Capitulo 4

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  Esa noche, Chanyeol sintió algo tibio trepar a la cama con él. Con los ojos medio abiertos, vio la silueta del cuerpo de Baekhyun parada contra la luz de la luna, quien luego le preguntó, en voz baja:

―¿Puedo dormir contigo esta noche?

Chanyeol debió haber dudado, pero no lo hizo. Apartó su cobertor.

―Ven, métete...

Baekhyun se recostó con lentitud. Mantuvo distancia, miraba hacia otro lado, pero fue Chanyeol quien se acercó a él inesperadamente. No era necesario. Su acuerdo no establecía nada sobre el contacto físico, pero Chanyeol rodeó la cintura de Baekhyun con sus brazos. Él se sorprendió por un segundo, pero luego se acomodó en los fuertes brazos de su esposo, conteniendo las lágrimas mientras intentaba volverse a dormir.




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Pasaron el segundo día cantando. Chanyeol no había tocado la guitarra en mucho tiempo; se sorprendió haciéndolo bastante bien. Falló en un par de notas y no pudo mantener ciertos tempos, pero dentro de todo, Baekhyun aplaudió y le sonrió, elogiándolo por recordar tanto a pesar de haber estado años sin practicar.

Mientras Chanyeol tocaba la guitarra, también cantaba, pero era Baekhyun quien lo hacía la mayor parte del tiempo, o al menos lo intentaba. Su voz se quebraba y no podía llegar tan alto como recordaba Chanyeol. Se veía molesto, pero Chanyeol le daba un golpecito con la rodilla y le sonreía. Continuaban entonces, él cantando la voz principal y Baekhyun volviendo a acompañarlo. A ninguno le molestó el cambio en los roles. Sus voces armonizaban de todas formas.

Cuando el sol se puso y las estrellas aparecieron, Baekhyun llevó una manta afuera e invitó a Chanyeol. En el jardín detrás de la casa, Baekhyun posó la manta en el suelo y, con la ayuda del más alto, la estiraron.

Recostados sobre sus espaldas, yacían en un silencio confortable mientras miraban a las estrellas resplandecer. Cuando Chanyeol comentó cuán raro era ver las estrellas en la ciudad, Baekhyun le mencionó la contaminación lumínica.


―Te impide ver el cielo. Te distrae.

―Me impide ver esto en las noches.

―Sí ―respondió Baekhyun suavemente―. Eso hace.





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Chanyeol no sabía si Baekhyun siempre había sido torpe. La primera vez que el más pequeño tumbó un vaso de agua había parecido un accidente, pero cuando entrecerró los ojos tratando de encontrar otro vaso veinte minutos después, sólo para volverlo a tirar, Chanyeol pudo ver que algo andaba mal.

Cuando se acomodaron en el piso de la sala, preparándose para jugar una serie de juegos de mesa que Luna había traído desde el ático, Chanyeol no pudo evitar preguntar:

―¿Estás bien, Baek?

Levantando una ceja ligeramente interesado, mientras desempolvaba los juegos, Baekhyun musitó:

―Sí, estoy bien.

―Me refiero a tu salud ―aclaró―. ¿Estás seguro de que es solamente un resfrío?

―¿Qué más podría ser? ―Baekhyun se encogió de hombros. ―Estoy cansado todo el tiempo por su culpa.

Chanyeol sentía que había algo más allí, pero no insistió.


―Veo que a veces tomas remedios ―murmuró―. ¿Son para el resfrío también?

Baekhyun se detuvo después de quitarle la tapa al juego de Monopoly.

―Sí... Son para mi resfrío. A veces me dan migrañas.

Chanyeol frunció los labios y dijo:

―Tal vez deberías volver a ver a un doctor.

―Tal vez.

La atmósfera estaba tensa, pero en cuanto el juego comenzó, se alivianó. No hicieron apuestas. Ninguno prometió quitarse la ropa por cada propiedad perdida, pero las risas y los insultos en broma fueron todos reales, no fingidos.





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La cuarta noche, se acurrucaron juntos bajo una manta en el sofá de la sala. Los dos ―junto con Luna, quien se sentaba en el suelo― vieron Titanic, una de las películas favoritas de Baekhyun. Chanyeol sabía que Baekhyun estaría llorando efusivamente al final pero, para su sorpresa, el cauteloso chico, quien estaba demasiado cansado para siquiera mantenerse despierto pasadas las diez, se durmió apoyado sobre su hombro.

Lucía en paz incluso en la oscuridad, con sólo la luz de la televisión iluminándole el rostro. Chanyeol se fijó en eso. Decidiendo que no valía la pena despertar a Baekhyun solamente por estar durmiendo de esa forma, se levantó del sofá y lo alzó en brazos.

Luna se puso de pie para tratar de ayudar, y caminó justo detrás de Chanyeol hasta que éste acostó a Baekhyun en su cama. Tras quitarle los zapatos y envolverlo en las mantas hasta cubrir el cuerpo fatigado del muchacho, Chanyeol se volteó y encaró a Luna, quien estaba viendo todo lo que hacía.


―¿Siempre está así de cansado?

Hubo un silencio.

―No siempre ―respondió.

Chanyeol volvió a mirar al durmiente Baekhyun y suspiró.

―Me dijo que ha estado con un resfrío...

―Un resfrío... ―murmuró Luna.

―Dile que busque atención médica si empeora.

Luna intentó empezar a hablar, pero no pudo encontrar las palabras. Bajó sus hombros y asintió.

―Le diré.

Permaneció allí unos minutos más antes de darse cuenta de que Chanyeol quería estar solo con Baekhyun. Se retiró de la habitación.

Cuando Luna se hubo ido, la mirada de Chanyeol se dirigió completamente hacia su esposo. Movió su mano, apartó el cabello del rostro de Baekhyun y, mientras tocaba los mechones, notó cómo se sentían. No estaban tan sedosos o brillantes como solían estar, o al menos como él los recordaba. Chanyeol no sabía qué pensar. En su mente, imaginó que tal vez fuera por el estrés. Cuando miró por sobre su hombro, vio la portátil que Baekhyun había abierto y enchufado.

Terminó deduciendo que debía ser estrés por haber estado trabajando tan duro en otro libro. Se inclinó. Titubeó al comienzo, pero se entregó a su deseo. Besó la frente de Baekhyun y permitió que sus labios permanecieran un momento por encima del frágil hombre antes de retroceder y salir de la habitación.



10080 •ChanBaek • [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora