Cicatrices del Pasado

Capítulo 4

Irritante. La única palabra con la que puedo describir este día; muy irritante. Las clases son largas, los profesores pesados y la materia aburrida (¿quién pondría la norma de que no se puede dormir en clase?).

 A la hora de la salida Paula me pregunta si quiero quedar con ellos esta tarde. Dicen que van a ir a dar una vuelta por la playa. Le contesto que sí, ya que no tengo otra cosa que hacer y este sol durará poco.

Al llegar a casa lo primero que hago es tirar la mochila e ir hasta la cocina. Ayer no cene, así que me muero de hambre. Veo una nota de mi madre:

“Hoy llegaré tarde del trabajo. Richard volverá sobre las seis, tenéis la cena en la nevera.

Que sepas que no se me pasa tu comportamiento de ayer, tenemos que hablar.

Besos, María.”

Ya, pues lo lleva claro. Arrugo la nota, la tiro a la basura y me hago la comida.

El hecho de que me pelease con ella, me fugase de casa y volviese empapada tampoco es para tanto... ¿o sí? Decido echarme una siesta hasta las cinco para que me dé tiempo a prepararme, ya que hemos quedado a las seis.

Cuando me despierto son las cinco y media... ¡Mierda! Me he dormido. Por algo te llaman marmota... Cierto. Mi gente más cercana me lo solía llamar, porque podría pasarme el invierno entero durmiendo sin problema. O todos los días de clase. Empiezo a maldecir al despertador y me visto con lo primero que pillo en el armario. Cojo lo necesario y salgo corriendo de casa. Me dijeron que en un muelle, y que yo sepa sólo hay uno en la ciudad: en el que tuve el pequeño "incidente". Genial.

Voy corriendo y al final llego con quince minutos de retraso.

- Lo siento- me disculpo al llegar.                                                                              

- Creíamos que ya no venías- dice Paula dándome dos besos.

- Me quedé dormida.

Sentados en el muelle están Paula, Mia, Kaira, Eric... Y dos chicos que no conozco. Hay dos motos aparcadas al lado del muelle y un BMV rojo, en el que está uno de los chicos apoyado fumando. Los dos se levantan, y me doy cuenta de que sí conozco a uno de ellos. Le conocí ayer, de hecho. Se gira y al verme parece tan sorprendido como yo. Me quedo parada... Es muy guapo. Pelo negro, ojos que son una mezcla entre azul oscuro y gris, alto, fuerte... Mantenemos la mirada hasta que Paula nos interrumpe.

- Estos son Daniel y Ethan.

- Un placer- dice un chico rubio de ojos avellana, Daniel.

- Lo mismo digo.

Al ver como Ethan y yo nos miramos, Paula dice:

- ¿Ya os conocéis?

- Oh, sí. Esta amiga vuestra casi me abre la cabeza ayer- dice Ethan dándole una calada a su cigarro. El potencial de su voz me deja atontada.

- No fue a propósito. Tú me empapaste, así que estamos en paz.

- ¿Qué dices? ¡Elisabeth, no nos habías contado nada!

- Tampoco hay mucho que contar... 

- Claro, claro... ¿Nos vamos ya?- dice Kaira, que parece irritada.

- Vale. ¿De quién son las motos?

- De Daniel y mía- dice Eric-. ¿Quieres subir?

- Ni de coña- digo.