—
—Por cierto me lla- —

Y como si nada, la niña colgó, Paulina despegó el teléfono de su oreja y lo miró como si hubiera estado en una pelea por teléfono y suspiró, ''Éstos chicos de ahora, no se toman las cosas en serio'', dijo para no sentirse tan mal y sonrió un poco, entrando a la celda de Naomi que se encontraba ya a tres pasos de ella.

—No vendrán, te lo aseguro—
Dijo Naomi meciéndose de atrás hacia adelante en su cama mientras jugaba con sus manos, al parecer le habían quitado la camisa de fuerzas por un rato.
—¿Y si si vienen?—Naomi la miró y sonrió de forma burlona alzando las cejas.
—¿Quieres apostar?—Paulina se sentó al lado de Naomi dejando sus cosas de lado.
—Si yo gano, te portarás mejor y tomarás las medicinas con más frecuencia para tu síndrome de Amok, y prometerás ser lo más seria posible en las cesiones de preguntas—

Paulina notó que Naomi comenzaba a dudar un poco, pero después sonrió y se giró mirándola de nuevo como si hubiese recibido un premio por la mejor actuación.

—Y si yo gano, renuncias a mi cuidado y dejas que me cuide la nueva, la doctora Itiel. ¿Trato hecho?— Ahora era Paulina la que dudaba, pues aquella chica con la que antes habló no parecía muy interesada con el tema, pero, al igual que Naomi, tenía orgullo, por lo que extendió la mano hacia su paciente, estrechando sus manos para cerrar el trato.

—Trato hecho.—

Mi TrastornoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora