Capítulo 2

9.1K 988 156
                                    

«Bien» describía perfectamente la situación, pero se mantuvo en ese estado sólo por un tiempo. Durante semanas su acuerdo resultó bien. Tras encontrar un apartamento para Chanyeol para cuando éste no sintiera que podía manejar a su hogar seguramente, pusieron su plan en marcha. En las noches en las que Chanyeol se decidía a quedarse en la ciudad, Baekhyun ―si podía― preparaba algo de comida, tomaba un viaje algo largo en autobús y luego otro en taxi sólo para darle a Chanyeol su cena. Siempre se aseguraba de que la comida supiera bien y de que fuera algo que su esposo estuviera probablemente ansiando, para lo cual había desarrollado un sexto sentido luego de haber estado casados por casi dos años.
Chanyeol intentaba ir a su hogar durante los fines de semana como habían acordado, pero el cansancio lo devoraba hacia el final de la semana y no le permitía sentirse lo suficientemente bien como para hacerlo. Así que, tras muchos intentos de los cuales
pocos salieron bien, Baekhyun le sonrió y le dijo que estaba bien que se quedara en la ciudad y que no necesitaba presionarse para volver a casa. Al principio Chanyeol se
negaba a aceptar ese gesto amable de su parte, pero al final comenzó a quedarse los fines de semana en la ciudad. E incluso cuando se suponía que el apartamento fuera usado para aquellos momentos difíciles en los que no podía regresar a su hogar, Chanyeol comenzó a usarlo frecuentemente cada semana hasta que pasaron meses desde la última vez que
puso un pie en la propiedad que había adquirido para ambos. De alguna forma, su pequeño refugio estaba nublándose en su memoria, siendo reemplazado por la función práctica que el apartamento de una habitación tenía para ofrecer: conveniencia.
En cuanto a Baekhyun, comenzó a frecuentar el apartamento menos y menos debido a la fecha límite impuesta para su primer libro. Se tomaba el tiempo e intentaba contactarse con Chanyeol por teléfono o videollamadas cuando podía pero, como todo lo demás, esos momentos se redujeron en número también. Cuando Chanyeol estaba trabajando en la oficina, Baekhyun estaba durmiendo después de haber escrito y planeado hasta el amanecer, cuando finalmente colapsaba en su cama, solo.
Y, en aquellas raras ocasiones en las que Baekhyun tenía a la suerte de su lado al llamar a su esposo, sus conversaciones eran siempre breves y genéricas. Con el tiempo se volvieron sosas, con todas esas preguntas casuales y usuales como «¿Cómo has estado?» y «¿Has comido?». Las llamadas siempre eran breves por el simple hecho de que ambos sabían que el otro necesitaba irse a dormir o a trabajar.
Una noche, mientras Baekhyun estaba recostado solo en la cama sin nada que mirar más que a la luna llena brillando a través de su ventana y las suaves ondulaciones de las cortinas, pensó sobre su decisión. Caviló sobre lo que estaba pasando. Sentía una brecha entre ambos. La distancia no era un factor agradable, pero tampoco era algo imposible de superar. El hecho de que raramente se vieran en persona no era algo tan grave. Para él, era más. La distancia no importaba porque, por más que estuvieran viviendo bajo el mismo techo, la situación no habría cambiado. Ambos se encontrarían demasiado ocupados como para verse. Sería la misma situación bajo distintas circunstancias.
En la preparatoria, Baekhyun se interesaba por los distintos idiomas. Algo que a menudo
le hacía a Chanyeol era dejarle notas en lenguas extranjeras que sabía que su novio,
siempre pendiente de los negocios, no tendría idea de cómo leer. Para él, esa era la parte divertida: ver a Chanyeol trabajar para descifrarlas.
Siempre se aseguraba de que sus mensajes fueran simples pero significativos. A menudo eran simplemente notas de «Te amo». Chanyeol, a pesar de lucir y actuar como un bruto frío, siempre le escribía atrás esas palabras, pero en coreano, el lenguaje que ambos compartían.
Una de las cosas que Baekhyun adquirió en sus muchos días siguiendo a Chanyeol por la
biblioteca fue su interés por el código binario. Mientras Chanyeol se sentaba y leía pilas y pilas de libros de referencias para un futuro examen de alguna de sus clases, Baekhyun miraba por sobre los hombros de otros estudiantes, observándolos como usualmente
hacía desde que era más un observador que un hacedor. No fue hasta ver el libro de un estudiante que su interés fue captado por la cantidad de unos y ceros en la página.
El estudiante estaba escribiendo en un leguaje que conocía, pero sus ojos estaban pegados en el libro. Le tomó un momento darse cuenta de que estaba traduciendo los
números. Sin importar cuánto observara, Baekhyun no podía darse cuenta cómo diablos
estaba obteniendo letras de lo que parecía ser una disposición al azar de los primeros dos números positivos (aunque uno podía argumentar que el cero es neutral).
Fue entonces cuando Baekhyun dio marcha atrás y corrió de vuelta hasta donde Chanyeol estaba sentado. Luego le preguntó rápidamente a su novio sabelotodo lo que acababa de ver, a lo cual Chanyeol respondió con su cara usual:
―Es código binario, Baek.
Binario.
El binario era simple, pero hermético hasta el punto en que sólo podían entenderlo unas
pocas personas del público general. No sólo eso, sino que también tenía cierto factor de
genialidad que atrajo a Baekhyun. Esbozó una gran sonrisa y le agradeció a Chanyeol, besándolo rápidamente antes de vagar por la librería en busca de algo que le enseñara el arte del código binario.
En sus primeros días juntos como una pareja casada, allá en su pequeño apartamento,
ambos dedicaban los sábados a ver películas. Algunos días veían comedias románticas, y otros, películas dramáticas que dejaban a uno de ellos (la mayoría de las veces, Baekhyun) llorando.
En momentos como ese, Chanyeol lo acariciaba en la cabeza y le decía que no llorara, que no era más que una película y que llorar no cambiaría nada de lo que había pasado. Ante eso, Baekhyun argumentaba y resoplaba, desafiando a Chanyeol al preguntarle si estaba bien o no desear un final diferente. Chanyeol siempre respondía diciéndole que no tenía sentido querer un final diferente porque la película ya estaba hecha y nada podía
cambiarlo ya. Baekhyun procedía entonces a llamarlo bruto insensible, tras lo cual Chanyeol, ignorando aquellas palabras, se inclinaba y besaba a Baekhyun, quitándole las lágrimas inducidas por la película.
Una vez que el primer libro de Baekhyun fue publicado, se sintió finalmente libre. Se sintió como si por fin pudiera ir a visitar a Chanyeol y estar con él, pero junto al suceso que surgió con su publicación, también llegó un horario repleto. La única noche en la que Baekhyun fue a visitar a Chanyeol se la pasaron charlando banalmente. Baekhyun aún le dijo «te amo», y Chanyeol también, pero las palabras ya no tenían esa misma calidez impregnándolas de hace tiempo atrás.
Y cuando hicieron el amor aquella noche hubo necesidad, pero todo el rato se sintió forzado. Los dos lo sintieron. Sintieron la brecha entre ellos. Había un miedo entre ambos
que buscaron llenar haciendo el amor como solían hacerlo, pero no fue de ayuda.
Chanyeol estaba cansado. Baekhyun estaba cansado. Pero aun así se esforzaron por sentir
algo, a pesar de estar ansiando dormir y descansar tras una noche lujuriosa el uno con el otro.
Los juegos de mesa eran algo que solían disfrutar las noches de los viernes. Cuando Chanyeol volvía a casa a eso de las seis, Baekhyun preparaba la cena y elegía algún juego de mesa para jugar. Luego de comer, cepillarse los dientes y un poco de diversión acalorada, tomaban el juego y comenzaban. A veces apostaban. Una vez jugaron Monopoly. Cada vez que Chanyeol compraba alguna propiedad de Baekhyun, éste tenía que quitarse algo. Chanyeol, siendo el experto en negocios, siempre jugaba con tacto y dejaba a su esposo desnudo en los primeros treinta minutos.
Sus noches de juegos de mesa nunca duraban mucho. El chirrido de la cama siempre duraba más que sus juegos. Y cuando terminaban, Chanyeol susurraba «gané». Baekhyun sonreía, lo acercaba hacia él y sacudía su cabeza.
―No, yo gané ―decía, besándolo profundamente―. Eres mío. Por siempre.
―Tengo un evento de autógrafos este fin de semana, Yeol ―dijo Baekhyun, sonriéndole a la cámara.
Chanyeol le devolvió una sonrisa cansada.
―Conque sí. ¿A tu libro le está yendo bien?
Asintiendo, Baekhyun sonrió.
―Sí, está bastante alto en los rankings para nuevos autores. Estoy muy feliz por ello.
―Felicitaciones, Baek.
―Gracias, Yeol. ―Hubo un silencio prolongado que duró un segundo. ―Entonces,
¿vendrás? ¿Por favor?
Chanyeol abrió la boca y titubeó. Sabía que probablemente no podría asistir, así que no estuvo seguro de por qué dijo «claro que sí».
No lo notó, pero la mirada de su esposo se iluminó.
―¡Compra un libro! ¡Lo firmaré para ti! ―bromeó Baekhyun. Luego, bajó la mirada hacia el reloj―. Ah, tengo que irme ahora ―finalizó bostezando.
Chanyeol contuvo también las ganas de bostezar.
―De acuerdo. Adiós.
―Adiós ―dijo Baekhyun, asintiendo―. Oh, ¿vendrás este fin de semana?
―Baek, yo…
Escondiéndose detrás de una sonrisa, Baekhyun le hizo un gesto para restarle importancia.
―¡Está bien! Ya sabía la respuesta, así que no tienes que decir nada. Lo entiendo…
Deberías volver alguna vez, sin embargo. Planté unas flores muy bellas en el jardín.
―Viendo la cara de Chanyeol, Baekhyun supo que su esposo no sabía cómo responder.
Baekhyun levantó el ánimo al sentir que estaba haciéndolo sentir mal, aunque el esfuerzo
se le notó en el rostro. ―Tomaré algunas fotos para ti, ¿de acuerdo?
―De acuerdo.
―Adiós, Chanyeol. Te amo.
Chanyeol se tomó un momento.
―Adiós, Baek.
Baekhyun esperó por el «te amo» que usualmente seguía pero, luego de dos segundos,
asintió y se desconectó. Razonó que tal vez Chanyeol estaba demasiado cansado como para acordarse, demasiado cansado como para recordar esas dos sencillas palabras.
Baekhyun tenía el hábito de tallar en los árboles. Antes, cuando Chanyeol solía tener los fines de semana libres, salían del apartamento e iban al parque. Era allí donde usaba un objeto afilado para grabar sus iniciales en la corteza. Chanyeol se quedaba vigilando, preocupado de que tal vez algún tipo de figura autoritaria arrestara a su esposo caprichoso por dañar un árbol, incluso aunque lo estaba haciendo por amor.
En el evento de autógrafos, una multitud de gente se presentó, pero sin importar cuánto levantara la cabeza Baekhyun, no podía ver a su gigante por ninguna parte. Suponiendo que tal vez se le había hecho un poco tarde, Baekhyun continuó con su día, firmando
alegremente para los fans y visitantes curiosos que estaban interesados en obtener un
libro autografiado por un individuo posiblemente famoso. Mantenía la esperanza y se tomó la promesa de Chanyeol en serio, pero conforme la multitud iba desapareciendo y
Chanyeol seguía sin dejarse ver por ninguna parte, el corazón de Baekhyun se sintió un poco vacío.
Sabía que no debía habérsela tomado en serio. Chanyeol estaba ocupado, él lo entendía.
Pero sabía también que Chanyeol no hacía promesas que sabía que no podría cumplir, y aun así le había dicho que estaría allí.
La siguiente vez que tuvieron una videollamada, Baekhyun no intentó aparentar estar feliz, porque no lo estaba. «Molesto» era el término, pero no quería atacar porque Chanyeol estaba ocupado. Tenía una excusa para no haber ido a un estúpido evento de firma de
libros. Pero no fue un estúpido evento para Baekhyun. Fue el primero, y quería que Chanyeol estuviera ahí, pero no estuvo y eso era todo.
Chanyeol estaba demasiado cansado como para ver qué estaba mal. Se había disculpado, pero el ánimo de Baekhyun no pareció alivianarse a pesar de haber dicho que estaba bien.
Terminó por irritar a Chanyeol, haciéndolo terminar su llamada al poco tiempo y sintiéndose conformes.
Con el éxito vino el estrés. Ya no había tiempo disponible para el ocio. Ya no había tiempo para pasarlo con los seres queridos o para contactarse con amigos. El tiempo no proporcionaba ya momentos íntimos. Proporcionaba la oportunidad para ser productivo en el trabajo.
Cual viejas fotografías, su relación comenzó a cambiar. Como las imágenes gastadas de las fotos que alguna vez fueron brillantes y vívidas, su relación se había vuelto silente y obsoleta. Se habían vuelto extraños en su propio matrimonio, a menudo olvidando los
momentos que solían tener juntos, cuando las cosas eran más simples.
Las llamadas se volvieron menos frecuentes. Los mensajes de texto eran breves. Las visitas eran escasas. Básicamente se habían estancado.

A los dos años y once meses de su endeble matrimonio, Chanyeol se paró en su habitación,
mirando a su perfecto yo en el espejo. Se arregló los puños de la camisa y perfeccionó su cabello. Miró la hora y vio que estaba a horario, pero sin un solo minuto que desperdiciar.
Mas a pesar de su rutina estricta, no pudo evitar sentarse en el borde de su cama, exhalando un profundo suspiro mientras observaba la pared desnuda.
Su corazón se sentía aplastado y le había tomado semanas, tal vez un mes, auto-diagnosticarse su problema: inseguridad. Luchó contra el horrible pensamiento de ya no estar enamorado de su esposo, pero a medida que los días transcurrían, se daba cuenta
de que no podía seguir negándolo.
Se sentía solo, pero Baekhyun estaba muy fuera de su alcance. Chanyeol sabía que aún amaba al autor de cabello castaño, a quien a veces veía en los periódicos u online, pero sabía que no se sentía igual que antes. No habían hecho el amor en meses. Baekhyun
raramente lo visitaba. Las noches de citas nunca ocurrían, porque no eran posibles con sus horarios. De hecho, si Chanyeol se ponía a pensar, veía más a Baekhyun en sus cortas y poco frecuentes videollamadas que en persona.
Volteó la cabeza y miró hacia su cama vacía. Lo extrañaba. Extrañaba la atracción, las
actividades, todo. La distancia era una cosa. La soledad, otra. La falta de comunicación había presagiado el final, pero fue aquel sentimiento de angustia en el corazón de
Chanyeol el que terminó de sentenciar la condena.
A veces, Baekhyun pensaba en seguir con su vida, pero su corazón no se lo permitía. Aún amaba a su gigante, a pesar del hecho de que cada noche iba a casa, a «su» tranquila finca, sólo para recostarse en una cama con un lado frío y desocupado al final. Extrañaba las noches en las que se quedaban despiertos susurrándose cosas. Extrañaba los juegos de
mesa, los árboles y las películas. Lo único que le permitía llegar al final del día eran las fotografías de su álbum de bodas.
Chanyeol estaba obligado a asistir a la fiesta anual de navidad de su compañía, para salvar las apariencias, y tuvo que declinar la oferta de Baekhyun de regresar a su hogar para las fiestas. Como siempre, Baekhyun le había dicho que comprendía y colgó rápidamente después de eso. La falta de argumentos y la actitud pacífica de Baekhyun le molestaban.
Pensó que tal vez, si Baekhyun hubiera luchado un poco más por su tiempo, habría dicho que sí. Pero luego se recordó que no habría podido decir que sí. Estaba ocupado.
Con una relación árida y fría como el clima, Chanyeol siguió adelante. Con un trago en mano y una sonrisa en el rostro, levantó la vista. Fue allí, en la fiesta anual de navidad, cuando conoció a Kyungsoo.
Durante una de las épocas más complicadas en la semana de exámenes de Chanyeol, Baekhyun convenció al compañero de cuarto de éste, Kris, de dejarlo entrar a su habitación una mañana de examen, temprano. Dejó tres de los dulces favoritos de Chanyeol junto a sus libros de texto antes de ponerse en puntas de pie y colocarle gentilmente una nota adhesiva en la cabeza. Con una sonrisa, Baekhyun rió en voz baja antes de volver sobre sus pasos y abandonar en silencio la habitación.
Cuando Chanyeol despertó treinta minutos más tarde con su alarma, lo primero que notó fue el papel pegado a su frente, previniendo que se frotara los ojos. Lo removió, entrecerró sus ojos y observó con detenimiento las letras. Cuando su vista se enfocó, notó que lo que estaba escrito no eran letras, sino ceros y unos.

01000010 01110101 01100101 01101110 01100001 00100000 01110011 01110101
01100101 01110010 01110100 01100101 00100000 01100011 01101111 01101110
00100000 01110100 01110101 01110011 00100000 01100101 01111000 01100001
01101101 01100101 01101110 01100101 01110011 00101100 00100000 01100111
01101001 01100111 01100001 01101110 01110100 01100101 00100001

Los ojos de Chanyeol se dirigieron hacia la parte de abajo del mensaje.
01010100 01100101 00100000 01100001 01101101 01101111 00100001
A pesar de haberse acabado de despertar, Chanyeol se tomó el tiempo de descifrar la nota.
Mientras caminaba hacia su clase aquella mañana, rápida y eficientemente copió los números en su teléfono. Usando un traductor, leyó lo que Baekhyun le había escrito.
¡Buena suerte con tus exámenes, gigante!
Finalmente, tradujo el mensaje más corto del final.
¡Te amo!

10080 •ChanBaek • [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora